Redacción El País
La elección de los colores en la ropa no solo refleja gustos o modas: puede revelar aspectos profundos del estado emocional y de la autoestima personal. Según la psicología del color, los tonos que escogemos cada día al vestirnos comunican emociones, actitudes y niveles de seguridad interior.
Mientras que los colores vivos y luminosos suelen asociarse con confianza, energía y vitalidad, los tonos neutros y apagados pueden reflejar inseguridad, retraimiento o deseo de pasar desapercibido.
Los expertos en comportamiento visual explican que ciertos tonos tienden a vincularse con emociones específicas. No obstante, estos significados no son universales: el contexto, la cultura y la personalidad influyen en cómo cada persona percibe y utiliza el color.
A continuación, te contamos qué colores pueden indicar baja autoestima y qué comunican inconscientemente, según la psicología.
1. Gris: el color del desapego y la prudencia

Foto: Unsplash.
El gris es uno de los colores más relacionados con la baja autoestima. Su neutralidad transmite discreción, reserva y una actitud de autoprotección. Quienes lo usan con frecuencia suelen evitar destacar o expresar emociones intensas. Aunque aporta elegancia, su uso constante puede reflejar falta de energía o motivación.
2. Beige: calma con un toque de timidez

Foto: Unsplash.
El beige y los tonos tierra apagados representan tranquilidad y equilibrio, pero también pueden sugerir timidez o miedo a sobresalir. Vestir estos colores de forma habitual puede indicar una tendencia a mantenerse en un segundo plano, evitando situaciones que exijan protagonismo o exposición pública.
3. Marrón: seguridad, pero poca flexibilidad

Foto: Unsplash.
El marrón oscuro simboliza estabilidad y madurez, aunque en exceso puede transmitir conformismo o resistencia al cambio. En el ámbito psicológico, los tonos oscuros se asocian con emociones contenidas o una visión rígida de la vida. Usarlo de forma continua puede reflejar la necesidad de control o previsibilidad.
4. Negro: elegancia que oculta vulnerabilidad

Foto: Unsplash.
El negro es sinónimo de autoridad y elegancia, pero también puede funcionar como una “armadura emocional”. Su uso frecuente puede indicar retraimiento afectivo o miedo al juicio externo. Cuando se lleva sin contraste, puede reflejar la intención de ocultar inseguridades bajo una apariencia seria o distante.
5. Blanco: serenidad o falta de expresión

Foto: Unsplash.
El blanco simboliza pureza y neutralidad. Sin embargo, cuando se utiliza en exceso o sin combinaciones, puede denotar indecisión o falta de expresión personal. Algunas personas lo eligen para proyectar serenidad, aunque detrás puede existir el temor a destacar o a mostrar la propia autenticidad.
6. Rosado pálido: ternura y búsqueda de aprobación

Foto: Pexels.
El rosa pálido evoca dulzura y empatía, pero también puede expresar vulnerabilidad o dificultad para imponerse. Quienes lo prefieren suelen evitar conflictos y buscar aprobación, lo que puede revelar una necesidad de ser aceptados sin confrontación.
Los expertos en psicología del color recuerdan que las emociones y la percepción cromática están profundamente influenciadas por el contexto cultural y las experiencias personales. Más que evitar ciertos tonos, lo esencial es comprender qué emociones despiertan los colores y cómo pueden influir en nuestra imagen personal, seguridad y bienestar emocional.