
Tras casi 28 años en el rol, el doctor Jorge Troncoso dejó de ser titular del Juzgado de Faltas Nº1 del distrito. “Experimento sensaciones encontradas, porque las emociones también son dinámicas”, expresó esta semana, al dejar el cargo, luego de que se lo intimara a presentarse en el área municipal de Recursos Humanos para iniciar su trámite jubilatorio, que de otra forma podría iniciarse ‘de oficio’.
El modo en que se llevó adelante el procedimiento, confesó, no fue agradable. “Realmente no estuvo bueno esto de avanzar en una ‘intimación’. En todo caso se me tiene que notificar, a mí y a mis compañeras y compañeros. ¿Por qué me vas a intimar si yo no estoy incumpliendo nada? No es una cuestión menor de forma, es algo más importante. Yo lo hablé con el director de Recursos Humanos”, expuso. “No me asustó ni me quitó el sueño, pero remarqué que esas ‘formas’ suelen tocan la fibra íntima de la gente”, describió.
La razón por las que fue emplazado a dejar el cargo, deduce, está asociada a su edad. “Uno empieza a indagar y la respuesta es que llegué a la edad jubilatoria. Fue llamativo y me sorprendió, como a mis compañeros. ¿Podía llegar? Sí. ¿Estaba preparado para esto? Nunca. Al menos yo no. ¿Cuál fue mi reacción? Bastante buena. ¿Deseaba esto? No. ¿Llegó? Sí. ¿Lo acato? Por supuesto”, confirmó, prefiriendo no analizar cualquier potencial ‘trasfondo político’. “No creo que se trate de eso; ni me lo puse a pensar. No hago elucubraciones. Dicho con mucho respeto, no me quiero detener en algo que a mí no me va a traer ninguna solución. Lo que me interesa es que se mantenga una estructura de trabajo hecha por todas y todos los que integramos el Juzgado”, enunció al respecto.
La ‘humanización’ del procedimiento
A la hora de describir en pocas palabras la impronta que intentó dar a su gestión en el Juzgado, Troncoso manifestó que se mantuvo siempre en la vereda opuesta a la de una lógica ‘meramente recaudatoria’. “Soy un absoluto defensor de la humanización en procedimientos ligados a Faltas. Jamás los juzgados pueden convertirse en cajas recaudadoras. Estamos para atender a la persona que circunstancialmente llega al juzgado”, observó. “Si cometiste una falta relacionada por ejemplo con la ley de alcoholemia, sistemáticamente se aplica una multa y una inhabilitación para conducir que puede llegar hasta los 18 meses, pero eso no significa olvidar que estamos ante una persona. El procedimiento debe ser justo, pedagógico y debe enseñar que es mejor respetar la ley que violarla”, expresó.

En la misma línea, se refirió a polémicas que oportunamente se registraron en torno a la aplicación de ‘fotomultas’ y a la condonación de sanciones. “Habría que preguntarse por qué se han sacado ciertas ordenanzas de condonación desde la época de Stangatti hasta la fecha. Son ordenanzas legales, legítimas. Si por aplicarlas se me cuestionó, que así sea. A mí eso me enaltece. Lo sostengo: el Juzgado de Faltas debe acompañar políticas públicas que hagan de Berisso una ciudad más vivible”, aseveró.
Su relación con el intendente Cagliardi, mencionó por otra parte, se mantuvo siempre en los cánones que deben guiar el vínculo entre servidores públicos. “Todas las veces que hablé con el señor Intendente fue muy receptivo. De mi jubilación no hablé en absoluto, porque creo que es una orden ejecutiva. La política tiene sus razones: toda decisión de un intendente es política, así como los fallos de los juzgados son actos de gobierno. En este caso, el Ejecutivo eligió esta manera y yo no opino al respecto”, subrayó.
Cabe mencionar que la titularidad de este tipo de juzgado se define en territorio comunal. “La ley establece que la designación es a propuesta del Ejecutivo con aprobación del Concejo Deliberante. Se sanciona una Ordenanza, se promulga y se publica. A partir de ahí, entra en vigencia. Es un procedimiento legal y legítimo. En cuanto a la jubilación, está atada al régimen del municipio, no al régimen judicial provincial”, detalló Troncoso.
Finalmente, valoró el trabajo en equipo que procuró llevar adelante mientras estuvo al frente del Juzgado. “Quiero destacar a mis compañeras y compañeros. Trabajamos con las puertas abiertas y las ventanas abiertas, literalmente, y estamos en planta baja. Ese estilo de atención hizo que la gente común nos pare en la calle y nos pregunte. Eso es lo que vale. La vida continúa y ojalá el Juzgado 1 mantenga la impronta de solidaridad y cercanía que supimos darle”, expresó como deseo de cara al futuro.
“La vida no es una foto, no es una instantánea, es dinámica. Suceden cosas que no dependen de uno y este es el caso. Me asumo imperfecto, con aciertos y errores, pero convencido de que siempre intenté humanizar la justicia de faltas. Eso me enorgullece y me lo llevo como la mayor satisfacción de estos 28 años de trabajo”, concluyó.