“Llamaba todos los días a la prepaga. De hecho, un día pregunté cuántas veces había llamado ese día y me dijeron que treinta veces. Con la operación también tardaba en autorizar y tuve que llamar muchísimo”. El testimonio es uno de tantos que integran una encuesta a la que tuvo acceso Clarín y refleja las trabas que aún hoy tienen muchas mujeres para acceder en tiempo informa al tratamiento contra el cáncer de mama. Obstáculos que se traducen en tiempo que pasa sin pena ni gloria, el peor enemigo de esta enfermedad.
En el marco del Mes de Concientización del Cáncer de Mama, que se conmemora en octubre, la Fundación Donde Quiero Estar (FDQE) dio a conocer los resultados del trabajo llamado «Mapeo de Personas con Cáncer» (MAPEC), en base a entrevistas a 153 personas con diagnóstico oncológico, residentes en Ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Misiones y Tierra del Fuego. El 40 por ciento de las personas que integraron la muestra tenía cáncer de mama.
Las barreras en el camino involucran a todos los tipos de cáncer y en particular, el de mama, entre los cuales el primer dato que surge ya da cuenta de un déficit determinante: en promedio las pacientes debieron esperar 125 días sin tratamiento -poco más de cuatro meses- desde que realizaron la primera consulta hasta el inicio de la terapia. “La cifra es altamente preocupante, considerando que la detección temprana y el tratamiento oportuno son claves para mejorar el pronóstico”, dice el informe de FDQE.
Se estima que en Argentina se diagnostican cada año cerca de 22 mil nuevos casos de cáncer de mama, el más prevalente en mujeres. Las trabas que surgieron de la investigación se traducen en problemas para acceder a la medicación, con un 37 por ciento del total que refirió esa situación. El segundo dato que enciende las alarmas es que el 54 por ciento de quienes estaban en estadios tempranos y el 44 por ciento de los que transitaban por estadios avanzados reportaron barreras para acceder al tratamiento.
Entre los principales problemas se identificaron demoras en turnos (55%), trabas burocráticas (10%), costos asociados y fallas en la derivación. “Esto demuestra que los obstáculos en el sistema de salud afectan transversalmente a las pacientes, independientemente de la gravedad clínica”, agrega el informe. Además, el 51 por ciento reportó dificultades para acceder al diagnóstico.

En cuanto al acceso a la medicación, el MAPEC -que sigue en construcción con el registro de nuevos datos y testimonios- indica que casi 4 de cada 10 mujeres (37%) presentó inconvenientes hasta llegar a obtenerla: 59 por ciento se quejó de los tiempos de entrega, el 36 por ciento de las autorizaciones y otras cuestiones burocráticas y el 18 por ciento de problemas de disponibilidad.
“Que el acceso dependa de factores como la cobertura o el nivel educativo es una inequidad que debemos abordar de forma urgente”, dijo a Clarín María De San Martín, directora ejecutiva de FDQE. Victoria Viel Temperley, fundadora de la institución, agregó: “Queríamos escuchar a las personas que viven con cáncer y conocer en detalle qué pasa desde que detectan un síntoma hasta que acceden a un tratamiento”. Las conclusiones abren un gran signo de pregunta sobre cuánto de lo que se podría estar haciendo no se hace, cuál es el exceso de muertes por cáncer de mama atribuibles a motivos evitables.
Verónica Baró, jefa del Servicio de Oncología de la Clínica San Jorge, en Ushuaia, dijo que “está demostrado que cuanto más temprano es el diagnóstico, más posibilidades de cura y tratamientos menos invasivos y menos tóxicos. Inclusive, menos gastos para el sistema de salud”. Y agregó: “Debemos actuar todos los actores implicados para mejorar estas estadísticas”.
Un dato no menor en la encuesta es el subsistema de salud correspondiente a cada participante: el 49 por ciento de las pacientes obtuvo sus fármacos a través del sistema público; el 29 por ciento, mediante obras sociales o prepagas; y el 22 por ciento combinó fuentes públicas, privadas y comunitarias.
La brecha entre las coberturas
Con respecto al tipo de cobertura médica, el médico especialista en tocoginecología Federico Postorivo puede dar cuenta de las brechas en el diagnóstico y tratamiento según el subsistema de salud al que accedan las pacientes. El experto atiende en el Sanatorio de la Trinidad de Quilmes, en el Hospital Evita de Lanús y en su consultorio particular.
“Se observan grandes diferencias entre una persona que puede pagar una prepaga de primera línea y alguien que depende del subsistema público. Incluso se observa también un déficit en cuanto a los tiempos de turnos, estudios y tratamientos en las coberturas de las obras sociales sindicales. En mi consultorio recibo muchas mujeres que tienen una obra social pero deciden terminar pagando de manera privada por las demoras que sufren”, explicó Postorivo.
Los diversos testimonios de la encuesta de FDQE grafican el déficit que sufren: “Cuando me dijeron que me tenía que operar, hubo una demora en otorgarme un turno para la cirugía porque no había camas. En ese tiempo se expandió el tumor”, dice una mujer. “Tuve que pasar los turnos en tres oportunidades ya que no estaba la medicación”, afirma otra.
Según datos oficiales de 2022, ese año se registraron 5.750 muertes de mujeres por cáncer de mama, que corresponde a una tasa de 24,4 cada 100 mil. Las provincias con mayor tasa de mortalidad las encabezan San Luis y Tierra del Fuego. Según datos de la Organización Panamericana de la Salud, el 21 por ciento de las muertes por cáncer de mama en América Latina y el Caribe se dieron en mujeres menores de 50 años, en comparación con el 10 por ciento de muertes en América del Norte.
PS