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sábado, octubre 11, 2025

El Nobel de Literatura 2025 premia a László Krasznahorkai, “el maestro del apocalipsis”

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Esta vez las apuestas acertaron y el segundo entre los favoritos al Premio Nobel de Literatura fue ungido por la Academia Sueca: el húngaro László Krasznahorkai, de 71 años, “autoexiliado” de su país natal, quien vive hoy entre Trieste y Viena, es el galardonado de este año. Se espera que su discurso de aceptación el 10 de diciembre sea memorable. La Academia le otorgó el galardón “por su obra convincente y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”.

Una foto tomada el 11 de julio de 2012 muestra al escritor húngaro Laszlo Krasznahorkai en su casa de Pilisszentivan, a 20 km al norte de Budapest, Hungría. EFE/EPA/Gyula Czimbal HUNGARY OUTUna foto tomada el 11 de julio de 2012 muestra al escritor húngaro Laszlo Krasznahorkai en su casa de Pilisszentivan, a 20 km al norte de Budapest, Hungría. EFE/EPA/Gyula Czimbal HUNGARY OUT

Además, el jurado indicó que Krasznahorkai es «un gran escritor épico en la tradición centroeuropea que se extiende a través de Kafka hasta Thomas Bernhard, y se caracteriza por el absurdo y el exceso grotesco».

Y completó: «Pero tiene más recursos, y también mira hacia el Este, adoptando un tono más contemplativo y finamente calibrado«, lo que se evidencia en «una serie de obras inspiradas por las profundas impresiones que le dejaron sus viajes a China y Japón».

¿Quién es László Krasznahorkai? Nacido en 1954 en la pequeña ciudad húngara de Gyula, cerca de la frontera sureste con Rumania, su primera novela publicada en su lengua fue Sátántangó (1985), traducida al español como Tango satánico, convirtiéndose en un éxito literario inmediato en su país, y considerada su mejor obra.

Mats Malm, secretario permanente de la Academia Sueca, durante el anuncio del Premio Nobel de Literatura 2025 en Börshuset, Estocolmo. EFE/EPA/Henrik Montgomery/TT SWEDEN OUTMats Malm, secretario permanente de la Academia Sueca, durante el anuncio del Premio Nobel de Literatura 2025 en Börshuset, Estocolmo. EFE/EPA/Henrik Montgomery/TT SWEDEN OUT

De 71 años, Krasznahorkai creció en una familia judía de clase media. Su inspiración proviene de sus experiencias bajo el comunismo y de los extensos viajes que realizó tras mudarse por primera vez al extranjero en 1987 a Berlín Occidental. Sus novelas, cuentos y ensayos son más conocidos en Alemania, donde vivió por largos períodos, que en su Hungría natal.

Estudió derecho en las Universidades de Szeged y de Budapest entre 1973 y 1978, pero decidió abandonar esos estudios. Conocido por su carácter inconformista, Krasznahorkai trabajó después en distintos empleos, como minero y vigilante de seguridad, y comenzó a desarrollar su gusto por la escritura.

En 1977 inició sus estudios de Andragogía (enseñanza de adultos) y Filología Húngara en la Universidad de Budapest, y comenzó a publicar en diferentes revistas literarias, entre ellas la prestigiosa Mozgó Világ (Mundo en Movimiento).

Literatura desesperanzada

Su literatura áspera, desesperanzada, por momentos absurda y grotesca le ha deparado premiso como el Man Booker International (2015) y el Premio Formentor de las Letras (2024).

La novela Tango satánico narra la historia de un grupo de pobladores desamparados en una granja colectiva abandonada en la zona rural húngara poco antes de la caída del comunismo. Los habitantes están al borde del colapso y la desaparición al fracasar la cooperativa que intentan formar. Todo es silencio y expectativa vacía hasta que dos personajes, Irimiás y Petrina, a quienes se creía muertos, vuelven a escena.

La gente interpreta su reaparición como un mensaje de esperanza o de apocalipsis. El elemento satánico está presente en la moral de esclavitud de los pobladores y en las estafas de Irimiás. La novela fue llevada al cine en versión del director húngaro Béla Tarr, en 1994, con una duración de siete horas.

Susan Sontag apostrofó a Krasznahorkai como “el maestro del apocalipsis de la literatura contemporánea”, tras leer su segundo libro publicado en 1989 traducido como La melancolía de la resistencia. En un pequeño pueblo húngaro enclavado en un valle de los Cárpatos, cuya secuencia de hechos dramáticos se corona con la llegada de un circo cuya principal atracción es el cadáver de una ballena gigante. Desde el inicio impera un estado de emergencia vertiginoso al que los lectores son arrastrados por la escritura del autor húngaro. Mediante escenas surrealistas y grotescas, Krasznahorkai retrata la lucha entre el orden y el desorden.

“Al Norte la montaña, al Sur el lago, al Oeste el camino, al Este el río” (2003) exhibe la naturaleza itinerante de Krasznahorkai que lo llevó a Oriente, con varias obras inspiradas en el tiempo que pasó en China y Japón. El tono de esas obras es más equilibrado y contemplativo. En este libro sobresale una historia que nos transporta a Kioto para acompañar al nieto del príncipe de Genji en su búsqueda de un jardín secreto.

Otro de sus libros consagratorios es La melancolía de la resistencia (1989), como ya se dijo, estelarizada en cine por Béla Tarr con quien comenzó en los 80 una colaboración. Así, ambos llevaron a la gran pantalla obras como Tango Satánico, o Armonías de Werckmeister, cuyo guión fue escrito por Krasznahorkai a partir de aquella novela.

Entre sus mejores amigos se han contado desde siempre nombres como Allen Ginsberg e Imre Kertész.

Canallas manipuladores

En una de las pocas entrevistas que concedió en 2022 con motivo de asistir a un Encuentro en Pamplona, España, Krasznahorkai expresó, a raíz de la guerra de Ucrania y de la deriva de los países que pertenecieron al bloque soviético: “Los canallas saben perfectamente cómo manipular. La gente no necesita profetas, sino falsos profetas. Por un lado, están quienes, en muchos casos, vienen de ese mismo medio y se convierten en gente poderosa y rica. Por otro, está ese pueblo siempre oprimido en todos los regímenes, que se resiste a admitir la verdad. La rebelión de esas capas sociales se volvió anárquica por la impotencia, así que solo buscan la destrucción de lo que había antes. La gente necesita que se le mienta”.

Una foto tomada el 11 de julio de 2012 muestra al escritor húngaro Laszlo Krasznahorkai en su casa de Pilisszentivan, a 20 km al norte de Budapest, Hungría. EFE/EPA/Gyula Czimbal HUNGARY OUTUna foto tomada el 11 de julio de 2012 muestra al escritor húngaro Laszlo Krasznahorkai en su casa de Pilisszentivan, a 20 km al norte de Budapest, Hungría. EFE/EPA/Gyula Czimbal HUNGARY OUT

Él mismo reconoció al recibir el Premio Formentor de las Letras 2024 que escribe para sí mismo y «para la pequeña lista de gente que aún lee».

Y cuando le entregaron el prestigioso Premio Internacional Man Booker en 2015, el jurado aseguró que Krasznahorkai es un escritor que describe la realidad actual con unas imágenes bellas, aterradoras y cómicas a la vez.

«Escribir es un asunto privado para mí, así que no me gusta hablar de eso, porque uno no habla, por respeto a los demás, acerca de cuando se cambia de calcetines –dijo con ironía a revista Ñ hace pocas semanas–. Pero le diré que escribo en mi cabeza todo el tiempo, y sólo de vez en cuando –¡de vez en cuando!– lo apunto en libros. Y no me obsesiona escribir, me obsesiona encontrar, y no encontrar, una salida a esta compulsión por anotar. No quiero seguir haciéndolo, y menos hasta el fin de los tiempos. ¡No! Empiezo cada frase pensando: “László, ésta será la última, y se acabó, basta”. Pero no sirve de nada, porque entonces flaqueo, cometo un error, y aparece otro libro. Antes de morir, espero regalarme a mí mismo al menos medio día en el que pueda contemplar con la cabeza despejada, es decir vacía, una estrella en el cielo nocturno, una estrella que quizá hace tiempo dejó de existir».

Aunque no le interesa especialmente ofrecer entrevistas, el Nobel de Literatura 2025 lo impulsó a decir algunas palabras. Primero, declaró a la cadena sueca Sveriges Radio: «Estoy muy feliz, estoy tranquilo y muy nervioso a la vez». Y agregó: «Es mi primer día como ganador del Premio Nobel», con ese conocido manejo sutil del humor que lo atraviesa.

Más tarde, durante la jornada, su voz comenzó a circular por los medios. En la Argentina, su obra es editada por Maximiliano Papandrea, director de Sigilo, que lógicamente celebró el reconocimiento y recordó la trayectoria del autor. “El camino sigue siendo apostar por la literatura verdadera, donde las palabras son protagonistas”, dijo a Clarín.

A media tarde, la editorial transmitió un mensaje de nuevo Premio Nobel de Literatura: «Estoy muy feliz de haber recibido el Premio Nobel, sobre todo porque este reconocimiento demuestra que la literatura existe por sí misma, más allá de las diversas expectativas no literarias, y que todavía se la sigue leyendo. Y, para quienes la leen, ofrece cierta esperanza de que la belleza, la nobleza y lo sublime aún existen por derecho propio», expresó a través de su editoria argentina.

Y agregó: «Puede ofrecer esperanza incluso a aquellos en quienes la vida apenas titila. Confía, aunque parezca que no tiene sentido».

Redacción

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