Por: Cristián Frers, Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social
Históricamente, en Argentina no se ha logrado diseñar la política ambiental una línea de trabajo integrada que contemple al país en su totalidad y a sus distintas regiones, abordando los ejes principales de una política ambiental.
Aspectos cruciales como bosques, residuos, glaciares, biodiversidad, cambio climático y la gestión económica ambiental, entre otros, permanecen desarticulados.
La raíz de este problema es la falta de gestión política, evidenciada en un marcado desinterés por estos temas por parte del gobierno actual, así como de las administraciones pasadas y, previsiblemente, de las venideras.
La estrategia predominante se limita a «emparchar» la realidad, un método que impide cualquier avance sustancial. El problema fundamental no reside en la ausencia de leyes, sino en su sistemático incumplimiento.
Aunque en ciertos municipios falten ordenanzas o en algunas provincias legislaciones específicas, la dificultad central radica en la imposibilidad de aplicar las normas una vez que estas existen.
La autoridad de aplicación correspondiente en cada caso omite ejercer su autoridad, y la población, a su vez, no acata la ley ante la ausencia de control.
Durante el bienio 2024-2025, la política ambiental en Argentina ha experimentado retrocesos significativos. Esto se debe a un enfoque de gobierno enfocado en el superávit fiscal y la desregulación, lo cual se tradujo en una reducción de fondos para áreas ambientales clave, la paralización o eliminación de programas de energías renovables y de manejo del fuego.
A esto se suma la potencial debilitación de los controles ambientales a través de la Ley Bases y el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), que podría favorecer actividades extractivas sin los debidos estudios previos, priorizando el uso empresarial por sobre el humano.
Todo esto transcurre en un contexto de agudización de la crisis climática, demostrada por eventos extremos como incendios e inundaciones, que ponen en peligro la salud pública y la sostenibilidad de los ecosistemas.
Las críticas a la gestión ambiental en la Provincia de Buenos Aires suelen enfocarse en la nula aplicación efectiva de la Ley de Bosques, el incumplimiento de las normativas para la gestión de residuos y la escasa financiación destinada a la protección ambiental.
Otros cuestionamientos incluyen la proliferación de actividades como la minería de áridos, que contamina suelos y aguas, y una deficiente planificación urbana. Esta última agrava las inundaciones por el aumento del nivel freático, afectando la salud y el entorno de la población.

No es sostenible la visión expresada por Cristian Muzzio, Director de Ambiente en el Municipio de Carmen de Areco, durante una entrevista con la radio FM Sincope de esa localidad, donde afirmó: “Nosotros desde la Dirección de Ambiente, queremos ser transversales a todas las problemáticas sociales. Para entender el ambiente y saliendo de la biología… aquella, que estudiábamos, que era el concepto de biología, física, química y la interrelación entre especies.
Nosotros entendemos que como dice nuestra Ministra, Daniela Vilar, de la Provincia de Buenos Aires y el Intendente, Ivan Villagran, que deben basarse en ese ambientalismo popular que es el que sucede día a día. Es como tratamos a nuestros animales, como tratamos a nuestro prójimo, como tratamos los residuos en nuestro hogar, como tratamos a los árboles que tenemos en nuestra línea municipal”.
Esta perspectiva no guarda relación con la ecología ni con el medio ambiente; se aproxima más al populismo. Se están mezclando los tantos.
Muzzio añadió: “Es un poco una mirada bastante más transversal e integral en base a que el ambientalismo ya no es más esa cuestión técnica, sino que somos TODOS sino nos disociamos en que los animales, que el rio, que el bosque, que el mar y nos olvidamos que en esa lucha estamos nosotros, y por ahí nos metíamos como enemigos de la cadena que ahí no existimos y terminamos de alguna manera NO comprendiendo a compartir y convivir con la NATURALEZA, sino denostándola o tomándonos atribuciones que NO nos corresponden”.
La política ambiental, ya sea en un Municipio o a cualquier escala, debe cimentarse en la preocupación y el desarrollo de objetivos con la finalidad de mejorar el ambiente, conservar los principios naturales de la vida humana y fomentar un desarrollo sostenible, tanto en el esfera pública como en la privada.
En mi opinión, la política ambiental es la definición de un conjunto armónico e interconectado de objetivos, los cuales deben estar orientados al mejoramiento del ambiente y al manejo adecuado de los recursos naturales.
A estas metas se deben sumar decisiones y acciones específicas destinadas a su cumplimiento, con el necesario respaldo de normas, instituciones y procedimientos que garanticen la funcionalidad de dichas políticas.
En resumen, se trata del conjunto de los esfuerzos políticos para preservar las bases naturales de la vida humana y alcanzar un desarrollo sostenible.
Nuestra generación se halla frente a la oportunidad más extraordinaria de grandeza que ninguna otra generación en la historia de la humanidad haya tenido. Si no modificamos nuestro rumbo y nos limitamos a observar cómo nuestra localidad, nuestra provincia, nuestro país o nuestro planeta colapsan, seremos más odiados que cualquier generación que haya existido.
Las generaciones futuras podrán observar que teníamos información más que suficiente para comprender los problemas que hemos generado y verán con la misma claridad que fallamos en nuestra tarea de salvar a la Naturaleza. Y nos odiarán por eso, porque habremos intercambiado nuestro confort por su futuro.
Cristián Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social (Periodista).