En una jornada repleta de maniobras, las agrupaciones radicales y peronistas sacaron a relucir los peores rasgos de la burocracia estudiantil. Los exsecretarios por la Franja Morada del centro de estudiantes, quienes rompieron con esta organización y fundaron la agrupación Itec -cambiando de apariencia, pero no de tradición política-, convocaron a una «asamblea extraordinaria» para votar un proyecto de estatuto a espaldas del conjunto de las y los estudiantes, contando con el apoyo de la agrupación aliada al rectorado.
La necesidad de una reforma estatutaria es innegable. Sin embargo, no puede llevarse a cabo de forma antidemocrática ni burocrática, como sucedió el 4 de septiembre. Desde En Clave Roja planteamos que se incentive la participación genuina de las y los estudiantes, colocando urnas en ambas sedes para que se depositen propuestas, convocando a reuniones o asambleas semanales para debatirlas y realizando una amplia difusión a través de recorridas por los cursos y convocatorias en redes sociales para alcanzar a la mayoría del estudiantado. La disputa de la caja del CEIT -con los recursos provenientes del buffet, la fotocopiadora y la librería- empujó al resto de las agrupaciones a acelerar este proceso con tal de beneficiarse. Al no dar espacio para el debate, se pierden iniciativas como podría ser -además de obligar a la conducción del centro a publicar los balances- establecer el sorteo de los puestos de trabajo garantizando derechos, para evitar todo rédito individual de las agrupaciones con un servicio que pertenece al conjunto de las y los estudiantes.
Esta práctica de ubicarse por encima de las y los representados es la misma que se replica al momento de tomar decisiones en los departamentos, consejos y asambleas institucionales. De esta misma forma se deciden los contenidos de las carreras que estudiamos, dejando de lado las necesidades sociales del pueblo trabajador para priorizar los intereses de las principales empresas -que luego financian recíprocamente a las agrupaciones oficialistas-, o también se cierran convenios con corporaciones u organismos gubernamentales para hacer negociados como ya denunciamos previamente.
Por si fuera poco, cuando la universidad pública sufre «el ajuste más grande de la historia» y la caída del poder adquisitivo docente, alcanzando un 31,4% (medida entre noviembre del 2023 y julio del 2025), no formó parte de la discusión cómo el centro de estudiantes puede organizar la resistencia frente al gobierno de Milei, que actualmente atraviesa su peor momento. La derrota electoral en la Provincia de Buenos Aires, la crisis económica, los escándalos de corrupción y las votaciones adversas en el Congreso -a raíz de que sectores del peronismo y de la «oposición» dejan de garantizar la gobernabilidad- ponen a la administración libertaria contra las cuerdas. Mientras tanto, desde hace años los estudiantes tienen que organizarse en asambleas autoconvocadas junto a docentes y no docentes para llevar a cabo acciones en defensa de la educación pública.
Tampoco se mencionó la complicidad de la Franja Morada -actual conducción del CEIT- para desmovilizar, desmoralizar y aislar al movimiento estudiantil. No hay que olvidarse que, a través de sus legisladores, la UCR blindó el veto al financiamiento universitario y al aumento de las jubilaciones, votó la «Ley Bases» y el endeudamiento con el FMI. Una reforma del estatuto debería plantear el imperativo de ubicarse en las antípodas de esta organización, buscando confluir con los sectores que se encuentran en lucha como las y los jubilados, trabajadores de la salud y de la industria, por mencionar algunos ejemplos de resistencia, que no dan el brazo a torcer y muestran su disposición a enfrentar las medidas del gobierno. El colectivo de discapacidad a través de la movilización logró frenar por primera vez un veto de Javier Milei. Este miércoles 17 de septiembre, el movimiento estudiantil junto a las y los médicos, y enfermeros del hospital Garrahan tienen en sus manos la posibilidad de derrotar los vetos más recientes de un gobierno corrupto y debilitado, para asestar un duro golpe al plan de ajuste dictado por el FMI. Para garantizar una movilización masiva y fortalecer a los sectores en lucha, exijamos que la CGT rompa la tregua y convoque a un gran paro general.