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sábado, octubre 11, 2025

Por qué en Argentina hamburguesas y salchichas pueden seguir teniendo ese nombre aunque no lo sean

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En 2022 el Código Alimentario Argentino incorporó una normativa sobre los llamados “productos análogos” veganos y vegetarianos, que va a contrapelo de lo que acaba de decidir el Parlamento Europeo, cuerpo legislativo que esta semana determinó que las hamburguesas y salchichas sin carne puedan usar esos rótulos. Sin embargo, a más de tres años de la resolución local, Argentina está lejos de haber avanzando en robustecer la débil legislación que existe sobre este tema.

Aunque la propia ANMAT recogió (y dio por válido) el dato de que nada menos que el 12% de la población argentina es vegana o vegetariana (según cifras de 2020 de la Unión Vegetariana Argentina), no hubo por ahora ningún avance en determinar de qué manera deben formalmente llamarse las hamburguesas y salchichas veganas o vegetarianas, un asunto bastante menos problemático para los a veces llamados “medallones” o “burgers” vegetales que para las salchichas, producto para el que los eufemismos (dignos de aparecer en el packaging de un alimento) definitivamente flaquean.

La resolución conjunta 5/2022 fue el modo que ese año encontró la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) para resolver la polémica alrededor de los requisitos que deberían cumplir los productos que quisieran ser considerados oficialmente “veganos” o “vegetarianos”. Sin embargo, como pasa muchas veces en la normativa local, el texto de la resolución dejó huecos o ambigüedades provocadas por la falta de precisión terminológica, lo que permitió -y permite- que la industria libere por completo su imaginación a la hora de describir estos alimentos en los envases, aunque eso pueda confundir al consumidor.

De hecho, el único párrafo que explicita si se puede usar o no la palabra “hamburguesa” o “salchicha” o “embutido” para identificar un producto alimenticio vegano o vegetariano, son estas líneas al borde de lo elíptico:

No se podrá hacer uso de denominaciones reglamentarias de alimentos de origen animal con identidad definida en el presente Código a excepción de las referencias que confieren aroma y/o sabor. Tampoco se podrán utilizar términos que hagan alusión a los mismos”.

La prohibición en Europa también involucra a las salchicas veganas. Foto: @enricorapalin.La prohibición en Europa también involucra a las salchicas veganas. Foto: @enricorapalin.

Es probable que muchos de los que infringen la norma consideren que el texto es conceptualmente vago o le falta precisión terminológica, o sólo que no nadie les va a decir nada, pero lo cierto es que en el mercado local existen productos presentados como “medallón a base de”, y otros más creativos que apelaron a las palabras “burger” (hamburguesa en inglés), “salXicha” o, más sorprendentemente, a la descripción “producto de origen vegetal sabor SALCHICHA”, en donde las palabras en minúscula son, propiamente, minúsculas; y “salchicha” se destaca con un importante cartelón engañoso.

Hamburguesas y salchichas veganas (a la europea)

El artículo 330 del Código Alimentario Argentino (CAA) determina que “se entiende por hamburgués o bife a la hamburguesa, al producto elaborado con carne picada con el agregado de sal, glutamato de sodio y ácido ascórbico” (cuyo contenido de grasa no exceda el 20%). Del mismo modo, el artículo 329 define que, “con el nombre genérico de salchicha fresca, se entiende el embutido fresco, elaborado sobre la base de carne de cerdo y vacuno, con el agregado de tocino, sal, salitre y especias”.

Si bien es evidente que, contra la decisión que tomaron los países de la Unión Europea, en Argentina no pueden usarse los rótulos “hamburguesa” y “salchicha” para alimentos que no cumplan con las definiciones citadas arriba, llama la atención que en tres años y considerando tanto el tamaño de la población vegana o vegetariana a nivel local, como la variedad de marcas que producen alimentos “análogos”, el Instituto Nacional de Alimentos (INAL-ANMAT) no haya encontrado y regulado algún modo unificado y razonable de llamar a esos triturados vegetales alargados o con forma de disco.

En diálogo con Clarín, la licenciada en Nutrición Teresa Cóccaro recordó que, previo a la resolución de 2022, “hubo un tire y afloje entre sectores sobre cómo llamar a estos productos”. En un análisis literal del párrafo de esa normativa citado arriba, señaló un punto nada menor, y es que el CAA (pudiendo hacerlo) “nunca prohibió explícitamente usar las palabras ‘hamburguesa’ o ‘salchicha‘, aunque sí definió que originalmente las versiones tradicionales son a base de carne”, como para que de algún modo se entienda que “los productos vegetales quedan fuera de esa definición técnica”.

La especialista consideró que es una cuenta pendiente, “establecer la denominación de fantasía, como pasa en los productos cárnicos. Si bien se han hecho algunas actualizaciones, el CAA no está totalmente adaptado a la velocidad de la creación de productos que van saliendo al mercado. En la industria y sobre todo para el consumidor, el poder del lenguaje en la elección alimentaria es importante”.

En Europa quedó prohibido quqe las hamburguesas veganas lleven ese nombre. Foto: Maxi FaillaEn Europa quedó prohibido quqe las hamburguesas veganas lleven ese nombre. Foto: Maxi Failla

En busca de una alimentación sana

Lo que no puede negarse es que, aunque el texto que prohíbe llamar hamburguesa o salchicha a los productos sin carne sea terminológicamente vago, la normativa está en sintonía con lo que pasa con las “bebidas a base de” alimentos no lácteos. O sea, almendras, soja, avena y todas sus variantes sin proteína animal, que no pueden utilizar la palabra “leche” en sus packaging. Es lo mismo que ocurre con las bebidas para chicos “a base de”, que se comercializan como si tuvieran un «aire de chocolatada» pero, o no tienen leche, o no tienen chocolate, o no tienen ninguno de los dos.

A diferencia de su normativa para hamburguesas y salchichas, Europa definió esta semana lo mismo que hace la Argentina hoy: prohibir el uso de la palabra leche, cada vez que el producto no contenga -valga la redundancia- leche.

Según un estudio de la Unión Vegetariana Internacional de 2017, en el mundo hay más de 600 millones de vegetarianos. Sólo en Estados Unidos (cita la resolución de la ANMAT de 2022), el crecimiento del vegetarianismo desde 2014 fue del 500%.

Considerando el alza de las cifras en este sentido y la tendencia (en el pequeño sector de la población argentina que no está en la pobreza y no sufre malnutrición), ¿hubiera sido buena idea dejar que las versiones vegetales utilicen libremente los rótulos “hamburguesa” o “salchicha”, como para que con la confusión del consumidor se desestimule la ingesta de esos alimentos de bajísimo valor nutricional?

Sergio Britos, nutricionista director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA), apuntó que “las hamburguesas y salchichas tradicionales no son alimentos importantes en el patrón alimentario poblacional, ya que tienen bajos niveles de consumo promedio, más allá de que hay personas que los comen en cantidad”.

“Son alimentos que nuestras Guías identifican como ‘ocasionales’, lo que implica una recomendación de baja frecuencia de consumo porque tienen más contribución negativa en nutrientes críticos que positiva en nutrientes esenciales”, dijo, y se preguntó: “Ahora bien, ¿sería bueno reemplazar esos alimentos por versiones vegetarianas y veganas? Para quienes tienen un alto consumo, quizás las versiones vegetales pueden minimizar algo el perfil nutricional negativo, pero ¿cuántos de los que se deleitan con sus versiones cárnicas estarán dispuestos a reemplazarlas?

“Nada, pero nada reemplaza a la comida real; ese medallón o esa hamburguesa que podés hacer en tu casa y que sabés qué le pones. Es sumamente diferente a algo comprado. Algo comprado puede tener más grasa, agregado de aditivos, proteínas de baja calidad -dependiendo la fuente- y sodio. Basta con mirar el sello frontal en los productos, no importa su origen”, sumó Cóccaro.

“En nuestro equipo no denostamos ni demonizamos las versiones vegetales de alimentos ocasionales, pero, en verdad”, si queremos precisamente disminuir los excesos de este tipo de alimentos, no parece que la vía para hacerlo sea reconvertirlos en vegetales”, opinó Britos, y concluyó: “Siempre entendemos que una estrategia superadora es identificar la mejor y más realista manera de reemplazarlos por alimentos como verduras y legumbres, entre otros. Es una forma más genuina de producir cambios sostenibles en el tiempo”.

PS

Redacción

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