El apoyo a Palestina marcó este martes por la tarde el arranque de las últimas fiestas de la Mercè. La pregonera de la presente edición de las fiestas patronales de Barcelona pidió que Benjamín Netanyahu y toda su cúpula militar sean juzgados en una corte internacional por crímenes de guerra contra la humanidad.
“Ya sé que muchos de vosotros pensáis que nada de lo que hacemos sirve para nada, pero todos los gestos cuentan –añadió la actriz Emma Vilarasau en la ceremonia celebrada en el Saló de Cent de las dependencias municipales de la plaza Sant Jaume–. Por ello me gustaría convocaros a todos a la manifestación organizada por la comunidad palestina de Barcelona que tendrá lugar el próximo día 4”.
“Barcelona siempre ha sido sensible ante las injusticias”, declamó la actriz Vilarasau en su discurso
La gente rompió entonces en estruendosos aplausos de un modo muy espontáneo. Los concejales de Junts y el PP no compartieron entonces el entusiasmo del respetable. Es muy probable que echaran de menos algún matiz. Del grupo municipal de Vox no vino nadie a la ceremonia, a modo de protesta, “porque en cada acto de la Mercè leerán un manifiesto pro palestino”, arguyeron. Luego, cuando Vilarasau terminó su pregón, los de Junts y el PP sí que se sumaron a la ovación de los presentes.
Además, antes, en los prolegómenos, en la presentación de la pregonera, el alcalde Jaume Collboni, quiso aprovechar tan solemne ocasión y denunciar una vez más y con gran severidad el genocidio que en estos momentos está sufriendo el pueblo palestino.
“Hoy Gaza se quema y Barcelona llora –dijo el alcalde Collboni, interrumpido también por unos cuantos aplausos–. Hoy Gaza se quema y Barcelona denuncia estos ataques inhumanos y actúa”. Collboni también reivindicó el papel del catalán como lengua vehicular en los centros educativos y una Catalunya y una Barcelona diversas que acogen a personas procedentes de las cuatro esquinas del planeta.

La actriz, en un momento de su discurso
Miquel Gonzalez/Shooting
La verdad es que un pregón, un buen pregón, nace siempre de una experiencia del pregonero en cuestión, una vivencia personal que algún modo sirve a la postre para relatar parte de un devenir colectivo que todos compartimos, para subrayar algo que nos une. Así que en la mayor parte de las ocasiones las reivindicaciones políticas acostumbran a chirriar.
En su momento a la filósofa Marina Garcés le quedaron muy mal sus referencias a los atentados de la Rambla, a la cineasta Leticia Dolera le reprocharon que su texto parecía un discurso electoral de un candidato de BComú… y el payaso Tortell Poltrona se pasó de frenada unos cuantos pueblos y acabó ofendiendo a un montón de gente. Pero Vilarasau no tuvo otro remedio. En verdad estaba abocada. Quizás alguno pudiera recriminarle su contundencia, pero visto como últimamente se está revolviendo el mundo no tomar parte se hubiera antojado ridículo.
De todas formas la muy reconocida actriz también trató de seguir los cánones de del discurso pregonero, y como oriunda de Sant Cugat del Vallès intentó presentarnos ese sentimiento de fascinación, vértigo y temor por la gran ciudad que compartimos tantos que somos de pueblo, tantos que en un momento dado se dijeron yo también me quiero subir al escenario. “Barcelona me dio mi primer espacio de libertad”, destacó.
“La búsqueda de mis límites de adolescente se fundía con la búsqueda de identidad de esta Barcelona que construía su personalidad saliendo de tantos años de oscuridad”. “Son años de estudio, pero también de descubrimiento de esta ciudad”. Obviamente Vilarasau hizo uso de su dilatada carrera profesional y del devenir de las artes escénicas para hablarnos de buena parte de la historia reciente de Barcelona, de las carreras delante de la policía del antiguo régimen, de aquella lucha por la normalización de la lengua catalana, de las primeras manifestaciones en pro de los derechos de las mujeres y de los homosexuales, de la brutal irrupción del VIH… Tantos recuerdos, no podía ser de otro modo, también trajeron unas cuantas lágrimas que en un par de ocasiones le quebraron la voz.
Y al final llegó el presente, y la pregonera lamentó que aún quedan por aquí muchas cosas por hacer, que demasiadas veces pides un café con leche en catalán y al otro lado del mostrador ni te entienden, que en estos tiempos un actor normal y corriente no pude permitise vivir en el barrio de Gràcia, que la falta de vivienda asequible esta expulsando a los barceloneses de su ciudad, que la gentrificación es un síntoma del inicio de la decadencia, que no podemos quedarnos mano sobre mano…
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Y, claro, dado el camino que tomaron las palabras, el pregón de Vilarasau no podía terminar de esta manera, la actriz no podía mirar para otro lado, no podía como nadie puede cerrar los ojos ante lo que está pasando en este mundo. La pregonera también exigió medidas de veras contundentes a todas las administraciones, y afeó a Europa su falta de liderazgo. “Barcelona siempre ha sido sensible ante las injusticias –declamó la actriz con unos cuantos asistentes ya ne pie–, de manera que llenemos las calles otra vez y al menos compartamos nuestra impotencia”.