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lunes, septiembre 15, 2025

Exportar cerezas desde la Patagonia: las claves para competir con Chile

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La temporada pasada, la Argentina rompió su récord de exportación de cerezas, pero debió competir con la sobreoferta de la cerezas chilenas, que comercializó un volumen 80 veces superior. Cómo se está presentando esta temporada, qué estrategias desarrollan las empresas argentinas para no morir en el intento y la indiferencia oficial frente a los problemas de competitividad interna de la fruticultura fueron algunos de los temas que abordó Aníbal Caminiti, gerente de la Cámara Argentina de Productores de Cerezas Integrados (CAPCI), que abarca al 98,5% de los productores, empacadores y exportadores de cereza de las provincias de Mendoza, Río Negro, Neuquén, Chubut y Santa Cruz.

-¿Cómo vienen la floración y el cuajado de las cerezas para esta temporada?

-Hasta el momento, tenemos un adelanto de la temporada bastante marcado, por encima de la media de los últimos seis años. Se dio algo atípico en la segunda quincena de agosto, que suele ser fresca y con heladas: hubo una prematura acumulación de temperaturas por encima de los 10 °C, que le permite a los cultivos expresar los primeros cambios fenológicos. Hoy ya estamos en plena floración en Chimpay, Río Negro, con variedades de mediano término como Lapins y Bing, y en las variedades tempranas ya están cayéndose los pétalos y empezando a verse el cuajado de los frutos. Si acompaña el clima como hasta ahora, va a ser posible anticipar la cosecha, que para nuestra región es una ventaja muy importante. Ahora, si en los próximos días tenemos un frente frío, o procesos de helada, todo esto se ralentiza. No podemos garantizar si va a ser una temporada temprana o no mientras no lleguemos a la maduración.

-¿Y los pronósticos climáticos qué plantean?

-En los pronósticos extendidos, se ve que podemos tener episodios de lluvia que también pueden afectar la calidad de la fruta y los rendimientos. También puede haber otros episodios estresantes, de viento, tormenta, granizo. Pero hasta ahora, la temporada viene muy bien.

-¿Se podría volver a esperar una temporada récord?

-Si el clima acompaña, seguramente la Argentina va a tener de nuevo un 8 a 12% de incremento interanual del saldo exportable, como viene ocurriendo en los últimos diez años, básicamente relacionado con la eficiencia del manejo productivo.

-¿Cómo es la dinámica del comercio internacional de cerezas?

-La cereza es una de las pocas frutas que no tienen oferta todo el año. Cuando termina la producción del Hemisferio Norte, a principios de agosto como mucho, el mundo se queda sin cerezas un par de meses hasta que aparece la oferta del Hemisferio Sur. Lo más temprano lo ofrece Sudáfrica, alrededor de la segunda semana de octubre, con muy poco volumen, y ya en la tercera semana aparecen la Argentina y Chile. Esta oferta tiene su pico en diciembre y enero, y luego va decayendo. La Argentina hace los últimos envíos aéreos en marzo, y algunos envíos diferidos en barco a fines de febrero, que, dependiendo de adónde vayan, pueden llegar en marzo o abril. En abril ya aparece la producción bajo cubierta de China, y en mayo la producción bajo cubierta de Europa, sobre todo de España, con valores altos.

-¿De dónde proviene la oferta argentina en cada momento?

-A partir del 20 de octubre arranca en Mendoza y en Chimpay. Río Negro y Neuquén, que aportan el grueso de la producción, deben tratar de cosechar lo más temprano posible, antes del 10-15 de diciembre, que es cuando empiezan a llegar los buques chilenos a los mercados y el precio cambia radicalmente. La temporada termina con las cerezas de Los Antiguos, en Santa Cruz. El valle productivo de Los Antiguos tiene la misma fecha de cosecha que Chile Chico, la localidad que está a la par del lado chileno. Pero a 20 km, más en la estepa, fuera de la zona de regadío, sobre la costa del lago Buenos Aires, hay producciones que permiten salir 15 a 20 días más tarde todavía.

Escala para producir cerezas

-¿Este es un negocio de escala o también el productor chico puede participar?

-Hay que tener cierta escala para poder afrontar una inversión como la de la máquina de clasificación y empaque. Pero dentro de las exportadoras que integran la CAPCI hay cooperativas de productores. En Los Antiguos los productores tienen 2, 3, 4 hectáreas promedio, son chicos, y concentran todo en un empaque y hacen en conjunto la comercialización. Lo mismo ocurre con otra cooperativa en Gaiman, Chubut, aunque son productores un poco más grandes, de 10, 12 hectáreas cada uno. En Neuquén existe un empaque que recibe fruta, y hay un par en Mendoza, pero no es lo habitual. Para la cereza, por lo delicada que es, lo ideal es una producción integrada, porque lo importante es producir una fruta homogénea, que se pueda embalar y comercializar en a lo sumo 2, 3 días. Se cosecha manualmente, no se puede stockear. Si tiene mucha heterogeneidad, que es lo que le pasa a Chile, no se puede manejar la alta calidad. Nosotros, al ser más chicos y productores integrados, tenemos la ventaja de poder manejar mucho la calidad hasta la comercialización.

cerezas Los Antiguos

En Los Antiguos los productores tienen 2, 3, 4 hectáreas promedio, son chicos, y concentran todo en un empaque y hacen en conjunto la comercialización.

En Los Antiguos los productores tienen 2, 3, 4 hectáreas promedio, son chicos, y concentran todo en un empaque y hacen en conjunto la comercialización.

-La Argentina es el segundo exportador del Hemisferio Sur pero está muy lejos de Chile, que es el mayor exportador mundial, ¿cómo está hoy esa relación?

-En la última temporada, Chile exportó 650.000 toneladas de cerezas. La exportación de la Argentina, que fue récord, alcanzó 8.100 toneladas. Todo lo que despacha la Argentina equivale a lo que exporta una empresa media de Chile. Más del 90% de la cereza chilena fue a China, pero con ese volumen exportable, con que aparezca un poquito en cualquier otro mercado, impacta en el precio. Y este año, si el clima acompaña, Chile proyecta exportar 690.000 toneladas.

-¿Por qué tanta diferencia en el desarrollo?

-La Argentina tiene una calidad de ambiente muy buena para producir cereza. Tenemos tierra, agua, clima, know-how. Lo que no tenemos son gobiernos que nos den previsibilidad política y económica. Estos son cultivos con fuertes inversiones de mediano a largo plazo, se necesitan previsibilidades. Hoy estamos sufriendo costos altos, nos cuesta mantener la competitividad en el exterior. Eso ha hecho que la Argentina no aumente la superficie plantada desde hace 15 años. Crecemos en volumen exportable, crecemos en producción por el mayor know-how que vienen llevando nuestras empresas adelante, pero no en superficie plantada. Chile esta temporada plantó 3.000 hectáreas más. Nosotros tenemos 2.200 hectáreas desde hace 15 años.

-¿Cómo hacen para competir en esa disparidad?

-Esto se avizoraba ya hace varios años, y por eso venimos trabajando en dos o tres cuestiones. Una es la diferenciación. Desde el año 2022 tenemos un protocolo que le marca un piso de calidad a la cereza argentina para exportación. Además, el 84% de los envíos de la última temporada se hizo por avión, lo que hace que la calidad se preserve mucho mejor, mientras que los volúmenes de Chile necesariamente tienen que ser marítimos. Además de la calidad, también trabajamos la diferenciación, como la denominación de origen del valle de Los Antiguos, las cerezas más australes del mundo, y tenemos que desarrollar la identidad de Patagonia, que en los mercados internacionales se visualiza mucho. También hacemos promociones apuntando a nichos selectos, como cadenas premium de supermercados, y apuntamos a desarrollar otros mercados donde tiene poco o nada de participación la cereza chilena, como Lituania, Nepal, Irlanda y otros. El año pasado mandamos por primera vez a Egipto. A nosotros nos sirven otros mercados para atomizar y diversificar, y evitar competir con las empresas chilenas en los mercados principales cuando tienen su pico de cosecha.

-¿Cuál es el ranking de destinos de la cereza argentina?

-La Argentina tiene bastante bien diversificada su oferta, en distintos continentes, en distintos bloques comerciales. El principal mercado de las últimas temporadas ha sido Estados Unidos, con más o menos el 30% de lo que exportamos. Le sigue China con un 28-29%. Luego la Unión Europea más Reino Unido, con cerca de un 22%. Después Medio Oriente, con un 8-9%; somos los principales exportadores a Emiratos Árabes Unidos. El resto se atomiza en mercados que a veces son poco visibles para la lógica argentina, como Singapur o Malasia en el sudeste asiático, Nepal o India en Asia, Senegal en África. Desde ya que exportamos a Sudamérica, fundamentalmente a Brasil, Paraguay y Uruguay. Y, más allá de los mercados europeos tradicionales (España, Francia, Alemania, Países Bajos), estamos exportando a países como Lituania o Irlanda del Norte, como mencionaba.

cerezas ee.uu. 1

Estados Unidos es un gran mercado para la cereza fresca.

Estados Unidos es un gran mercado para la cereza fresca.

-¿Hay mercados nuevos en la mira?

-Hace unos años venimos avanzando en las negociaciones fitosanitarias con Israel y probablemente para 2026 podamos tener el mercado abierto. Sin dudas se va a convertir en el principal mercado de Medio Oriente para la Argentina, y es un mercado que no tiene abierto Chile.

-¿Cómo se presenta el escenario internacional a partir de los cambios arancelarios de este año en Estados Unidos, el acuerdo entre el Mercosur y el EFTA, o el próximo acuerdo UE-Mercosur?

-En Estados Unidos, pasamos de un arancel del 0% a uno de 10% a partir de esta temporada. Es un arancel que también va a tener Chile, que tiene un tratado. Estados Unidos es importante para nosotros, la cereza argentina está muy bien reconocida. Chile, apuntando a China, ha descuidado bastante el mercado estadounidense, pero con la sobreoferta que está teniendo, ya la última temporada empezó a enviar más cereza y ha impactado en los precios. En cuanto al tratado de libre comercio que se firmó con el EFTA, no nos afecta, son mercados que ya tenemos abiertos y con un arancel 0. El tratado UE-Mercosur sí nos cambia, hoy tenemos un arancel del 12%, mientras que Chile tiene 0%. Es un tratado que estamos esperando con interés, no sólo la cereza, sino todas las frutas argentinas.

Falta de apoyo para abrir nuevos mercados

-¿Puede mejorar la competitividad argentina en el exterior?

-Sí. La Argentina tiene un serio, serio problema, que es el comercio internacional. La política internacional argentina, independientemente del gobierno de turno, está lejos de ser la política comercial de países como Chile o Perú, que se caracterizan por tener tratados de libre comercio que los hacen más competitivos, y ya son competitivos internamente por bajos costos y otros factores. En la Argentina, la apertura de mercados no va de la mano de tratados comerciales que nos beneficien. Nosotros en 2017 abrimos el mercado de Tailandia, con inversión del sector privado para traer a los inspectores y demás, y después tuvimos un arancel del 40%. Hasta ahora no pudimos vender una sola cereza allí.

-¿Es un tema estructural?

-No está dentro del espíritu de la política comercial de nuestro país negociar aranceles, llevar adelante tratados de libre comercio. Desde que la Argentina integra el Mercosur, está condicionada a que los tratados de libre comercio sean con el bloque económico. Tenemos en carpeta la apertura del mercado de Corea del Sur y no se avanza por el tratado con el Mercosur. Con India, está abierto el mercado pero tenemos un 30% de arancel, contra 0% de Chile. En China mismo tenemos un arancel del 10% contra 0% de Chile, que firmó un tratado de libre comercio en 2015, después de diez años de negociaciones. Pensar en una política a largo plazo de ese tipo en Argentina es totalmente imposible.

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El consumo de cerezas mantiene su tendencia creciente el mercado argentino.

El consumo de cerezas mantiene su tendencia creciente el mercado argentino.

-¿Cómo está el mercado interno?

-Esta última temporada se notó un incremento en el consumo. La Argentina es un mercado chico, pero es muy interesante lo que despierta la novedad de las primeras cerezas, hay un perfil de consumidores que está dispuesto a pagar muy buen precio por las primeras cerezas de la temporada. El precio se va acomodando a medida que empieza a haber más oferta y ese comportamiento habitualmente se extiende hasta las fiestas. Ya en época de vacaciones decae la demanda. Sin embargo, esta última temporada se sostuvo, con otra particularidad: la sobreoferta chilena. Durante enero y febrero se triplicó la importación de cerezas chilenas, lo que hizo bajar mucho el precio y nos costó hasta ubicar la fruta.

-¿Cuánto se consume en la Argentina per cápita?

-En datos no lo tenemos, porque hay mucha comercialización de fruta de calidad dentro de las regiones productivas que no hay forma de contabilizarla. Muy probablemente, sumándolo, sea más de lo que se comercializa en Buenos Aires.

-¿Cómo estuvieron los precios de exportación la temporada pasada y cómo se proyecta la actual?

-Es muy difícil dar un número, por la variación de precios. El inicio de la temporada puede triplicar el precio del pico de oferta chilena, que se da entre fines de diciembre y enero, y luego sube con las operaciones de fruta tardía. Pero el precio promedio de la Argentina estuvo en USD 3,80 FOB Buenos Aires por kilo. Esta temporada, nuestra principal preocupación es cómo le va Chile, que, si el clima acompaña, va a incrementar un 10% su producción. Cuando hay que competir con el tsunami de cereza chilena, entra en juego la competitividad argentina.

Costos en alza, un problema crítico para la actividad

-¿Qué les afecta más la competitividad interna?

-Seguimos teniendo costos laborales muy altos, una carga impositiva muy alta, un costo de energía exorbitante. Neuquén es la provincia con costo de energía más alto del país, tuvo un incremento interanual del 320% entre abril de 2024 y abril de 2025. Tenemos que sortear todas estas vicisitudes que afectan la rentabilidad del costo argentino.

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Los altos costos de producción es una de las limitantes que tiene la actividad para mejorar su rentabilidad.

Los altos costos de producción es una de las limitantes que tiene la actividad para mejorar su rentabilidad.

¿Han hecho gestiones ante el Gobierno sobre esos temas?

-Desde Frutas de Argentina, que es un comité a nivel nacional donde participan CAPCI, CAFI, Federcitrus, el Comité Argentino del Arándano, el Comité del Pecán, los principales sectores de fruta de exportación de la Argentina, le presentamos al gobierno nacional todos los inconvenientes que nos hacen perder competitividad, porque es algo transversal a cualquier sector frutícola, y la verdad que no tenemos respuesta. Venimos desde principio de año advirtiendo la situación de pérdida de competitividad. Hemos presentado notas sobre los temas que entendemos que es potestad del Ejecutivo intervenir, hemos mantenido reuniones en Buenos Aires, pero no tenemos respuesta. Diría que no tenemos ni siquiera interlocutores válidos, porque además van cambiando los funcionarios. Es bastante decepcionante no poder hacer ver esto que es tan sensible para la fruticultura. El sector frutícola argentino tiene tanta mano de obra como la industria automotriz en la Argentina, a la que se escucha y atiende de otra manera. La fruticultura además le da sostén económico a distintas economías regionales, por lo que moviliza además de la mano de obra, pero no está siendo tenida en cuenta.

-¿Pueden mejorar la demanda en el mercado internacional?

-Esto es muy dinámico, pero en la medida que Chile siga produciendo y ofertando más fruta, la tendencia va a ser a una caída de precios que ya estamos viviendo. China, el principal mercado, es el que tiene todavía una demanda más elástica y la va a mantener por un tiempo. No hay otros mercados con demanda elástica, sacando los del sudeste asiático como Singapur, Tailandia, Indonesia, pero que tienen muchísima menos población. Después hay mercados maduros, en los que si se manda algo más de fruta ya impacta rápidamente en los precios. Europa es uno de esos casos, y a esto se suma que el consumo europeo, por una cuestión cultural, está muy acentuado en la fruta de estación, salvo en la que no producen, como la banana, el ananá, la palta. Como ejemplo, el 92% del consumo de las cerezas en Alemania ocurre en junio y julio, cuando está su propia producción, no hay demanda en contraestación. Medio Oriente también tiene un buen poder adquisitivo, pero es limitado. Estados Unidos es un poco más elástico, pero ya esta última temporada mostró que con mayor oferta chilena se resintió el precio. Y los demás son mercados chicos.

Redacción

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