Ya lo decía Vinícius de Moraes, los amores son eternos mientras duran. Y el de Nicole Kidman y Keith Urban parecía inquebrantable. Hasta que llegó su fin, ese The end con el que terminaban las películas del Hollywood dorado. Su historia de amor tiene mérito en los tiempos que corren y especialmente entre las estrellas de su tamaño, más propensas a colisionar pronto y generar una supernova de rumores que alimenta durante días la prensa rosa, como así ha sucedido.
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