Un herbario es una herramienta de consulta de los estudiosos de las comunidades vegetales, esencial para identificar las plantas que las componen. Se asemeja a un “libro” escrito sin palabras, pero colmado de información.
De ahí la importancia de este herbario INTA que nació como una colección de plantas nativas de la Patagonia en los años ‘60 y hoy es un tesoro científico: el herbario del INTA en Bariloche guarda más de 6.000 ejemplares de plantas y es una referencia para quienes estudian la flora patagónica. Desde este año, lleva el nombre de una de sus grandes impulsoras: la ingeniera agrónoma María Clara Latour.
Así, lo que empezó en la década de 1960 como un muestrario, con un puñado de plantas recolectadas por botánicos y agrónomos pioneros, el año próximo cumplirá 60 años aportando su perfil científico a quienes busquen identificar ejemplares de flora patagónica.
Una de las colecciones más importantes de la Patagonia
Hoy, el Herbario del INTA Bariloche ofrece una de las colecciones más importantes de la Patagonia y se ha transformado en una herramienta clave para estudiar, conservar y entender la naturaleza de la región.
Todo comenzó allá por 1958, varios años antes de que se fundara la Estación Experimental del INTA Bariloche (1965), cuando se hacían colectas de plantas en la zona, que luego serían la base de este herbario. En aquellos años, investigadores como Maevia Correa (INTA Castelar), Osvaldo Böelcke (UBA) y técnicos de INTA empezaron a relevar sistemáticamente la flora patagónica.

Uno de los protagonistas de esta acción fundacional fue el ingeniero agrónomo Jorge Vallerini quien, tras participar en las campañas de recolección como estudiante, se convirtió en el primer jefe de la Agencia de Extensión Rural de Bariloche en 1962. La colección de ejemplares que reunió fue sumada a otras recolectadas en distintas regiones de la Patagonia, y en 1966 se formalizó la creación del Herbario de Plantas Vasculares de Patagonia.
Ese mismo año se sumó al equipo la ingeniera agrónoma María Clara Latour, quien tuvo un rol fundamental en su ampliación. Participó en proyectos como la Transecta Botánica de la Patagonia Austral y Flora Patagónica, que permitieron recolectar y documentar muchas de las plantas nativas de la región. Su trabajo dejó una huella profunda en el desarrollo de esta colección.
En los 80 sumó especies del bosque y del monte austral
A lo largo de los años, el herbario creció con el aporte de distintos especialistas. En los años ’80, bajo la curaduría del ingeniero Donaldo Bran, se sumaron especies del bosque y del monte austral. Y desde 2016, la ingeniera agrónoma Laura Borrelli está a cargo de su curaduría y llevó adelante el proceso de digitalización junto con la Red de Herbarios del INTA. Gracias a ese trabajo, hoy es posible consultar los datos de las plantas recolectadas en las últimas seis décadas.

El herbario Centro Regional Patagonia Norte del INTA cuenta actualmente con 6.108 ejemplares registrados, de los cuales 4.928 se hallan herborizados y corresponden a 106 familias, 447 géneros y 1507 especies de plantas. Entre ellos se destacan pastos como los coirones (Poa, Stipa, Bromus), junto con arbustos y con hierbas como Senecio, Nassauvia o Baccharis, todos muy representativos de los paisajes patagónicos.
Pero este herbario no solo es importante por su tamaño. Es el más antiguo de la Patagonia, está registrado en el New York Botanical Garden (una de las bases de datos más importantes del mundo) y es una fuente de consulta para investigadores, estudiantes y técnicos que trabajan en botánica, conservación de la biodiversidad, ecología o agronomía, constituyéndose en una herramienta esencial para sus investigaciones. Sus ejemplares permiten estudiar la biodiversidad, identificar especies, monitorear cambios ambientales y diseñar estrategias de uso sustentable de los recursos naturales.
En tiempos en los que la biodiversidad enfrenta múltiples amenazas -desde el cambio climático hasta la presión humana sobre los ecosistemas-, contar con registros históricos y sistemáticos de la flora se vuelve clave. Los herbarios son, en este sentido, verdaderos guardianes de la memoria biológica de un territorio.
Por todo eso, y en reconocimiento a una de las mujeres que más contribuyó a su crecimiento, desde este año este sitio de conservación pasó a llamarse Herbario CRPN – Ing. Agr. María Clara Latour. Una forma de celebrar su legado y de seguir poniendo en valor la ciencia que ayuda a cuidar la biodiversidad patagónica.