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jueves, septiembre 25, 2025

El salvataje del Tesoro de EEUU es una victoria de Donald Trump, que consolida su intervención en América Latina

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La victoria parece del Gobierno de Javier Milei, y en cierta medida lo es. En el momento más bajo de Presidencia es auxiliado por la primera potencia global con un acuerdo que, por ahora, se cimienta en el entusiasmo que desata en EEUU su carisma de rockstar libertario.

Donald Trump, a través del secretario del Tesoro Scott Bessent, anunció un salvataje de proporciones inéditas para sostener el programa económico de Milei: una línea swap de u$s20.000 millones, operaciones de compra de bonos argentinos en dólares y un crédito a través del Fondo de Estabilización Cambiaria.

“La administración Trump mantiene un firme apoyo a los aliados de EEUU y el presidente ha otorgado a Milei un respaldo excepcional a un funcionario extranjero”, afirmó Bessent. La potencia del salvataje es explícita.

El anuncio estuvo rodeado de un intercambio de halagos entre los equipos de Milei y Trump, y entre los propios presidentes, que casi logró emular los cortejos románticos de las películas de la época dorada de Hollywood. No queda lugar a dudas: la relación entre Trump y Milei se basa en una armoniosa y fraterna sintonía.

No obstante, el subtexto del generoso rescate no se disimula. Bessent destaca “la importancia estratégica geopolítica” de la relación bilateral. ¿El auxilio lo tracciona Milei? Sí claro, pero su espíritu se solventa en la mirada expansionista e injerencista de la administración Trump.

Nos vemos después de las elecciones

A diferencia de lo que ocurrió en su primer mandato, la política internacional del segundo gobierno de Trump no ha estado atada a cortafuegos institucionales. Un mérito del republicano que regresó a la Casa Blanca con aparato propio y un Congreso sumiso.

En claro criollo, hace lo quiere. Aunque muy en el fondo subsisten los grandes lineamientos de la política exterior de EEUU como parte de la propia idiosincrasia norteamericana. Esto es, a los aliados (casi) todo y líneas rojas robustas frente a la competencia, es decir, China.

Javier Milei Donald Trump

Así, Trump no disimula su voluntad de condicionar el proceso electoral que vivirá Argentina el domingo 26 de octubre con la renovación del Congreso, una cita a la que el gobierno de Milei llegaba, hasta el lunes pasado, debilitado en dos frentes: el político, por la paliza que vivió en las legislativas bonaerenses de inicio del mes; y el económico-financiero, con un dólar incontrolable y un riesgo país al alza. Este último rectificó y entró en una pausa por la eufórica reacción del mercado al salvataje.

El anuncio formal de Bessent fija el periodo poselectoral como clave para avanzar en la agenda de rescate. Una forma intencionalmente poco sutil de condicionarla al resultado electoral.

Para algunos podrá ser una intromisión por la positiva, dado el generoso menú de auxilio económico. Contrasta, claro está, con la intervención en los asuntos soberanos de Brasil.

Trump aprovechó el momento decisivo de la guerra arancelaria, a inicios de agosto, para presionar con gravámenes del 50% al sistema institucional brasileño que se aprestaba a condenar -lo hizo hace dos semanas- al expresidente Jair Bolsonaro por el intento de golpe de Estado contra Lula da Silva en enero de 2023.

Fue un ensayo de rescate del ultraconservador brasileño, mucho más cercano en sus ideas al republicano que el propio Milei y quien supo ser un espadachín contra los intereses de China en la región durante su Presidencia (2019-2022).

No es que Bolsonaro fuera proamericano, sino que fue antichino. Una marca diferencial con Lula da Silva, que forjó un vínculo estratégico con Pekín más allá de conexiones ideológicas. Solo como ejemplo de ese feedback vale mencionar la anécdota del trunco Tratado de Libre Comercio (TLC) entre China y Uruguay. Cuando Lula fue electo en octubre de 2022, el gobierno de Xi Jinping lo dejó en pausa permanente para respetar el deseo del brasileño de un acuerdo entre la segunda potencia global y el Mercosur.

Brasil elegirá presidente el próximo año, una competencia que iba a poner en batalla nuevamente los modelos de Lula y Bolsonaro. El escenario político hoy es otro, con el bolsonarismo agitando en el Congreso una amnistía para su líder al mismo tiempo que se enfrenta a la urgencia de construir un heredero electoral como plan B.

La omnipresencia china

La estrategia de limitar los alcances de China en América Latina es, básicamente, la piedra angular de la política exterior estadounidense por fuera del tema migratorio.

No es una novedad que la Casa Blanca desatendió durante décadas sus vínculos con sus vecinos del sur, enzarzada en cuanto conflicto existió en Medio Oriente independientemente de si el inquilino de turno en el Salón Oval fuera demócrata o republicano.

El descuido encontró a China en un período de sostenido crecimiento económico, con inversiones llegando desde diversos sectores a la mayoría de los países de la región.

En 2023 –antes de que la economía china se contrajera- la inversión extranjera directa (IED) de China en la región se ubicó en 8.748 millones de dólares, casi el 10% del total de la IED recibida de todo el mundo, de acuerdo a los datos del Monitor de las Inversiones de China en América Latina y el Caribe.

Joe Biden trató de refundar la relación de EEUU con Latinoamérica haciendo gala de la más ortodoxa política internacional demócrata. Creó la Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica (APEP), una membresía para socios confiables y alineados en conceptos sobre republicanismo y democracia. A los mejores alumnos, como Ecuador y Uruguay, les prometió un vínculo comercial similar al que tenían México y Canada en el T-MEC Los planes quedaron truncos con el triunfo del magnate.

Trump no abandonó la tarea de reconversión de socios latinoamericanos, pero le imprimó su tono personal a las gestiones: palo y zanahoria para las economías de la región y hasta cooperación militar en algunos casos. Solo por mencionar alguno, el ecuatoriano Daniel Noboa convocó esta semana a una consulta popular para instalar una base militar estadounidense.

Redacción

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