El Molino Andresito incorpora tecnología bigbag para ampliar exportaciones, optimizar producción y brindar servicios industriales a cooperativas y pequeños productores misioneros.
Comandante Andresito dio un paso decisivo para consolidarse como el epicentro productivo de la yerba mate en la Argentina. Con el megamolino yerbatero, el más grande del país, la localidad del norte misionero se transformó en un polo industrial estratégico. El proyecto combina innovación tecnológica y desarrollo social, ya que busca fortalecer a los pequeños productores y cooperativas, los eslabones más vulnerables de la cadena yerbatera.
El complejo, instalado sobre un predio de cinco hectáreas, marcó un antes y un después en la historia productiva de Misiones. Su estructura moderna tiene capacidad para procesar y envasar más de 10 millones de kilos anuales de yerba. Dispone de zarandas automatizadas, depósitos para estacionamiento natural y acelerado, dos líneas de empaquetado de alta velocidad y un laboratorio vidriado para análisis de calidad.
Las ventajas del empaquetamiento big bags
Entre las innovaciones, destaca el sistema de empaquetamiento big bags, una tecnología clave para responder a las demandas del mercado exportador. Este formato permite enviar yerba molida a granel en bolsas de quinientos kilos, que luego se fraccionan y envasan en destino. Su incorporación amplía las oportunidades comerciales de Misiones y mejora la competitividad frente a otros mercados internacionales.
El sector yerbatero argentino moviliza cerca de 340 millones de kilos al año. De ese total, unos 290 millones corresponden al mercado interno, que consume el producto en paquete. Las exportaciones, en cambio, rondan los 45 millones de kilos anuales, y su mayor volumen se comercializa en formato big bags. Siria absorbe cerca del 70% de las ventas externas, seguida por Chile con un 15%, y más de cincuenta países completan el mapa de destino.
El molino de Andresito no solo potencia la capacidad industrial del país, sino que también democratiza el acceso a la tecnología. “Muchos secaderos que no cuentan con un molino o productores que no cuentan con un molino, van a tener la posibilidad de mandar sus hierbas a empaquetar y tener su propia marca, ya que el molino va a prestar ese servicio”, señalaron los responsables del proyecto. De esta manera, el establecimiento se convierte en un aliado directo para los pequeños productores que históricamente debieron vender su producción a granel por falta de infraestructura.
El empaquetamiento en big bags ofrece, además, una ventaja logística fundamental. Permite almacenar grandes volúmenes de yerba en condiciones óptimas, reducir costos de transporte y agilizar los envíos internacionales. Gracias a este sistema, los secaderos y cooperativas podrán acceder a nuevos mercados sin depender de intermediarios.
“El molino viene a cubrir un vacío histórico en la cadena productiva de la yerba mate”, afirmó Julio Petterson, presidente de la Asociación Civil de Productores Yerbateros del Norte (ACPYN). Según explicó, “es casi imposible para un pequeño productor construir una planta de este tipo por los altos costos que implica”. Con esta nueva estructura, podrán acceder a servicios de molienda, estacionamiento, clasificación y empaquetado que hasta ahora resultaban inaccesibles.
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