No existe una receta universal que garantice la felicidad, pero el experto compartió cuáles son los principios generales que se agrupan bajo el enfoque SPIRE.

Foto: Cortesía Mentes Expertas.
Redacción El País
La felicidad no es un estado que aparezca de manera automática: requiere esfuerzo y acción diaria. Según Tal Ben-Shahar, referente mundial en psicología positiva, liderazgo y bienestar, muchas veces sabemos qué cosas favorecen nuestro bienestar —como ejercitarnos, agradecer o conectar con los demás—, pero lo difícil es aplicarlo de forma sostenida.
A esto se suma la influencia de una cultura que transmite mensajes confusos: se nos enseña que el éxito trae consigo la felicidad o que una vida plena es aquella libre de dificultades. Estas creencias, cuando no se cumplen, generan frustración. «Si esperamos ser felices todo el tiempo, inevitablemente nos sentiremos decepcionados», sostuvo el experto.
Existen además otros obstáculos frecuentes, como el perfeccionismo, que se manifiesta en la tendencia a concentrarse en lo que falta y no en lo que ya se tiene. La comparación social, acentuada por el uso de redes, también erosiona el bienestar. Y, por encima de todo, las expectativas irreales juegan un papel clave: las emociones dolorosas forman parte de la experiencia humana y negarlas solo aleja la posibilidad de alcanzar un equilibrio real.

Foto: Freepictures.
Para contrarrestar estas barreras no se necesitan fórmulas complicadas ni grandes recursos. De acuerdo a Ben-Shahar, hábitos sencillos como hacer ejercicio, escribir un diario, practicar gratitud, pasar tiempo con seres queridos o dedicar unos minutos a la meditación pueden tener un impacto profundo.
No existe una receta universal que garantice la felicidad. Sin embargo, sí se reconocen principios generales que se agrupan bajo el enfoque SPIRE (por sus siglas en inglés) —indicó—, que incluye bienestar espiritual, físico, intelectual, relacional y emocional.
Cada persona debe encontrar la combinación que mejor se adapte a su vida, y esa fórmula cambia con el tiempo. Lo importante es identificar qué prácticas generan mayor resonancia y transformarlas en hábitos regulares, entendiendo que la felicidad no es un destino fijo, sino un proceso continuo que requiere cuidado y mantenimiento.

Foto: Unsplash.
En torno a este tema también circulan varios mitos. Uno de los más comunes es creer que ser feliz implica vivir en un estado permanente de alegría, cuando en realidad las personas felices también sienten tristeza, ira o miedo, pero no quedan atrapadas en esas emociones. También es engañosa la idea de que basta con decidir ser feliz; la actitud ayuda, pero debe sostenerse con acciones consistentes.
Un hallazgo clave en el estudio de este tema fue comprender que el primer paso hacia la felicidad consiste en aceptar la infelicidad. Reconocer que las emociones difíciles son inevitables y, en cierto modo, necesarias, cambia la forma de relacionarse con la vida. Ben-Shahar señaló que asumir lo que significa ser humano, con sus luces y sombras, libera de la lucha constante contra lo que no se puede evitar y abre espacio para construir un bienestar más auténtico y duradero.
¿Encontraste un error?
Reportar