El radicalismo bonaerense sufrió un duro revés en las últimas elecciones legislativas, con una pérdida significativa de representación en distintos niveles.
El partido, bajo la estrategia de Miguel Fernández y Pablo Domenichini, perdió 147 concejales en distritos de la provincia, incluyendo la totalidad de sus bancas en el conurbano. En la Legislatura bonaerense también retrocedió con la caída de 12 de los 14 escaños que ponía en juego.
Históricamente, la UCR había mantenido un núcleo de poder en intendencias del interior provincial. Sin embargo, en esta ocasión la alianza Somos Buenos Aires también sufrió un fuerte traspié: 17 de sus 28 intendentes fueron derrotados.
En la Cuarta Sección Electoral, el radicalismo obtuvo solo dos bancas legislativas: una para Pablo Petrecca y otra para Natalia Quintana, cercana a Fernández. La situación podría complicarse si Petrecca no asume, ya que el siguiente en la lista es el intendente de Chivilcoy, Guillermo Britos, quien estaría dispuesto a cerrar un acuerdo con el peronismo.