El gobierno de Jaume Collboni no quiere que el tranvía por la Diagonal le explote en las manos con las elecciones a la vuelta de la esquina. Este miércoles está previsto que la Autoritat del Transport Metropolità (ATM) apruebe su parte del proyecto, esto es, la infraestructura ferroviaria, que asciende a 80 millones de euros. A esto hay que añadirle la parte que corresponde al Ayuntamiento, es decir, el nuevo colector (62 millones de euros) que debe doblar el caudal máximo de drenaje entre Francesc Macià y Sant Joan, y la reurbanización de la superficie (otros 53 millones de euros). La teniente de alcalde de Urbanismo, Laia Bonet, ha explicado este martes durante una visita a Glòries que la idea es llevar el proyecto a votación en la comisión de Urbanismo y Movilidad del mes de octubre, el día 21. ¿Significa esto que luego ya vienen las obras? Ni mucho menos.
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La concejala del PSC ha dejado muy claro que hay que ir paso a paso. Lo primero, confirmar que la ATM da salida a su parte del negociado. Raro sería que no fuera así. Luego llegará el turno del consistorio. Con todos los proyectos redactados y terminados, solo faltan dos cosas en el lado mar de Sant Jaume: acuerdo político y dinero. Es un déjà vu con lo sucedido en los años previos a la ejecución del primer tramo, entre Glòries y la calle Girona, estrenado en noviembre de 2024. El asunto irá a comisión el 21 de octubre. Si pasa ese primer corte se abrirá el periodo de exposición pública (un mes). A partir de ese momento, el tema podría llegar al pleno municipal. Desde ahí, siempre y cuando se alcance la mayoría de 21 de los 41 concejales y se disponga de un acuerdo en paralelo que permita disponer del presupuesto, se podrían licitar las obras y empezar a levantar asfalto.

El tranvía, poco después de superar Glòries
Mané Espinosa
Bonet, sin embargo, ha dejado claro que, en el caso de superar todas las pantallas, no hay que dar por hecho que las obras empezarán al día siguiente. Primero, porque el concurso público para delegar la ejecución a una empresa privada necesitará no menos de seis meses. Y segundo, y más importante, porque antes, ha aseverado la teniente de alcalde, será menester ver en qué situación está Barcelona a nivel de obras ya en marcha para no complicar todavía más la vida de los ciudadanos. Más todavía teniendo en cuenta que hay elecciones municipales en mayo de 2027. No se arriesga demasiado este diario si les avanza que las obras, en el caso de tirar adelante el proyecto a nivel político, saltarán al próximo mandato, pues ahora la prioridad es sacarse de encima las muchas molestias que está generando la prolongación de la L8 de Ferrocarrils, sobre todo en Urgell y Muntaner. Habría que sumarle las obras referentes al tramo central de la L9 o las reformas de Balmes y el túnel de la Rovira. Un pequeño Saigón urbanístico que necesita al menos un par de años para llegar a un punto más soportable.
La concejala socialista ha detallado que la licitación se hará de manera conjunta para todo el tramo de Diagonal pendiente, desde Verdaguer hasta la avenida de Sarrià. A nadie se le escapa que el trozo más complicado, por peso histórico y patrimonial y por afectación a la movilidad, es que el que va del Cinc d’Oros a Francesc Macià. Se habló en el pasado de partir la obra en dos. Bonet ha driblado bien la cuestión: “Los ingenieros nunca te dirán que hay que hacerlo todo de golpe porque afecta a una parte muy importante de la ciudad, así que seguro que la propuesta será rigurosa”.