Axel Kicillof estrenó el lauro obtenido en las legislativas del 7 de septiembre con una convocatoria política con propósito múltiple: fue un virtual inicio de la campaña para las elecciones del 26 de octubre, mostró músculo al concentrar más de 80 intendentes del peronismo de la Provincia y pudo exhibir cierto sentido de unidad en el espacio que pretende liderar.
Después del mediodía realizó una «asamblea» cerrada a la militancia y al público en el camping del Sindicato de Obras Sanitarias (SOSBA), en Ensenada, fortaleza electoral de Mario Seco, uno de los alcaldes que promueven el ascenso interno del gobernador.
El gobernador, fortalecido por el triunfo electoral de Fuerza Patria por casi 14% a la alianza de LLA y el PRO, en la provincia de Buenos Aires, inició el camino que desembocará en una nueva compulsa. Los candidatos de la lista del peronismo fueron parte del cónclave.
No resulta un dato menor la conjunción de intendentes con los postulantes de octubre. Es que sobrevuela como hipótesis que después de la perfomance del primer domingo de septiembre, los alcaldes podrían desentenderse del compromiso de empujar una boleta que fue armada por Cristina Kirchner, con fuerte interferencia de La Cámpora. Y sin representantes de los jefes comunales entre los primeros lugares.
“Vamos a militar la lista de Fuerza Patria con la tranquilidad de saber que llevamos al congreso a diputados y diputadas que le van a poner el freno a Milei, a representar y defender a nuestra provincia de Buenos Aires”, intentó refutar esa teoría el gobernador. “Acá nadie se desmoviliza», remarcó casi con sobreactuación.
Escuchaban Taiana, su compañera Jimena López (massista) y Juan Grabois, quien corrió a un costado las diferencias para sumarse al escenario del peronismo.
El acto lo promovieron las centrales obreras que ya definieron su apoyo al Gobernador. La CTA y la CGT ya se consideran parte del movimiento Derecho al Futuro, el vagón con el que Kicillof pretende alcanzar un lugar en la línea de largada para el 2027.
Aunque entre los intendentes hubo presencias de dirigentes cercanos a Cristina, el presidente del PJ bonaerense, Maximo Kirchner, no fue de la partida. Tampoco estuvo el ex candidato presidencial, Sergio Massa. No obstante, desde el entorno de Kicillof remarcaron que se logró la «foto de unidad», que se buscaba para poner en pausa las diferencias internas que habían afectado al espacio antes de la contienda provincial.
En lo técnico, el encuentro sirvió para preparar la votación de octubre. Se diagramaron líneas discursivas para el sprint final de la campaña. En medio de las turbulencias financieras, los resbalones económicos, las sospechas de corrupción y las internas en el oficialismo nacional, hubo acuerdo en este diseño: «Dejemos que el trabajo lo hagan ellos. No interrumpamos el desastre que está haciendo Milei«, se escuchó en las mesas de discusión.
No obstante, se definió que se mantendrá el «modo campaña en los territorios» y Kicillof se comprometió a seguir con recorridas para realizar actos de gestión en el GBA y el interior.
En octubre la boleta de Fuerza Patria no pone en juego el poder territorial de los intendentes. Se elegirán 35 diputados nacionales y el peronismo pretende obtener entre 17 y 19. El escenario y la expectativa tuvo un giro hace dos semanas, cuando los bonaerenses fueron a las urnas y le dieron la espalda a la coalición de libertarios y macristas.
En el camping sindical de Ensenada, aunque el clima resultó hostil y la lluvia complicó el acceso de algunos autos oficiales, se percibía un optimismo moderado pero certero. Los contertulios confiaban en volver a ganar en octubre la pulseada con La Libertad Avanza (LLA), en medio de un contexto repleto de dificultades económicas y políticas que atraviesa el gobierno de Milei.