
Barcelona
Vecinos del Poblenou exigen al gobierno del alcalde Jaume Collboni que rehabilite cuanto antes el recinto de La Escocesa y lo dedique a vivienda social. “Como es un Bien Cultural de Interés Local las intervenciones son más costosas –lamentó este viernes en las inmediaciones Josep Maria Soler, de la asociación de vecinos del barrio–. El Ayuntamiento está dejando que todo el complejo se degrade. Hace años que la situación no deja de empeorar. Siempre nos dijeron que dedicarían La Escocesa a vivienda social. Pero el asunto ni se concreta ni avanza”. Esta es la historia de un fiasco carísimo.
Un fuerte dispositivo de la Guardia Urbana desalojó la mañana de del viernes a las 56 personas que vivían aquí. Los bomberos determinaron que el inmueble presenta graves daños estructurales, que refugiarse allí resulta tremendamente peligroso. Al parecer el riesgo de derrumbe es inminente. Además, el teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, destacó que las condiciones de vida en este lugar no son aceptables.

Los jóvenes africanos sacaron a la calle sus enseres
Àlex Garcia
Los chatarreros subsaharianos abandonaron La Escocesa de un modo lánguido y resignado, en verdad sorprendidos de la presencia de tantos policías, arrastrando sus carritos y todas sus pertenencias. Algunos explicaron que llegaron a las Canarias meses atrás, y que luego los trajeron por avión. Otros llevan años por aquí. La mayoría dijo que aún no sabían dónde dormirían, que ya encontrarían un lugar. Fuentes municipales señalaron que ninguno solicitó alojamiento al equipo de servicios sociales desplazado. Luego albañiles municipales tapiaron las puertas y ventanas. Una vez más. No es el primer desalojo de La Escocesa.
Hace ya ocho años, en el verano del 2017, el gobierno de la por aquellas fechas alcaldesa Ada Colau hizo uso del derecho de tanteo y retracto y mandó comprar se este histórico vestigio de aquel Manchester catalán por 10 millones de euros. Los entonces tenientes de alcalde Janet Sanz y Jaume Collboni detallaron al alimón que el Ayuntamiento de Barcelona frenaba así la construcción de un centenar de lofts de alto standing, que de este modo hacía frente a la especulación inmobiliaria y la temible gentrificación, que La Escocesa se convertiría en un gran complejo de viviendas públicas y equipamientos culturales y artísticos.

Uno de los desalojados explicó a los periodistas lo ocurrido
Àlex Garcia
Aquella mañana de agosto aquel ejecutivo sociocomún puso el horizonte en el 2025. Fuentes municipales subrayaron ayer que “el Ayuntamiento está trabajando con el objetivo de que La Escocesa se convierta en un polo de innovación económica, cultural, social y residencial. En estos momentos se están elaborando diversos proyectos vinculados al mundo agroalimentario y a la economía social y solidaria. Además, el Institut de Cultura de Barcelona (ICUB) ya puso en marcha en la nave Fonseco varias iniciativas de carácter cultural”. Lo peor del pasado es que siempre acaba atrapándote.
Apenas tres años después de aquella compra el Ayuntamiento se vio enfrascado en el desalojo de 51 adultos, 12 críos y 30 mascotas. Entonces unas cuantas familias dignificaron unas cuantas viviendas del complejo dejadas a la mano de Dios. Las adquisiciones municipales de inmuebles problemáticos siempre presentandas con solemnes discursos comenzaban a atragantarse. De todas formas los capítulos más luctuosos de La Escocesa aún no estaban escritos. A medida que pasó el tiempo los plazos de su esperada rehabilitación de se fueron diluyendo. En el 2021 el Ayuntamiento recuperó la propiedad de La Escocesa, y los albañiles municipales tapiaron sus ventanas y puertas.

El estado de La Escocesa es en estos momentos muy preocupante
Àlex Garcia
La última ocupación del recinto se remonta un par de años. Primero llegaron los magrebíes, sobre todo argelinos. Luego lo hicieron los subsaharianos, principalmente senegaleses. Unos y otros se distribuyeron por las diferentes dependencias. Hablamos de docenas de hombres jóvenes. Aquí ya dejaron de verse familias. Las relaciones entre magrebíes y los subsaharianos se enrarecieron. Algunos de los senegaleses desalojados contaron que ellos siempre se ganaron la vida con la chatarra, pero que algunos de los argelinos se dedicaban al robo, que robaban a la gente del barrio, que incluso les robaban a ellos mismos, el teléfono y cosas así… y que al final los echaron, hace pocos días, por las malas. Muchos pensaban que tras expulsar a los ladrones les dejarían quedarse en La Escocesa.
Lee también
Tormenta de críticas políticas
Al desalojo se acercó el edil de Vox Gonzalo de Oro, quien intercambió impresiones con varios vecinos, algunos más amistosos que otros. Luego Jordi Martí, de Junts, dijo que “el ruinoso estado de La Escocesa no es una novedad. Esta es la gestión que hemos sufrido con los gobiernos de Colau y ahora de Collboni: comprar, prometer y abandonar. Collboni ha mirado a otro lado hasta que la presión vecinal y las peleas han hecho inevitable actuar. Esperamos que al menos hayan previsto la atención a las personas vulnerables que vivían aquí”. En este sentido, los comunes exigirán al ejecutivo que explique qué dispositivos sociales activó en esta operación. “BComú pone sobre la mesa, una vez más, la crisis habitacional que sufre la ciudad y la necesidad de aumentar los recursos para las emergencias sociales”. “Estos desalojos son cada vez más frecuentes –terciaron en ERC–. Los problemas estructurales de esta finca municipal son conocidos desde hace mucho. Se podría haber trabajado mucho antes con las personas que aquí vivían”. El popular Daniel Sirera apuntó “la hipocresía de los gobiernos de Colau y Collboni, que llevan años quejándose de la falta de vivienda pero no han hecho nada para promover la construcción de nuevas viviendas en recintos como el de la Escocesa, que lleva ocho años vacío y se ha convertido en un foco de problemas y ocupaciones ilegales”.