La Legislatura porteña aprobó este jueves la declaración del lunfardo como “Bien Integrante del Patrimonio Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”. La iniciativa, impulsada por la Academia Porteña del Lunfardo y el diputado Juan Manuel Valdés, reconoce al histórico argot rioplatense como una de las expresiones vivas más representativas de la identidad porteña y nacional.
La medida fue votada casi por unanimidad en el recinto, con un único voto en contra, y se enmarca en la Ley 1227, que protege las manifestaciones culturales intangibles de valor histórico, artístico y lingüístico. “Estamos felices y conmovidos”, expresó Ema Cibotti, presidenta de la Academia Porteña del Lunfardo (APL), al destacar que el reconocimiento garantiza su salvaguarda y preservación.
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El proyecto había sido presentado en noviembre de 2024 y contó con el trabajo del profesor y escritor Oscar Conde, referente en los estudios sobre lunfardo, y el apoyo de académicos como Alejandro Vaccaro.
El lunfardo surgió a fines del siglo XIX entre las clases populares de Buenos Aires, moldeado por la llegada masiva de inmigrantes europeos. Palabras italianas como laburar o capo, españolas como gil o guita, portuguesas como chumbo y hasta términos de lenguas africanas como quilombo se mezclaron para dar vida a un vocabulario que pronto se expandió al tango, a la literatura y al habla cotidiana.
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Según Conde, el lunfardo debe entenderse como un repertorio simbólico que expresa sentimientos, rebeldía y pertenencia. “Es un vocabulario alternativo que enriquece la lengua y que revela una cosmovisión propia de los porteños”, sostuvo.
Si bien su origen está ligado al Río de la Plata, desde la década de 1970 el lunfardo pasó a formar parte de la identidad cultural argentina en su conjunto. Su difusión, remarcan los especialistas, no se mide tanto por la cantidad de personas que lo emplean activamente sino por el número de quienes lo comprenden.
Con esta declaración patrimonial, el lunfardo podrá acceder a programas de estímulo para su preservación, documentación y enseñanza. Desde 1962, la Academia Porteña del Lunfardo se dedica a investigar y difundir este universo lingüístico que hoy recibe un nuevo respaldo institucional.
“La Legislatura no solo protege una forma de hablar, sino también una forma de sentir y entender la realidad que nos identifica”, concluyó Cibotti tras la votación.