Alan Rivero estuvo a centímetros de configurar el debut perfecto. Una carrera alocada rumbo al arco, sin defensores a la vista y solo con la figura del arquero en el horizonte. Lo que habrá soñado, seguramente, en la noche previa a su estreno en el plano profesional.
“Cuando Lean (Leandro Iglesias) la tiró para arriba y vi que estaba solo, dije ‘me mando’. Me pasaron muchas cosas, sentí un silencio bárbaro en mi cabeza y pensé en picarle la pelota al arquero, pero se me fue larga, lo eludí y le pegué. Y justo el defensor de ellos se tiró para sacarla como si fuera la final de un mundial, ja”, relató el joven atacante matancero.
El pibe de la categoría 2006 fue uno de los tres debutantes en el choque frente a Talleres de Remedios de Escalada, en la última fecha del certamen, junto con Alen Boschi y Ariel Imperial. En la temporada de Reserva, metió cinco goles y se consagró como máximo anotador del equipo.
“Hasta que llegué al vestuario, no sabía que iba a ir al banco. Después, estuve mentalizado que iba a entrar unos minutos. Recién caí de todo esto cuando me abracé con mi hermano, que estuvo como alcanzapelotas. Ahí exploté en llanto”, confesó Rivero.
Una jornada inolvidable para el chico de Gregorio de Laferrere. Fueron quince minutos de disfrutar la recompensa tras un largo camino recorrido. “Mi familia es cero fútbol, yo los metí en este ámbito. Ellos siempre me acompañaron y me apoyaron en todo”, agregó.
Fue cuestión de centímetros y segundos. El gol se le negó en el debut, pero Rivero ya estará dispuesto para una revancha. De eso se trata la vida de los delanteros.