La Patagonia es conocida en todo el mundo por sus impresionantes y salvajes paisajes. Esta vasta región, compartida por Argentina y Chile, es también un sitio ideal para hacer trekking y conectar con la naturaleza. Explorá tres opciones de destinos únicos para tal fin.
Un informe de la conocida revista National Geographic, en su sección Viajes, hace hincapié en que la Patagonia es «uno de esos destinos que todo amante de la naturaleza debería visitar». Y ahonda: «A través de sus ríos, lagos, montañas y playas, capta la atención por sus exuberantes paisajes naturales e invita a los viajeros a practicar senderismo o trekking, así como otras actividades de aventura».

En este sentido, destaca su biodiversidad y la calma que se respira en el lugar, debido a lo salvaje de los infinitos paisajes que ofrece. Así, invita a conocer los senderos que se abren paso a través de sus imponentes paisajes y destaca tres lugares imperdibles para hacer trekking en el sur del continente.
Área Natural Protegida Río Azul-Lago Escondido, Río Negro (Argentina)
Conocida como ANPRALE, es uno de los sitios más bellos de nuestro país en el Bolsón, que tiene una polémica de décadas con el magnate británico Joe Lewis, que se centra en el acceso público al Lago Escondido.
La polémica principal radica en que Lewis es dueño de una inmensa propiedad de más de 12.000 hectáreas en la zona, dentro de la cual se encuentra el Lago Escondido. Su desembarco fue en 1992, donde concretó el sueño del paraíso privado en una zona deshabitada a pocos kilómetros de la frontera con Chile.
Según la legislación argentina, los espejos de agua de origen glaciar como este son de dominio público y el acceso a ellos debe ser garantizado.

Más allá de todo esto, en la página de ANPRALE se define a este área protegida como creada con el fin de conservar su biodiversidad y garantizar el uso sustentable de sus recursos naturales.
«Sus variados circuitos de trekking discurren entre valles y cerros, atravesando bosques de lenga, coihue, ñire y ciprés de la cordillera, así como también ambientes con ingresiones de selva valdiviana y ambientes altoandinos».
Parque Nacional Los Arrayanes, Neuquén (Argentina)
«Situado en la provincia de Neuquén, en la península de Quetrihué (“donde hay arrayán”, en lengua mapuche) fue creado en 1971 como área protegida», indica la revista. Es uno de los parques nacionales más pequeños, con 1.796 hectáreas.
Fue creado en 1971 como área protegida separada del Parque Nacional Nahuel Huapi y protege específicamente los ejemplares de arrayanes que tienen más de 15 metros de alto y más de 650 años de antigüedad.

El lugar ofrece un recorrido en una atmósfera color canela, con el sol filtrándose entre los troncos. El paisaje se completa con bosques de coihues y ñires, además de lagunas como Hua Huan y Patagua, hogar del huillín, una nutria en peligro de extinción.
Puede visitarse todo el año, aunque la mejor época es primavera y verano. Entre sus curiosidades, se encuentra la mítica confitería de troncos construida por Antonio Lynch, exdirector de Parques Nacionales, a la que popularmente se le atribuyó -aunque sin fundamento, según explican en Parques Nacionales- haber inspirado a Walt Disney para “Bambi”.
Parque Nacional Torres del Paine, Última Esperanza (Chile)
Entre sus maravillas, la Región de Magallanes y Antártica de Chile atesora un rincón donde reina el viento y la vastedad no puede más que rendirse a los pies de un espectacular macizo de granito.
Experimentar un amanecer o un ocaso en el Parque Nacional Torres del Paine, cuando los rayos del sol acrecientan los grises y los rojos de esas paredes de roca, es sencillamente inolvidable.

Creado en 1959, el lugar tiene 227.300 hectáreas y recibe más de 250 mil turistas al año. Su principal atractivo es la Cordillera Paine, en la que se destacan las tres agujas de granito conocidas como Torres del Paine. Los Cuernos del Paine -compuestos de rocas sedimentarias de contrastes únicos- y Paine Grande, la montaña más alta del parque, cuya cima alcanza los 3.050 metros.