Cuando se piensa en la comida rápida en EE.UU., es común que la mente viaje hacia Nueva York, Los Ángeles o Chicago. Sin embargo, un reciente análisis de la Auguste Escoffier School of Culinary Arts reveló un dato sorprendente: el estado de Maryland, conocido por sus icónicos crab cakes y su condimento Old Bay Seasoning, encabeza la lista de los mayores consumidores de fast food en todo el país.
Este pequeño estado, con una población que supera los 6 millones de habitantes, se alza inesperadamente como la capital nacional del sector. El estudio, citado por medios como Food Republic, basó sus hallazgos en un examen detallado de diversos factores.
Se analizó la cantidad de establecimientos de comida rápida por cada 100.000 habitantes, la proporción de estos locales en relación con la oferta gastronómica total y el porcentaje del presupuesto alimenticio que los residentes destinan a esta categoría de alimentos.

La conclusión es contundente: un 48% de todos los restaurantes en Maryland son de comida rápida, la proporción más alta a nivel nacional. Esto contrasta con el promedio del país, que cuenta con 211 restaurantes por cada 100.000 personas, una cifra a la que Maryland no llega, registrando solo 187.
La paradoja de la oferta gastronómica
La razón detrás de este liderazgo no reside en una simple preferencia cultural, sino en un fenómeno más complejo: una notable falta de diversidad en la oferta culinaria. Aunque la alta cocina y los mariscos frescos tienen su lugar, el día a día de la población se ve dominado por las grandes franquicias.
Cadenas como Subway, McDonald’s, Dunkin’ Donuts y Starbucks tienen una presencia masiva, con cientos de locales operativos que se han expandido agresivamente en la región. Esta estrategia de expansión intensiva por parte de los gigantes del sector ha moldeado de forma decisiva los hábitos de consumo de los habitantes.
Esta saturación de las marcas más populares contrasta con la escasa presencia de otras cadenas nacionales y, a su vez, limita el espacio para opciones culinarias más variadas. Los habitantes de Maryland, en consecuencia, se ven casi forzados a recurrir a las opciones de comida rápida, un patrón de consumo que se ha consolidado por la falta de alternativas.

Un negocio que va más allá de las grandes marcas
- Cadenas regionales: a pesar del dominio de las grandes franquicias, Maryland es hogar de varias cadenas regionales con una fuerte influencia de inmigrantes. Un ejemplo destacado es Ledo Pizza, que popularizó su propio estilo de pizza, y Moby Dick House of Kabob, una cadena de influencia persa que ha logrado establecerse con éxito.
- Emprendimientos gastronómicos: el estudio destaca el crecimiento de emprendimientos como Cava, una cadena de estilo casual mediterráneo que, aunque aún no figura entre las diez primeras, comenzó en Rockville, Maryland, y ya cuenta con más de 20 locales en el estado.
- Reputación versus realidad: el informe de la Auguste Escoffier School of Culinary Arts pone de manifiesto una paradoja. Si bien Maryland tiene una bien ganada reputación por su alta cocina y sus mariscos, su realidad alimenticia cotidiana se inclina de manera abrumadora hacia el fast food.
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