En cualquier ambiente de trabajo la comunicación es clave, pero no siempre lo que decimos se recibe como lo imaginamos. Algunas frases puede sonar respetuosa en nuestra cabeza y, sin embargo, ser interpretada por el otro como condescendiente o incluso maleducada. Esto genera roces innecesarios y desgasta el vínculo con los compañeros.
Muchas veces estas expresiones no se dicen con mala intención, sino desde la costumbre o el apuro. Sin embargo, su efecto puede ser fuerte: hacen sentir al otro poco valorado o tratado como alguien con menor capacidad. Ese malestar termina afectando la confianza y el clima de trabajo.
La inteligencia emocional cumple un rol central en este punto. Reconocer las emociones propias y ajenas, frenar antes de responder y elegir las palabras con cuidado ayuda a evitar choques. Ser consciente de cómo hablamos es tan importante como el contenido del mensaje que queremos transmitir.

Especialistas en psicología y coaching laboral advierten que estas frases suelen reflejar frustraciones internas o formas aprendidas en contextos anteriores. Cambiar la manera de expresarnos no solo evita conflictos: también muestra respeto, apertura y disposición a construir un mejor equipo de trabajo.
Frases en el trabajo que conviene evitar
“Lamento que te sientas así”, es una de las frases más usadas por jefes en oficinas y reuniones. Aunque parezca empática, lo cierto es que puede sonar distante y vacío de compromiso. Como explica la psicóloga Tessa West, carece de lenguaje que demuestre un interés real en profundizar sobre la emoción del otro. Para ser auténtica, debe ir acompañada de escucha activa.
Otra frase frecuente es “Ya lo intentamos y no funcionó”. Con ella, se cierran puertas sin dar lugar al análisis. Puede desalentar a quien aporta una idea nueva y transmitir soberbia. La especialista Becca Carnahan sugiere un giro más constructivo: explicar qué se probó antes y abrir el diálogo a cómo se podría aplicar de otra forma. Así se promueve la innovación sin descartar a nadie.

El clásico “Ya lo entenderás cuando lleves más tiempo” también aparece seguido en los entornos laborales. El problema es que menosprecia al interlocutor por su antigüedad, no por su capacidad real. Una persona que pregunta demuestra interés en aprender. Responder de ese modo refuerza jerarquías rígidas y estereotipos que no tienen lugar en una cultura laboral moderna.
Frases que suenan maleducadas en el trabajo: cómo reemplazarlas
Cambiar estas frases por expresiones más respetuosas es un ejercicio de conciencia y práctica. En vez de “lamento que te sientas así”, se puede optar por “me importa lo que sentís, ¿querés contarme más?”.
En lugar de “ya lo intentamos”, probar con “lo habíamos trabajado antes, pero tal vez esta vez pueda funcionar de otro modo, contame más”. Y si surge la tentación de decir “ya lo entenderás”, es mejor aportar la información directamente.
Estas modificaciones no buscan suavizar todo al extremo ni eliminar la sinceridad. Se trata de transmitir lo mismo pero con una carga positiva que fomente la colaboración y el respeto mutuo. El impacto es claro: mejora el clima de trabajo y refuerza la confianza en el equipo.