(Latam) Tras un débil informe de empleo en EE. UU. y un pequeño aumento en la inflación, la Reserva Federal de EE. UU. recortó las tasas de interés en 25 puntos básicos en su última reunión de hoy, miércoles 17 de septiembre. Mientras las acciones continúan subiendo, los instrumentos de inversión a largo plazo, como los bonos, se han visto sacudidos, principalmente debido al enfoque inusualmente intervencionista del presidente Trump hacia la históricamente independiente Reserva Federal. Ahora queda por ver si esta primera tasa del segundo mandato de Trump calmará al presidente y a sus seguidores, mientras brinda garantías a los mercados de divisas y bonos.
En esta fecha también el Banco Central de Brasil toma una decisión sobre las tasas de interés menos polémicas. Aparte del comentario del ministro de Finanzas Fernando Haddad, de que hay margen para recortar la tasa históricamente alta del banco central del 15 % (el nivel más alto en casi dos décadas), se ha ejercido poca presión política sobre los responsables de la decisión. La única reciente disrupción del mercado se produjo cuando el Congreso brasileño propuso un proyecto de ley que le permitiría destituir al presidente del Banco Central, lo que llevó a Haddad a expresar su preocupación y a un periodista a calificarlo de comportamiento de “república bananera”.
David Barrett, CEO de empresa financiera, sugiere que los bancos centrales de América Latina, muchos de los cuales recientemente ganaron más autonomía, ahora están dando a Estados Unidos y Europa una oportuna lección de independencia tecnocrática.
“Aunque la Reserva Federal ganó autonomía en la primera mitad del siglo XX, coincidiendo con que el dólar se convirtiera en la moneda de reserva de facto y Estados Unidos en el pilar del capitalismo occidental, muchos bancos centrales de América Latina, como México, Perú y Chile, solo lograron su independencia mediante duras reformas económicas durante los años noventa. Desde entonces, la interferencia política ha disminuido y, cuando ocurre, se considera una señal de alerta importante para los inversionistas”.
El caso más reciente de interferencia política proviene de Gustavo Petro, presidente de Colombia y uno de los recientes oponentes del presidente Trump. A pesar de una inflación persistente (actualmente en 5,1 %), ha presionado al banco central independiente para que continúe su ciclo de recortes iniciado tras la pandemia, con el fin de reactivar una economía lenta. Hasta ahora, el Banco Central ha resistido, citando un gran déficit fiscal que podría dificultar su objetivo de inflación del 3 % para 2026. Ante esta turbulencia económica e incertidumbre electoral, Morningstar DBRS rebajó recientemente la calificación crediticia del país de BBB (bajo) a BB (alto).
“Los bancos centrales de América Latina no tienen el lujo de acumular un déficit del tamaño del de Estados Unidos u otras economías avanzadas, por lo que deben utilizar las herramientas disponibles para moderar el gasto público”, añade Barrett. “Algunos países, como Brasil, Colombia y Argentina, suelen tener déficits relativamente altos que pueden asustar a los inversionistas. Otros, como Chile, Paraguay y Perú, han construido una reputación por su gestión fiscal prudente y bajos niveles de deuda. Al mismo tiempo, así como la independencia de los bancos centrales latinoamericanos se ganó recientemente, la inflación también es un recuerdo más reciente que en Europa, lo que significa que sus economías tienden a tener una mayor tolerancia a aumentos de un solo dígito que sus contrapartes europeas y norteamericanas”.
Estas experiencias recientes posicionan a los bancos centrales de América Latina como indicadores de cómo la presión política afecta la política monetaria a nivel global.
Tanto Estados Unidos como Europa están lidiando ahora con tasas de inflación históricamente altas en comparación con las últimas dos décadas, un problema que América Latina ha estado combatiendo desde hace mucho más tiempo. Este contexto les da a los bancos centrales de América Latina una mayor libertad para subir las tasas sin inquietar al público ni a los inversionistas, que están menos acostumbrados a tasas de interés altas sostenidas en EE. UU. y Europa.
La situación actual en Estados Unidos recuerda instancias pasadas de interferencia política que llevaron a turbulencias económicas tanto en mercados desarrollados como emergentes. En 2011, la presidenta brasileña Dilma Rousseff hizo de las tasas de interés bajas una parte central de su mandato, una medida que agravó una recesión, dañó la imagen del Banco Central y llevó a su eventual destitución. Más recientemente, en 2022, la primera ministra británica Liz Truss anunció recortes fiscales sorpresa que sacudieron los mercados de bonos y provocaron una crisis fiscal, obligando al Banco de Inglaterra a intervenir.
“De cara al futuro, el camino no está exento de riesgos. Un crecimiento económico más lento en Brasil podría intensificar los llamados a un recorte de tasas, poniendo a prueba la determinación del banco central. Mientras tanto, la capacidad de la economía estadounidense para absorber múltiples recortes de tasas ante una inflación persistente y un crecimiento desacelerado sigue siendo incierta. Lo que es diferente es cómo las opiniones divergentes sobre las tasas de interés —desde el deseo de Trump por una tasa del 1 % hasta otros que abogan por tasas aún más altas— están en gran medida ausentes en América Latina, donde un consenso arduamente logrado sobre la independencia de los bancos centrales está proporcionando una base económica estable”, añade Barrett.
La historia de la región en la gestión de la alta inflación significa que sus bancos centrales actúan con rapidez, creando ciclos de tasas de interés distintos que pueden ofrecer oportunidades atractivas para los operadores de divisas y bonos. Los operadores pueden capitalizar una estrategia de carry trade de alto rendimiento al pedir prestado en monedas de bajo interés e invertir en bonos de alto rendimiento en países latinoamericanos. Países como Brasil, que se espera mantengan tasas altas, ofrecen un entorno predecible para esta estrategia. Por el contrario, en ciclos de recorte de tasas, los operadores pueden beneficiarse de la apreciación de los valores de los bonos y de una moneda fortalecida a medida que disminuyen los temores inflacionarios.
Estas dinámicas de mercado requieren un análisis sofisticado y una profunda experiencia regional para navegar con éxito. “Cuando se trata de América Latina, la empresa se compromete a ir más allá que la mayoría en el análisis profundo de los movimientos de las instituciones financieras clave”, concluye el CEO. “Combinando una investigación rigurosa con décadas de experiencia en diversos mercados, buscamos ofrecer a nuestros operadores una mayor conciencia tanto de los obstáculos como de las oportunidades emergentes en esta emocionante región”.
Ver más: Latam lidera la adopción de mensajería y chatbots en banca móvil
Ver más: ¿Pánico u oportunidad? Mover plata hoy en Argentina
Ver más: Banco y empresa de software firman una alianza estratégica