El Rector de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), Prof. Dr. Daniel Eduardo Martínez, presidió una asamblea que se llevó a cabo en el Salón de las Américas de esta Casa de Altos Estudios. Lo acompañaron el vicerrector Prof. Dr. Fernando Luján Acosta, los secretarios generales de la Asociación de Docentes de la UNLaM (ADUNLaM) y de la Asociación de Trabajadores Nodocentes de la UNLaM (ATUNLaM), Sergio Barberis y Ricardo Faraldi, respectivamente, y el presidente del Centro de Estudiantes Liga Federal Universitaria (LFU) de la UNLaM, Javier Trímboli.
Constituida por los órganos de representación de la Universidad, la asamblea declaró el estado de alerta y movilización ante el tratamiento de la Ley de Financiamiento Universitario por parte del Honorable Congreso de la Nación previsto para este miércoles tras el veto del Presidente Javier Milei. Asimismo, el Poder Legislativo votará el veto de la Ley de Emergencia en Pediatría, más conocida como Ley Garrahan.
En ese marco, en primer término se resolvió adherir a un apagón simbólico que se realizará este martes a las 20 para manifestar la preocupación de la comunidad universitaria por el desfinanciamiento de la Educación Superior y en conmemoración de un nuevo aniversario de La Noche de los Lápices. Luego, se votó por unanimidad la participación en la tercera Marcha Federal Universitaria que se realizará el miércoles bajo el lema «No al veto, sí a la universidad pública».

La Universidad, en peligro
«Si la cuestión presupuestaria sigue como hasta ahora, el dictado de clases del año próximo puede verse afectado«, advirtió el Rector Martínez al hacer uso de la palabra durante la asamblea, y alertó: «Hay docentes y nodocentes que vienen a trabajar y, luego, siguen trabajando como conductores de Uber».
Luego, señaló que el propio decreto mediante el cual se vetó la Ley de Financiamiento Universitario reconoce que hubo una inflación de 224 por ciento en el mismo período en el que «la recomposición salarial de los docentes fue de 128 por ciento». Además, señaló que el incremento del 272 por ciento para el funcionamiento corresponde a un aspecto que solo representa una décima parte de los gastos, ya que el grueso de los fondos se destina al pago de salarios de trabajadores docentes y nodocentes.
«Nos dicen que tenemos que cumplir con auditorías y rendiciones de cuentas, y cumplimos con todas y cada una. Pero, cuando pedimos plata, dicen que no hay. Entonces entendemos que era una excusa, no una motivación: quieren entrar en una dinámica de que todo lo público no sirve«, reflexionó Martínez.
En esa línea, resaltó que el 70 por ciento de la investigación del país se produce en la universidad pública y que el 80 por ciento de los estudiantes de la UNLaM son la primera generación de sus familias en acceder a la Educación Superior. «Ahora, lo que peligra es la Universidad tal como la conocemos, así como la posibilidad de seguir trabajando y dando clases», remarcó.
«Tenemos que asumir un fuerte compromiso porque todo tiene un límite: no sabemos qué va a pasar el año que viene», alertó. «Vamos a superar estas dificultades. Se requiere capacidad, inteligencia y, fundamentalmente, conocimiento«, afirmó el Rector. Y concluyó: «Llegó la hora de decir que hasta acá llegamos. Si todos nos quedamos en nuestras casas, esto no tiene solución».




