Este lunes se realizan los alegatos en la causa que investiga a dos exfuncionarios cordobeses acusados de impedir el ingreso de Pablo Musse a la provincia en 2020, cuando su hija Solange transitaba sus últimos días de vida. El jurado popular deberá resolver la culpabilidad.
El juicio por el caso Solange Musse llega a su instancia final en los tribunales de Río Cuarto. Este lunes se prevén los alegatos de las partes y, posteriormente, el jurado popular dará a conocer el veredicto que definirá si los funcionarios imputados son culpables de haber impedido la entrada a Córdoba de Pablo Musse, el padre de la joven que falleció sin poder despedirse.
En el banquillo de los acusados están José Fernando Andrada, exdirector del hospital de Huinca Renancó y referente del Centro de Operaciones de Emergencia (COE) local; y Analía Morales, trabajadora social del hospital de Río Cuarto. Ambos fueron acusados de abuso de autoridad e incumplimiento de deberes de funcionario público.
La querella sostiene que los funcionarios “desoyeron las excepciones humanitarias” previstas en los protocolos y que su decisión vulneró derechos básicos. En cambio, las defensas argumentan que sus clientes no tuvieron responsabilidad directa en el operativo de Huinca Renancó y cuestionan la investigación por supuestas “falencias”.
Durante las audiencias declararon exministros, médicos, policías y personal del COE. Mientras algunos defendieron la aplicación estricta de las medidas sanitarias, otros admitieron que podría haberse evaluado una excepción en el caso Musse.
La historia de Solange
Solange Musse tenía 35 años, vivía en Alta Gracia y atravesaba un cáncer de mama avanzado. Murió el 21 de agosto de 2020 sin poder despedirse de su padre Pablo, que viajaba desde Plottier, Neuquén.
El 16 de agosto de ese año, en plena cuarentena, fue detenido en el puesto sanitario de Huinca Renancó. Aunque contaba con permisos de circulación, no tenía el PCR exigido por Córdoba en ese momento. En su lugar le realizaron dos test rápidos que arrojaron resultados positivos, pero luego se comprobó que eran falsos.
Pese a que su cuñada, Paola Oviedo —mujer con discapacidad motriz que residía en Alta Gracia— lo acompañaba, las autoridades no le permitieron ingresar. Ambos fueron “encapsulados” por patrulleros y escoltados de regreso a Neuquén, sin poder detenerse a descansar, ir al baño ni comprar alimentos.
Cinco días después, Solange falleció sin reencontrarse con su padre.