Se torna cada vez más difícil describir la realidad argentina bajo la presidencia de Javier Milei. Pasa de todo, todo al mismo tiempo: coimas, candidato a diputado implicado en causas narcos, estafas al sector agrario y un peso que se licua tanto como el registro del presidente de su propia alteridad. Como presidente, excelente animador de fiestas.
Un mes pasó desde las elecciones legislativas en Buenos Aires. De aquella derrota, el Gobierno Nacional presentó el Presupuesto 2026. Pasó sin pena, ni gloria. Un Javier Milei soso, uniformado, sobrio, apagado. Del destello, de los gritos, de las amenazas a los ‘kukas empobrecedores‘, a un discurso guionado. Parece que ante la derrota cayó en cuenta que ya nadie escucha al presidente.
La cadena fue breve, 30mn. No perdió oportunidad para meter un gancho para redes: “lo peor ya pasó”. Misma frase que usó De La Rúa en plena recesión económica en 2001 y Macri antes de la mega devaluación de 2018. De la media hora, habrá usado uno o dos minutos para decir que el 86% de los gastos se destinarían para jubilación, educación y salud.
Estas áreas, anunció, tendrían incrementos reales por “encima de la inflación”: un 17% en salud, 8% en educación y 5% en jubilaciones y pensiones por discapacidad. También señaló que las universidades nacionales recibirán $4,8 billones, lo que significa un aumento nominal del 13% frente al presupuesto de 2025, aunque en lo que va del año el gasto en educación superior fue 30% menor en términos reales al de 2023.
No hay nada que esté más tirado de los pelos que pretender ir por encima de la inflación, cuando en la búsqueda del ‘equilibrio fiscal’, no hay margen de negociación respecto a mejoras salariales, que cayó en un 40% del valor real desde su asunción. Mientras que, a la semana siguiente, el ministro Caputo, liquidó, en tres días: un millón cien mil dólares en reservas del BCRA, para mantener el techo de la banda que ellos mismos dijeron no intervenir, porque ‘el mercado se regula solo’.
Sumado a esto, lo que no se mencionó en el presupuesto fue que parte del acuerdo con el FMI era recortar gastos. En el anuncio menciona que el alcance esta previsto para 22,5 millones de personas, un millón menos que en el presupuesto de 2023. Dentro de los damnificados se encuentran:
Ayuda Escolar anual AUH (24,2%, un millón de personas menos), Asignación Universal por Hijo (3,4%, 144.107 casos), Asignación por Embarazo (31,9%, 43.432), PUAM (14,7%, 40.473), Asignación por Hijo (10,8%, 488.401), Ayuda Escolar anual (14,7%, 612.816), invalidez laborativa (17,2%, 202.462), madres de siete o más hijos (12,8%, 33.694) y complemento previsional/contención familiar (51,4%, 112.929 beneficiarios).
Por si no fuera poco, el informe elaborado por la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) explica que incluso asumiendo las proyecciones macroeconómicas que figuran en el presupuesto (una inflación de 24,5% para 2025 y de 10,1% para 2026), el gasto total en 2026 aumentaría un 7% en términos reales con respecto al año 2025. Sin embargo, debido a la magnitud de las reducciones de los años anteriores, la comparación contra el año 2023 -último año con presupuesto aprobado por el Congreso- arroja una disminución del 24,6%.
Un sistema de medición basado en la tabula raza. Antes de ellos sólo pobreza y degradación social, después de ellos crecimiento prolongado. ¿En que realidad la pobreza baja y los precios suben? En el país presidido por un gobierno que toma deuda con el Tesoro del Estado, de Estados Unidos, para pagar la deuda tomada cinco meses atrás, de 20 mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional.

Yo soy un loco que se dio cuenta
En los 80’s, los Yuppies -‘corredores’ de bolsa en Wall Street-, se hacían ricos de manera (i)licita. Los primeros Rug Pull -tirar de la alfombra- sucedieron allí. Comprar bonos a bajo costo, inflar su valor y retirarse antes de que estalle la burbuja. Lo más parecido acá fue el ‘corralito‘. El mercado aprende de sus propios errores aunque se fagocite en el camino.
En la segunda década del siglo XXI, todavía hay resabios y herederos de esos yuppies y con ellos slogans cortos y efectivos: “de cada crisis, nace una oportunidad”; “lo peor ya pasó”; “bicicleta financiera y derrame”. El neoliberalismo como sistema produce signos y síntomas: el signo del dólar y la compulsión a la repetición de tomar de deuda.
Para que haya préstamo tiene que haber reformas estructurales. El FMI dio varias, todas relacionadas con recesión laboral, recorte presupuestario y austeridad económica. Hubo una que fue primordial para cerrar el acuerdo: comprar reservas. Para ello habría que producir, consumir e imprimir pesos, lo que resultaría en déficit fiscal. El presidente se negó a hacerlo, “el equilibrio es innegociable”. Le delegó la tarea al ministro de Economía, el resultado: corrida cambiaría.
“Vamos a vender todos los dólares que sean necesarios”, anunció durante la transmisión de “Las tres anclas” por Carajo.
Si ya nadie escucha al presidente; nadie confía en las intervenciones que realiza en el mercado de cambios “el mejor ministro de la historia”. Entre el miércoles y el viernes de la última semana de septiembre, el BCRA tuvo que vender: USD 53 millones (miércoles), USD 379 millones (jueves) y otros USD 678 millones (viernes), un total de USD 1.110 millones. El dólar llegó a valer $1550.
El lunes 23, viajó a Estados Unidos a pedir un nuevo préstamo, lo que se conoce por “salvataje” económico, al Tesoro del Estado. Habrá pensado: ‘si ya le pedí al Banco Mundial, al FMI, al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), al Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), porque no, al Tesoro del Estado‘. Hasta el momento no llegó un dólar del préstamo y se desconoce la letra chica del acuerdo.
Lo que si se supo fue que, entre viaje y viaje, liberó el cepo a las retenciones del agro. Del rug pull, Bunge Argentina S.A., LDC Argentina S.A., Cofco International Argentina, Viterra Argentina S.A. y Cargill SAIC, se llevaron 1.500 millones de dólares. El cargo corrió por cuenta del Estado.
“¿Cuándo la toma de deuda y la entrega a Estados Unidos se transformó en un evento de festejo? Más aún teniendo en cuenta que la deuda pública creció más de 90 mil millones de dólares durante el primer año y medio de la administración de Milei”, Coco Polinari Sabattini.
El presidente ni una palabra de esto, o sí, para él “todo fue una operación”, aunque al tiro se lo peguen entre ellos, por acción u omisión. Las coimas del 3% y las acusaciones e imputación que carga el ex candidato a diputado, José Luis Espert, por el cobro de 200 mil dólares a Fred Machado, fueron ‘una opereta K’.
Por si no quedara margen para pestañear, en medio del descalabro, Milei decidió presentar su último libro “La Construcción del Milagro”, en el Movistar Arena (alquilado) y cantar covers de Rock Nacional. Un presente eterno de 30 Segundos de Fama.
Según se estima, el costo total del show, incluyendo alquiler y traslado, fue entre 300 a 500 mil dólares. Sin contar la custodia presidencial de la gendarmería.
“El mileísmo convierte cada intervención en un show mediático donde lo importante no es el contenido, sino la viralidad”, Coco Polinari Sabattini.

Humor social en crisis
En salud, se describe el desarrollo de la estructura del sujeto, en tanto, se observa a la persona dentro de un contexto político, económico, cultural concreto. De manera descriptiva se podría considerar que si el gobierno de un país ejerce el poder de manera arbitraria y aleatoria como en el nuestro, la salud de sus ciudadanos, muy probablemente, se vea afectada por las decisiones que tome.
Respecto al humor social, es decir la medición del estado general de la sociedad argentina, el informe realizado por el Laboratorio de Observación de la Opinión Pública (LOOP), describe que solo el 37% de los encuestados se muestra satisfecho con la marcha general del país. El dato representa una caída respecto de los meses anteriores y marca una tendencia que se repite con especial énfasis en mujeres y sectores de ingresos bajos. En paralelo, la insatisfacción alcanzó el 61%, y solo un 9% dijo estar muy satisfecho.
Las palabras que más se resuenan, son: “recesión”, “crisis” e “inestabilidad”. Las mismas, pasaron a ocupar el lugar que seis meses atrás dominaban los términos “esperanza”, “estabilidad” y “crecimiento”.
Aunque todo estudio estadístico es un recorte de la realidad, no deja de mostrar el descontento de la parte más vulnerable y vulnerada del estrato social. Continuando por esta línea, diversos estudios demuestran la degradación y desatención que el Gobierno Nacional tuvo en este año y medio de gestión.
Desde la crisis habitacional, donde los datos recolectados por la Fundación Vivienda Digna, TECHO, Mujeres 2000, Módulo Sanitario y Hábitat para la Humanidad Argentina, describe que 1 de cada 3 familias residen en viviendas inadecuadas. Ya sea porque no cuentan con los servicios indispensables (agua, luz y gas) o porque las condiciones edilicias están en pésimo estado, lo que pone en riesgo la salud de los residentes.
“Hablar de indicadores de emergencia y calidad de vida tiene consecuencias: mujeres de áreas más pobres viven 3,2 años menos, mientras que en los varones la expectativa se reduce 4,6; destacando la diferencia entre vivir en el centro de la ciudad o zonas críticas en torno a el acceso a servicios y amenazas sanitarias”, Victoria Marconetto.
En el sector laboral productivo, la crisis industrial se tradujo en el cierre de 1614 fábricas de todos los rubros desde noviembre de 2023, hasta junio pasado (último dato oficial), equivalente al 3,3% de todos los empleadores industriales del país, según un reciente informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). 43.063 puestos de trabajo, se vieron afectados.
A su vez, el 80% por ciento de la población cobra por debajo de la canasta básica, 970 mil pesos. Sólo el 20% cobra entre un 1.200 mil / 2 millones de pesos. Esto significa una caída del 9% en el consumo de productos básicos: alimento, higiene y salud.
“Allí están la clase media baja y la clase baja, para las que antes el mes terminaba el día 20 y hoy termina el día 12”, Guillermo Olivetto, titular de la Consultora W.
De las pocas cualidades que llamaban la atención de Javier Milei, previo a su asunción, hoy resultan intolerables. Ya nadie lo quiere escuchar, pero tampoco pueden dejar de mirarlo. Está en todas partes, menos donde tiene que estar: atendiendo las necesidades de los argentinos. El karma de vivir al sur.
“La contradicción es evidente, pero en la lógica mileísta eso ya no importa: lo que vale es sembrar confusión”, Coco Polinari Sabattini.
Fotografía de portada: Matías Baglietto