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domingo, octubre 12, 2025

Cómo es el «café oculto» en un palacio «estilo Lago di Como» a 20 kilómetros del Obelisco: tardes de té, ópera y pizza italiana

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Villa Grampa, en Temperley, resurge hoy como un punto de encuentro donde naturaleza, historia y gastronomía confluyen para ofrecer una experiencia única a una media hora del Obelisco. Ideal para un plan de salida de tarde, el espacio cuenta con un atractivo arbolado y parque que se vuelve ideal para las tardes de primavera que se vienen.

Aunque no siempre fue concebida como un local gastronómico, gracias a la nueva vida que se le dio quienes se acercan pueden sus reencontrarse con sabores, aromas y el disfrute tranquilo que muchos buscan lejos del bullicio de la city porteña… Y también una especie de viaje en el tiempo.

La construcción exhibe un estilo ecléctico con influencias neoclásicas, destacando sus columnas, arcos ornamentados y molduras detalladas. La fachada simétrica y los amplios ventanales aportan elegancia y equilibrio a la edificación.
La construcción exhibe un estilo ecléctico con influencias neoclásicas, destacando sus columnas, arcos ornamentados y molduras detalladas. La fachada simétrica y los amplios ventanales aportan elegancia y equilibrio a la edificación.
El exterior revoca evocan la arquitectura europea de comienzos del siglo XX
El exterior evoca la arquitectura europea de comienzos del siglo XX.

La casa principal, con sus salones amplios, ventanales originales, techos altos y extensos jardines, se presta idealmente para degustar un té, un café especial, postres caseros y platos de estilo clásico, acompañados por la atmósfera histórica que la rodea.

El edificio, construido entre 1910 y 1914 por los arquitectos Marchesotti y Bressan para Bernardo Grampa, un inmigrante italiano originario nacido en la zona de lago de Como, se cataloga como ejemplo de estilo neorrenacentista italiano en el conurbano bonaerense.

Así lucen hoy los interiores de Villa Grampa.
Así lucen hoy los interiores de Villa Grampa.
mobiliario de madera tallada y detalles decorativos que evocan un estilo clásico y refinado.
Mobiliario de madera tallada y detalles decorativos que evocan un estilo clásico y refinado.

La grandiosidad original de la villa se conserva: posee dos niveles con numerosos ambientes que en su momento alojaron a la familia Grampa; y caballerizas y detalles decorativos rescatados de tiempos pasados como frisos, pisos de madera, techos ornamentados y ventanas generosas.

El amplio parque que rodea a la construcción.
El amplio parque que rodea a la construcción.

Quienes lo visitan logran fotos inigualables que comparten en sus redes sociales añorando esa Belle Époque argentina de tiempos en donde Buenos Aires buscaba ser una de las grandes metrópolis de referencia mundial.

Hay que decir que a lo largo de varias décadas Villa Grampa funcionó principalmente como residencia privada, un verdadero patrimonio familiar que resistió el paso del tiempo. Pese a los embates del desarrollo urbano, el deterioro estructural y los cambios de paisaje social, la propiedad logró mantenerse en manos de los descendientes de su dueño original, quienes han impulsado su conservación y decidieron abrir la estancia para el uso público.

La China Suárez posando en Villa Grampa durante una filmación.
La China Suárez posando en Villa Grampa durante una filmación.
Soledad Pastorutti en el living de la casona grabando el clip de
Soledad Pastorutti en el living de la casona grabando el clip de La del olvido.

La reinversión más importante comenzó hace pocos años cuando decidieron abrir la villa a experiencias gastronómicas con aire señorial. Anteriormente, la casona ya se alquilaba para filmaciones de publicidades, series y demás.

La transformación en café-restaurant ha permitido que Villa Grampa ofrezca opciones gastronómicas que dialogan con su identidad histórica: propuestas de té de la tarde, postres clásicos, café de calidad, productos artesanales y platos que respetan el ambiente elegante, sin estridencias pero con carácter.

Un té en un entorno memorable.
Un té en un entorno memorable.

Este tipo de oferta convive con sesiones culturales como propuestas de ópera, conciertos intimistas o pizza que se sirve entre los tonos anaranjados del atardecer.

Villa Grampa.
Villa Grampa.

El entorno de Villa Grampa, en el Barrio Inglés de Temperley, aporta un contexto especial: calles arboladas, chalets históricos, adoquines y una atmósfera residencial que invita al recogimiento: desde su cerco verde hasta los portones de hierro forjado y las palmeras antiguas que flanquean el acceso, todo es parte del encanto que diferencia al espacio.

Los “palacios ocultos” del sur Bonaerense

Aunque muchas veces se asocia la arquitectura señorial con barrios porteños como Recoleta, Palermo o Belgrano, el sur del Gran Buenos Aires sorprende atesorando joyas arquitectónicas de igual belleza e historia que le compiten de forma directa a coquetas zonas de San Isidro, Vicente López y Tigre, en el Norte.

La entrada principal destaca por su gran puerta de madera tallada, flanqueada por columnas dóricas y una estructura en tonos oscuros, que evocan una sensación de misterio y sofisticación.
Casa Negra, en la localidad de Turdera. La entrada principal destaca por su gran puerta de madera tallada, flanqueada por columnas dóricas y una estructura en tonos oscuros que evocan una sensación de misterio y sofisticación.

Hay que destacar que las localidades de Temperley, Lomas de Zamora y Adrogué fueron, a fines del siglo XIX y comienzos del XX, un refugio para familias aristocráticas y de inmigrantes acaudalados que buscaban trasladar al campo su estilo de vida europeo.

Allí aún quedan imponentes residencias, con jardines diseñados al estilo inglés y fachadas que parecen traídas de la Lombardía o la Provenza.

La residencia Díaz Vélez en Lavallol hoy funciona como geriátrico.
La residencia Díaz Vélez en Lavallol hoy funciona como geriátrico.

Villa Grampa forma parte de ese linaje de casonas que marcaron la identidad visual y cultural del sur. A su alrededor todavía pueden encontrarse ejemplos notables como la residencia Díaz Vélez en Llavallol o la Casa de la Cultura de Adrogué, y la llamada “Casa negra” de Turdera.

La Casa de la Cultura de Adrogué, otra de las construcciones históricas de la zona sur del GBA.
La Casa de la Cultura de Adrogué, otra de las construcciones históricas de la zona sur del GBA.

En los últimos años, muchas de esas residencias se han reconvertido: algunas en museos, otras en espacios culturales o restaurantes, y unas pocas en lugares que logran equilibrar la preservación patrimonial con la vida contemporánea. Tal fenómeno refleja una tendencia creciente: redescubrir el sur como un polo de turismo histórico y gastronómico, donde los palacios no sólo se admiran, sino que se habitan de nuevo.

Redacción

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