por Distrito Interior ·
La madrugada del sábado 20 de septiembre de 2025 quedará por muchos años grabada en la memoria de los habitantes de General Villegas como una de las más dramáticas a causa de un evento natural, como es una tormenta.
Faltaban apenas unos minutos para las 4 cuando se oyeron los primeros truenos y en un breve lapso llegó la feroz pedrada.
Tratándose de la víspera d ela llegada de la primavera muchos fueron sorprendidos con los vehículos afuera, y aunque el Servicio Metrológico Nacional había emitido un Alerta que pasó de Amarilla a Naranja, siendo replicada por los medios locales y de la zona, muchos hicieron caso omiso.
Así fue que la peor parte se la llevaron los vehículos, autos, camionetas, incluso camiones fueron seriamente afectados; tanto que se observa que un alto porcentaje del parque automotor local está visiblemente dañado en sus chapas, algunos también sus vidrios y micas.
A ello se le deben agregar muchos techos que sufrieron el vendaval que continuó con viento y lluvia abundante, en muchos casos metiéndose el agua adentro de las viviendas, en la mayoría de las casas, por la rotura de techos o el colapso de las canaletas por la piedra acumulada, alcanzando muebles.
Para tener una idea de la magnitud del fenómeno, bastaba con apreciar con las primeras luces d ela mañana la mortandad de pájaros y la cantidad de ramas, que parecían haber sido molidas, esparcidas por las veredas, calles y patios.
Uno de los casos más tristes fue la muerte de una perrita ciega, que tal como relató su dueño en el programa Las Cosas por el Aire (FM Peregrina 92.9), se encontraba dentro de un galpón ubicado en el patio de la vivienda; la mascota, una caniche de condición ciega, asustada por el estruendo, salió al patio muriendo como consecuencia de los golpes recibidos.
Audio de lo ocurrido con una mascota durante la tormenta
El mismo domingo, especialmente techistas y sacabollos fueron consultados, aunque toda su logística, en la medida de las posibilidades se pondrá en marcha este lunes. Lo mismo ocurrió con los agentes de seguros; uno de ellos, Juan Torino, contó que desde las primeras horas d ela mañana del sábado visitó a aquellos asegurados que lo iban requiriendo, entendiendo el trance angustiante en el que se encontraban.
La particularidad es que a pesar de la angustia por el momento vivido en aproximadamente 10 interminables minutos de «ametrallamiento» y las consecuencias económicas que ello provocó, al haber sido masivo el daño, y buena parte de la población verse afectada, el impacto en lo emocional parece ser menor, no obstante la procesión va por dentro.
Lo ocurrido, debe ser al final un aprendizaje; no desoír las advertencias de los entes meteorológicos y extremar las medidas en consecuencias para evitar ser sorprendidos como ocurrió hace apenas unas horas.