Durante los últimos días, tomó relevancia en la agenda pública provincial un informe que elaboró la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), que analizó el desempeño de las 24 jurisdicciones del país entre los años 2011 y 2022 tomando la evolución del Valor Agregado Bruto (VAB) provincial como indicador clave para medir el tamaño (y los desempeños) de las economías provinciales.
En ese informe, resaltó, entre otras cosas, el buen desempeño misionero en ese período, mostrando un crecimiento de 17,1% la mayor expansión en el NEA.
La publicación de la BCR se basa en los datos que elabora la Cepal, que mide año a año el VAB de las provincias y difunde la información con un año de rezago: es decir, a finales de este 2025 tendremos los datos de 2024. Pero mientras el informe de la BCR toma como punta el año 2022, los datos de 2023 ya están disponibles. Ante ello, haremos una nueva evaluación de cómo varió y cómo evolucionó la economía misionera no entre 2011 y 2022, si no ya entre 2011 y 2023. Es decir, le agregamos un año más al análisis.
En primer lugar, cabe destacar un punto de inicio transcendental: ¿para qué medimos y analizamos el VAB? Esto es una de las formas más concretas de entender cómo cambia una economía, considerando por supuesto ciertos ciclos coyunturales (que se dan mucho en la Argentina) pero sobre todo para ver la foto de largo plazo.
A diferencia de los datos de empleo o de recaudación, que suelen mostrar solo los efectos más visibles de las crisis o expansiones, el VAB permite observar qué sectores realmente sostienen el crecimiento, cuáles se estancan y, sobre todo, cómo se transforma la estructura productiva de una provincia.
En este punto, Misiones exhibe resultados que muestran con claridad que tiene una economía que creció considerablemente en el período 2011–2023 y que tuvo razones de crecimiento en un perfil más urbano, de mayor valor de los servicios y con un rol estatal más fuerte en la generación de valor.
Empezamos por el dato global: el VAB misionero entre 2011 y 2023 creció en un 15%, constituyendo así en la provincia con el mayor crecimiento de su economía de la región del NEA y la tercera en todo el país, únicamente superada por Neuquén (+72,3%) y Jujuy (28,6%).
Cabe recordar que en la publicación del BCR hasta el 2022, Misiones se posicionaba cuarta en el país, por lo que subió un escalón al medirlo hasta 2023 (superando a Santiago de Estero que cayó al séptimo lugar del ranking). Por ende, se observa de inicio que el rol de la economía misionera está entre las mejores de todo el país en el período analizado, no solo con distancia respecto a otras provincias de la región (como Corrientes y Chaco que crecen al 10,5% y 2,7% respectivamente) sino incluso con provincias con relativo grado de desarrollo mayor como Mendoza, Buenos Aires o Córdoba, e incluso la CABA, que presentaron caídas en este tramo de análisis.
¿Qué hay detrás de esta expansión? A priori, puede identificar una reconfiguración considerable del mapa productivo provincial. Algunos sectores tradicionales, que mantienen su importancia, contrajeron su participación en términos relativos pero otros irrumpieron con fuerza. Veamos los casos más resonantes.
La Industria Manufacturera se sostiene como el sector de mayor presencia en el VAB misionero: concentró en 2023 el 18,6% del total, aunque decreció en su participación respecto a 2011 cuando era del 21,8% y tuvo una evolución punta a punta de -1,8%. Aun con esa baja, lidera con amplitud el espectro económico provincial. Hacia dentro, la Fabricación de papel y de productos de papel explica el 41,5% del VAB industrial misionero y presentó un alza del 7,6% respecto a 2011; la Elaboración de productos alimenticios y bebidas se ubica en segundo lugar en el producto industrial explicando el 24,8% del total y también mostró un alza que fue del 19,6%. Es decir, las dos principales actividades industriales, ligadas fuertemente a las tres grandes fortalezas naturales de Misiones (madera, yerba y té), que explican el 66% del producto industrial, crecen en conjunto un 11,8% en el período analizado.
Por el contrario, hay sectores que contrajeron su actividad, explicado en parte por las crisis recurrentes del país que afectan esos rubros en particular como ser la fabricación de muebles, productos de madera y textiles, entre otros.
Pero por fuera de los sectores tradicionales de la industria misionera, hay otros que exhiben un grado de desarrollo muy relevante: pueden citarse, en otros, la fabricación de minerales no metálicos (+34,7%), la reparación de maquinaria (+33,4%) y la fabricación de sustancias químicas (+2,7%), entre otros.
En este punto, la diferencia que muestra Misiones respecto a otras provincias de la región es de gran importancia: por caso, en Corrientes la Industria representa apenas el 8,4% de su economía y tuvo una caída en los últimos años (-1,9%), aunque con menor fortaleza del sector por contar con una participación considerablemente menor.
Para comparar: medido a precios constantes de 2004 (método usado por Cepal), la Industria misionera es 123% mayor a la correntina.
El Comercio se posiciona como el segundo sector de mayor incidencia en el VAB de Misiones: concentra el 13,6% del total, aunque decreció respecto a 2011 cuando era del 14,7%. Esta baja en su nivel de participación se da pese a que, entre 2011 y 2023, el sector creció 6,4%. La baja se explica, entonces, porque otros sectores crecieron con mayor dinamismo, pero no por ello se desmerece el importante avance comercial de los últimos años; por el contrario, esa evolución refleja tanto la expansión del consumo interno y del empleo urbano con una dinámica comercial propia de una economía de alta circulación de bienes y servicios.
El sector de la Enseñanza se posiciona en tercer lugar: explica el 10,6% del VAB misionero en 2023, cuando en 2011 era del 7,7%. Este salto en su nivel de participación se apoya en un incremento fenomenal del 59,5%, que se explica principalmente por la expansión de la enseñanza privada (+115,7%), que evidencia la fuerte ampliación de la oferta educativa de diferentes niveles: no solo escolar, también complementarios como idiomas, gimnasia, etc., que fortalece la posición misionera como polo educativo en la región.
El sector de Transporte y Comunicaciones es otro que mostró desempeños muy positivos: creció 22,7% y pasó de representar el 8,5% del VAB misionero en 2011 al 9,0% en 2023, apoyado sobre todo en el rubro de las comunicaciones ante mayor demanda de servicios.
En contraste, sectores productivos clásicos como la agricultura y la construcción muestran retrocesos. El agro (incluyendo agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca) tuvo una caída del 18,9% en su VAB respecto de 2011, reduciendo su participación del 7,7% al 5,4%.
La construcción, por su parte, sufrió un descenso del 28,2%, con una pérdida de más de tres puntos porcentuales en su peso relativo (de 7,3% a 4,5%). Ambos casos reflejan la dificultad de sostener un ritmo de expansión en actividades fuertemente afectadas por la volatilidad macroeconómica, los costos internos y la pérdida de competitividad frente a otros sectores.
En cambio, algunos rubros asociados a la modernización de la estructura urbana tuvieron un fuerte impulso.
El sector energético y de agua se expandió en 71,3% (y +2,1 puntos en participación sobre el total) lo que puede vincularse a la inversión pública en infraestructura y a la mejora en redes y servicios esenciales, mientras que los restaurantes y hoteles crecieron en 35,6% (y +0,5 puntos de participación) mostrando el avance sostenido de la actividad turística y si bien su peso total dentro del PBG sigue siendo modesto (3%) es un indicador de diversificación económica en marcha.

Estas cifras ponen de manifiesto un rasgo clave: buena parte del crecimiento económico misionero en los últimos doce años se explica, principalmente, por actividades de servicios mientras que los sectores productivos tradicionales como el agro, la industria y construcción mostraron estancamiento o retroceso.
Un punto central que no debe dejar de analizarse es el rol del Estado dentro de esta transformación.
El sector “Administración Pública” creció 49% entre 2011 y 2023, con un aumento de su participación de 6,1% a 7,9% del total del VAB provincial.
Esta expansión del Estado como generador de valor refleja un papel activo del sector público como garante de estabilidad económica y social, especialmente en contextos de crisis o recesión. Al mismo tiempo, la ampliación de servicios públicos en materia de salud y educación representa una inversión en capital humano e integración territorial fundamentales. Se trata, en definitiva, de un Estado activo dentro de la economía, no como freno al desarrollo, sino como componente estructural del modelo de crecimiento misionero.
En definitiva, los datos del VAB muestran que Misiones consolidó un proceso de crecimiento sostenido en los últimos doce años, apoyado más en la expansión de los servicios que en los sectores tradicionales, aunque estos aún son fundamentales (e imprescindibles, en algunos casos) en la economía misionera. Esta transformación refleja una economía que se urbaniza, diversifica y apuesta por el capital humano como eje de desarrollo, con una fuerte impronta estatal y un dinamismo privado adaptado a las nuevas demandas. El desafío hacia adelante será mantener ese sendero de crecimiento equilibrando la expansión de los servicios con un impulso más vigoroso al sector productivo, garantizando que la estructura económica misionera combine inclusión, innovación y sostenibilidad.
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Director de Consultora Politikon Chaco