Agua de los Loros es mucho más que un punto de paso en el camino hacia Cachi: es un lugar donde la tierra y la cultura se funden en cada producto. Allí, en “La Ventanita”, como bautizaron los visitantes al puesto de Nancy, se despliega un universo de colores, aromas y sabores que evocan la riqueza de los valles calchaquíes.
El pimentón, orgullo de la región
El pimentón es el gran protagonista. “Primero va al almácigo, luego al cultivo, la cosecha, y después se seca en hornos o secaderos durante 15 o 20 días, según el clima”, explica Nancy, mientras exhibe las variedades: natural y dulce, ahumado de color intenso, y paprika con un toque picante. Los precios son accesibles: las bolsitas pequeñas se venden desde $500, mientras que los paquetes medianos cuestan $1.000 y los más grandes, $2.000, pensados para quienes llevan para compartir o abastecerse para todo el año.
La harina de vino y sus propiedades
Entre bolsas de comino, orégano y tomate disecado, aparece un producto cada vez más buscado: la harina de vino. Con múltiples beneficios antioxidantes, buena para la vista y la memoria, y aliada en tratamientos preventivos, la harina de vino se ha convertido en un imán para compradores de todo el país. Dependiendo de la cantidad, los precios oscilan entre $1.000 y $2.000. “Tengo clientes que vienen desde Mar del Plata, Buenos Aires y Mendoza solo a llevar harina de vino”, contó Nancy.
El secreto mejor guardado: los yuyos afrodisíacos
Si algo despierta curiosidad en los visitantes son los yuyos ancestrales. El muña muña, conocido como el “yuyo del amor”, es el más famoso, utilizado para la circulación de la sangre, los várices y la próstata. A su lado aparece el rompecatre, mezcla poderosa de cuatro plantas locales muña muña, bailabuena, cola de quirquincho y mil hombres, recomendada para revitalizar el cuerpo. Su precio ronda los $2.000 por paquete, ya que se utiliza en pequeñas cantidades debido a su intensidad. La bailabuena, por su parte, es buscada entre las mujeres y también se vende en frascos de la misma franja de valor.
Muña muña, uno de los yuyos ancestrales
Naturaleza y mística en cada infusión
Estos yuyos no son solo afrodisíacos, también forman parte de un legado medicinal transmitido de generación en generación. Muchos se toman en té, sin azúcar, o se agregan al mate. Otros se presentan en caramelos, como la chachacoma, ideal para aliviar la presión en las alturas. “Todo natural, sin químicos, tal como lo usaban nuestros abuelos”, aseguró Nancy, convencida de que la clave está en mantener viva la conexión con la tierra.
Un motor de identidad y economía
Cada visita al puesto se convierte en un viaje cultural. No solo por la posibilidad de llevarse un aderezo o un condimento, sino porque cada producto viene cargado de historia, tradición e identidad. En Agua de los Loros, el pimentón y los yuyos afrodisíacos son símbolos de comunidad, motores económicos y herencias vivas que, como dice Nancy, “no llevan químicos ni artificios, solo la fuerza de la tierra y el trabajo de nuestra gente”.