VIVE Global: Descubre el Mundo en Directo

21.5 C
La Plata
jueves, septiembre 18, 2025

Los precios del éxito y el fracaso

Más Noticias

Es probable que todo eso sea parcialmente cierto a escala individual, en un período de tiempo que no supere la vida productiva de una generación –o sea 20 o máximo 30 años- salvo que exista un sistema hereditario, nepotista o de privilegios que puede extenderlo.

Pero ese éxito individual no es compatible con el éxito de una sociedad en períodos más largos que es lo que cambia a escala nacional, cultural y civilizatorio.

Sabemos que todo grupo social –y repito TODOS- sean familias, comunidades, empresas, partidos políticos, organizaciones sociales, religiosas, países o civilizaciones CRECEN cuando incluyen a otros y aprenden de ellos, SE ESTANCAN cuando se cierran y cristalizan su aprendizaje en su éxito, DECRECEN cuando algunos de sus miembros encuentran fuera mejores condiciones que las que obtienen internamente y EXPLOTAN cuando se rompen acuerdos internos, sobre todo cuando se fracasa.

Existen argumentaciones que pocos creen sobre “la tristeza de los ricos”, o la “felicidad de los pobres” que es discutida aún en su origen bíblico –no pocos afirman que la frase “de los pobres es el reino de los cielos” en realidad se refiere a “los pobres de espíritu” que no es una pobreza económica, sino una actitud de profunda humildad-, por lo que retomaré este tema más adelante.

Si quiero poner en debate las consecuencias -a largo plazo- negativas del éxito en ámbitos híper competitivos. Eso está ocurriendo entre empresas occidentales, pero también en China donde el individualismo y la admiración por el éxito económico están promoviendo la canibalización entre sus empresas, sobre todo cuando comienzan a escasear los mercados externos donde todas podían crecer.

Así, la competencia por menores precios, mayor volumen, mucho más trabajo de sus trabajadores con igual paga, no solo no produce más desarrollo y mayor igualdad, sino que impide que exista mayor “felicidad”.

Por ello el gobierno chino, que obviamente no controla esas empresas aunque participe de ellas, promueve con poco éxito un salto al desarrollo conjunto o intenta frenar la excesiva dedicación al estudio de sus jóvenes prohibiendo cursos extracurriculares en academias en materias del sistema oficial, que impiden su crecimiento lúdico o recreativo tan útiles en su formación humana.

Es que el éxito de un país, cultura o civilización a largo plazo, no puede basarse en una competencia extrema que canibalice a sus empresas, sino en una coopetencia –una mezcla de competencia y cooperación- que mantenga cierta individualidad, pero no destruya la condición social de lo humano, donde la competencia se da en lo existente y generalizado y la cooperación en aquello que no puede ser alcanzado individualmente.

Volviendo a aquél debate bíblico sobre los pobres, o pobres de espíritu. Si vemos el Nuevo Testamento como una cosmovisión del mundo, es esa humildad la que permite reconocer las propias carencias y la necesidad de inclusión de otros que nos ayuden a transformarnos y permitan la cooperación que evite nos convirtamos en “tuertos en una sociedad de ciegos” mucho más allá del don de la fe y sus dogmas, que así llega a convertirse en una convicción compatible con un desarrollo sostenible.

Es que el precio del éxito competitivo en términos de sociedades amplias y diversas sin instancias de inclusión y cooperación, las condena a crecimientos rápidos, estancamientos, diásporas, decadencias y finalmente explosiones si se rompen acuerdos internos.

Desde el ámbito científico –socio-económico- desde la teoría de los juegos y el equilibrio de Nash, del cual han surgido las miles de fusiones y absorciones de empresas de las últimas 3 décadas, también se llega a la conclusión que en un sistema cerrado es la cooperación la mejor decisión, aún en condiciones de equilibrio imperfecto –o sea donde hay desproporción entre dos partes-.

Pero parece que los líderes occidentales, no han aprendido nada de lo que hacen sus empresas, en la medida que es la confrontación geopolítica y militar, las sanciones y las restricciones tecnológicas las que caracterizan sus estrategias, por lo que es la competencia y no la cooperación lo que los guía.

Por el contrario, aún durante su éxito en los últimos años, China y el sudeste asiático en la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) está constituyéndose en un ámbito de cooperación que amenaza y se está imponiendo al mundo occidental que retrocede, en donde no resulta extraño entonces la inclusión de India y otros países.

O sea, independientemente del ámbito en que lo analicemos, el problema del individualismo y la competencia es que a pesar de su éxito inicial, no puede mantenerse a largo plazo como una estrategia sostenible para organizaciones sociales diversas que requieren inclusión y cooperación.

Nuestro país, con su histórica clase media –ahora reducida o en caída- presume no sin razón pero quizás de forma exagerada de instancias de organizaciones de la sociedad civil –cooperativas, mutuales, clubes, sindicatos, asociaciones civiles, de comunidades locales o regionales como bomberos voluntarios, consorcios camineros, cooperadoras escolares, Centros vecinales, de jubilados, clústeres sectoriales, etc.- que pueden ayudar a solucionar algunos problemas si son ayudadas por la Nación políticamente organizada de los estados nacional, provincial y municipal, sin pretender cooptarlas en su identidad civil.

Ellas -si son efectivamente incorporadas a las políticas públicas- pueden, si sostienen su confianza y transparencia, ser la pieza que completa el rompecabezas del éxito colectivo por sobre el éxito individual y contienen en los fracasos.

Redacción

Fuente: Leer artículo original

Desde Vive multimedio digital de comunicación y webs de ciudades claves de Argentina y el mundo; difundimos y potenciamos autores y otros medios indistintos de comunicación. Asimismo generamos nuestras propias creaciones e investigaciones periodísticas para el servicio de los lectores.

Sugerimos leer la fuente y ampliar con el link de arriba para acceder al origen de la nota.

 

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img

Te Puede Interesar...

Hay que cambiar la forma de enseñar Matemática

Seguir citando cifras escandalosas acerca de los pésimos resultados que obtienen nuestros estudiantes en Matemática de todos los niveles...
- Advertisement -spot_img

Más artículos como éste...

- Advertisement -spot_img