Alicia Burnowicz, vecina de Bariloche, disfruta de su jubilación recorriendo distintos rincones del país sobre dos ruedas. En los últimos años atravesó la Patagonia, exploró el norte argentino y logró cumplir uno de sus mayores sueños: llegar en moto hasta Machu Picchu, en Perú.
Nacida en Tigre, provincia de Buenos Aires, se graduó en Óptica y Contactología en la UBA y ejerció su profesión hasta la llegada de sus hijos. Luego decidió instalarse en San Carlos de Bariloche, donde se dedicó a la creación de artesanías y exploró a pie cada lugar que pudo.

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Con el tiempo, se unió a un grupo de senderismo y descubrió una nueva pasión. Sin embargo, sus rodillas comenzaron a limitarla, y en 2008 decidió subirse por primera vez a una scooter. A los 59 años, dio un paso más y compró su primera moto.
“Nunca pensé que iba a llegar tan lejos, pero un día me dije: si no lo hago ahora, no lo hago más”, contó en diálogo con La 100.
Los primeros viajes en moto
“Empecé a hacer los senderos que antes los hacía caminando y ahí me di cuenta que me encantaba. Y un día dije, ‘¿y si me voy al Bolsón?’. Me sentí tan feliz. Estaba tan contenta arriba de la moto que paraba a sacar fotos como si estuviera descubriendo ese camino por primera vez”, recordó sobre su primera experiencia sobre dos ruedas.
En esta misma línea, explicó cómo fue esa sensación de realizar una travesía sola con su propia moto: “No podía controlar la emoción por haber encontrado algo que me gustaba tanto como llegar a la cima de una montaña. Me sentía plena”.
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Y así fue como, a los 60 años, Alicia se compró su primera moto 0km. Poco a poco, los viajes cortos se convirtieron en travesías más largas. Visitó pueblos, cruzó provincias y fue acumulando historias en las distintas paradas.
Con cada viaje, fue perfeccionando su experiencia y aprendiendo a planificar rutas más largas, conocer los diferentes caminos y adaptarse a distintos climas y terrenos. Su recorrido le permitió conectarse con la naturaleza y con otras personas que compartían su misma pasión.
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La travesía a Perú y Brasil
Después de recorrer la Argentina, su próximo objetivo fue ir hasta el Machu Picchu. “Hice Chile, el desierto de Atacama, que me fascinó, Perú, y después agarré para Bolivia, y bajé por Salinas Grandes. Entré por Jujuy y bajé por San Luis”, relató.

“En octubre del año pasado fue el viaje más largo que hice hasta ahora. Fueron 2 meses y medio. Me fui hasta Brasil. Todo es una aventura. No sabés a quién vas a conocer”, remarcó Alicia en conversación con La 100. Hoy ya lleva 120.000 kilómetros recorridos, y piensa ir por más.
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La magia de viajar
Consultada acerca de lo que aprendió de estos viajes, indicó: “Primero que tenés que estar muy lúcida. Los problemas quedan en casa y ahí recién te subís a la moto. Después, a cuidarme y a quererme muchísimo. Aprendés del desapego, a llevarte mejor con vos misma”.
“Viajar tiene como esa magia de dejarse llevar e ir conociendo cosas nuevas. Cuando estás sola en la ruta, te conocés de verdad. Aprendés a escucharte, a tener paciencia, a confiar en vos misma”, describió sobre la satisfacción que le producen este tipo de aventuras.
“Todos los días elegimos, ¿verdad? Entonces elegí andar en moto a esta edad. Elegí venirme a Bariloche para que mis hijos crezcan en la naturaleza y rodeados de montañas. Hay algunos que te dicen: ¡Ay, pero qué suerte que tenés! Y no, son elecciones de vida. Uno elige todos los días”, completó.