En los años sesenta, cuando el turismo en Platja d’Aro no había cogido el vuelo que tendría años más tarde, el arquitecto y urbanista milanés, Vincenzo Carmenati, con proyectos en la Costa Brava, entre otros la mítica discoteca Maddox con sus luces psicodélicas o la piramidal Kamel, entre otras edificaciones, proponía a las autoridades locales conceder unos premios como los que cada año se otorgaban en la ciudad italiana de Verona, coincidiendo con el día de los enamorados.

El que fue alcalde de Platja d’Aro Jaon Cargol recibiendo a los participantes en la edición de 1965
Ayuntamiento de Platja d’Aro/Archivo Municipal (Autor desconocido)
Los Premios Zucchi eran unos galardones que se dieron a personalidades, entre otros a la viuda de Martin Luther King, Coretta Scott King, o a la cantante y bailarina Joséphine Baker y que al mismo tiempo ayudaban a promocionar el municipio de Romeo y Julieta, que aquellos años todavía no tenía el empuje actual.
En 1975, ‘El amor se cita en Playa de Aro’ recibía 10.000 solicitudes gracias al altavoz de la pirata Radio Mi Amigo
El entonces alcalde Joan Cargol le compró en parte la idea a Carmenati: promocionar turísticamente el municipio que aquella misma década había cambiado su nombre oficial (de Fanals d’Aro a Platja d’Aro, considerado más comercial, y la capitalidad del municipio, de Castell d’Aro a Platja d’Aro) le pareció bien. Pero, en lugar de dar unos premios, harían un concurso dirigido a parejas recién casadas, que podrían disfrutar de una semana con todos los gastos pagados para conocer el pueblo y el entorno.
La primera edición de aquel sorteo, bautizado con el nombre de El amor se cita en Playa de Aro , celebrado en septiembre de 1964 ante notario, contó con 35 parejas agraciadas. Dos años más tarde el sorteo ampliaba su fórmula y, a las 35 parejas de novios, se añadieron también 25 matrimonios que celebraban las bodas de plata. La bola ya se había hecho grande y los primeros años la media de peticiones llegaba a las 500, procedentes de varios países europeos y España.

Grupo de participantes de la campaña ‘El amor se cita en Playa de Aro, en el Ayuntamiento con el alcalde Joan Cargol (con corbata negra), en 1967.
Ajuntament de Platja d’Aro/Arxiu Municipal (Autor desconocido)
La ruta de los enamorados en el sorteo incluía excursiones diversas: un crucero marítimo hasta Llafranc, la visita de Besalú, de Girona, del estany Banyoles pero también a la Catedral de Barcelona, al Poble Espanyol o incluso a Montserrat, aparte de bailes y comidas en tabernas y restaurantes de la zona.
La estancia de una semana con todos los gastos pagados incluía excursiones a Girona, Besalú, Barcelona o Montserrat
El boom llegó en 1975, la última edición del sorteo, con la instalación al municipio de una de las emisoras piratas de Europa, Radio Mi Amigo, que se emitía desde un barco y que se convirtió en un potente altavoz que permitió llegar a las 10.000 peticiones aquel año por toda Europa.

Pareja participante bailando en un local en 1967, tres años después del arranque del concurso.
Ayuntamiento de Platja d’Aro/Archivo Municipal (Autor desconocido)
El empresario hotelero Jordi Comas, hombre de gran visión turística, y que entonces era primer teniente de alcalde, tuvo un papel destacado en esta última etapa. Enseguida vio que aquella radio belga con cinco millones de oyentes y que durante cuatro años se instaló delante de la costa de Platja d’Aro ayudaría a difundir la imagen el municipio por todas partes y estableció contacto con su propietario.
Una calle Playa de Aro en Italia
En el municipio de Bolca
La relación que empezaron a establecer Verona, Teruel y Platja d’Aro en los años sesenta del siglo pasado es visible en el nomenclátor: en Platja d’Aro se inauguró en el año 1967 la avenida Verona-Teruel; la ciudad aragonesa cuenta desde el año 1971 con la plaza Playa de Aro en su toponimia y desde hace pocos días el núcleo de Bolca, que pertenece al municipio veronés de Vestenanova, ha registrado de forma oficial la vía Playa de Aro. No es una calle cualquiera. Es la vía que conduce a uno los yacimientos paleontológicos más importantes del mundo, que aspira a ser Patrimonio de la Unesco.
Dice Emanuela Carmenati, hija del impulsor de la campaña, curadora del archivo Carmenati y vicecónsul honoraria de Italia en Girona qué “ Platja d’Aro tarde o temprano habría sido un lugar turístico”, pero el trabajo de aquella campaña promovida por su padre, el Ayuntamiento y los hoteleros, fue la solución y contribuyó a que diera el salto turístico. También ayudó a ello la prensa internacional que generó un gran efecto multiplicador de visitantes.
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La génesis de aquella primera campaña publicitaria de este municipio se explica en la exposición que la delegación de la Cámara de Comercio Italiana en Girona y el archivo Carmenati han organizado en Platja d’Aro. En la muestra, se recogen fotografías, recortes de prensa y numerosa documentación de aquella época y también de la relación que se tejió con dos municipios que también tienen el amor como leitmotiv, como Verona y Teruel.