Este año, Los Auténticos Decadentes está celebrando las tres décadas de su disco Mi vida loca, que sin dudas marcó un hito en la historia del grupo, a tal punto que actualmente lo están revisitando en una gira que este fin de semana incluye dos fechas en Movistar Arena.
Por un lado, Mi vida loca es el álbum que contiene éxitos tales como La guitarra, El Murguero (Tu-tá-Tu-tá), Corazón, Diosa y El pájaro vio el cielo y se voló. Por otra parte, les abrió las puertas a grandes giras por Latinoamérica, que aún hoy los recibe en recitales multitudinarios como a un grupo verdaderamente popular y clásico.

Pero Mi vida loca es mucho más que el cuarto disco, una colección de grandes canciones y un pasaporte a giras internacionales. Es un trabajo que encierra infinidad de anécdotas propias de una banda que está a punto de despegar.
La grabación, por ejemplo, fue de 23 a 8 de la mañana durante el mes de junio de 1995 en los estudios Panda de Buenos Aires. Y la mezcla fue de 11 a 23 horas en julio en los Rusk Sound Studios de Los Ángeles. Dos horarios largos, extremos y poco habituales.

Conocían a muy poca gente en California, pero el último día de la mezcla se las ingeniaron para invadir el estudio con cien personas y armar una descontrolada fiesta, mientras el productor Afo Verde seguía trabajando contrarreloj con el técnico Gustavo Borner.
Los preparativos
Mi vida loca llegó después del relativo fracaso de Fiesta monstruo, el disco que traía la bizarra pero antológica unión con Alberto Castillo en Siga el baile. Antes, en cambio, habían tenido un enorme éxito con su álbum debut que traía hits como Vení Raquel, Loco tu forma de ser, Entregá el marrón y El jorobadito.

En esa época, el manager de Los Auténticos Decadentes era Nico Landa, que logró convencer a la compañía discográfica para grabar en el exterior para conseguir un sonido de nivel internacional, algo que estaban haciendo muchos artistas porque había una paridad 1 a 1 del peso con el dolar. Incluso viajó a Los Angeles para conseguir a Gustavo Santaolalla como productor, pero les pasó un presupuesto de 125 mil dólares, que era carísimo.
El argumento de Nico, según contó en el libro Titanes en el hit: una biografía oral de Fernando Sánchez, era «convencerlos que éramos la próxima gran cosa y que íbamos a empezar a girar por el mundo con ese disco, o sea lo que pasó después. Por eso finalmente conseguimos que nos manden a grabar afuera con producción de Afo Verde».
A su vez, Afo explicó que les planteó hacer una preproducción de las canciones, y por eso se metió en la sala de ensayos para escuchar el material y armar lo que llama «el informe meteorológico», marcando qué está bueno y qué no en cada tema.
«También hicimos el ejercicio de la caja de zapatillas -dice Afo- donde les pedimos los demos de las canciones viejas que habían descartado de los discos anteriores, así que les dimos una caja de zapatillas para que la llenen de cassettes. Y en una de esas grabaciones escuché una idea del bajista Pablo Armesto para una canción. Les sugerimos que la terminaran y de ahí salió El Murguero«.
Y como anécdota que pinta de cuerpo entero a la banda, el productor un día los reunió en la sala y les contó el plan de trabajo: hacer la mezcla en el mismo estudio donde grabaron los Doors y Billy Idol. El cantante Cucho Parisi, muy serio, le preguntó si había alguna feria americana cerca, para comprar ropa. «Pensé que me estaba jodiendo pero no, lo preguntó de verdad», dijo Afo.
Las canciones
Hoy resulta sorprendente ver la cantidad de hits que hay en Mi vida loca, pero antes de comenzar a grabar les faltaban canciones. Jorge Serrano propuso que hicieran temas los demás integrantes, y así como todos empezaron a componer. Por su parte, El Perro Serrano un día les comentó que no iba a ensayar por dos meses porque quería ir a componer a Villa Gesell, a ver si salía algo. ¡Y volvió con un grabadorcito donde había cuatro temas: La guitarra, Corazón, Diosa y El pájaro vio el cielo y se voló. ¡Todos hits!

Según su autor, Diosa fue inspirado por las «diosas» de Marcelo Tinelli, una sección del programa que había instalado la jerga diosa para las minas lindas. Y la imagen que tiene de ese tema es la Venus de Botticelli. «Por eso la canción dice ‘Radiante perla marinera’, porque viene como en una ostra», contó en el libro Quién es la chica, de Agustina Larrea y Tomás Balmaceda.
El guitarrista Diego Demarco aportó un tema que es favorito de muchos fans: Turdera. Inicialmente no lo iban a grabar, pero un día surgió un problema técnico y lo empezó a tocar para pasar el rato. Lo escuchó Afo Verde, le gustó y lo grabaron. «No lo compuse pensando en mi hijo -explicó Diego- sino en la energía que tenía porque estaba por nacer. Refleja el momento de paz que vivía».
Jorge Serrano también estaba viviendo un primer embarazo, y esa situación le disparó nada menos que la letra de La guitarra, que dice «Tuve una revelación: ya sé que quiero en esta vida, voy a seguir mi vocación, será la música mi techo y mi comida porque yo no quiero trabajar, no quiero ir a estudiar, no me quiero casar: ¡ Quiero tocar la guitarra todo el día y que la gente se enamore de mi voz!».

«Yo pensaba -contó- desde la paternidad ‘Soy grande y voy a tener hijos, ¿cuál es mi punto de conexión con el público joven?’. Y lo entendí por ahí: la idea es la continuidad de esa rebeldía adolescente desde un lugar nuevo. Pintó la reflexión sobre lo que hacía, sobre la forma que lo iba recibir la gente y la sensación de que había alguien esperándolo».
Otro tema que contó con el aporte de la mirada de Afo fue Corazón, que originalmente no tenía estribillo. Solo decía «Sigo dando vueltas a tu alrededor, como un perro abandonado que en la calle te siguió» y terminaba ahí. El productor le propuso a Jorge hacer un estribillo y apenas después de un descanso en el ensayo apareció la frase «Es que hay algo en tu carita que me gusta y se llevó mi corazón». Como lujo, en Los Angeles invitaron a Santaolalla para cantar esa parte.
El boom y el contrato millonario
Una vez editado el disco, La guitarra fue el primer corte, y contó con un video donde el famoso ex árbitro Guillermo Nimo hacía del padre de Cucho.
Según Nico Landa, «Realmente no pasó nada hasta que la compañía nos empezó a apoyar. Cortó La guitarra y le fue bien, cortó Corazón y le fue bien, después El Murguero, después El pájaro vio el cielo y se voló. Y de repente todo empezó a ser de vuelta como con Loco (Tu forma de ser)«.
En ese momento y con esas canciones listas, explotó en Latinoamérica el rock en español y la enorme difusión del canal MTV Latino. «Empezamos a pensar en viajar, porque hasta ese momento habíamos ido a Paraguay un par de veces, también a unas discotecas en Uruguay y viajamos una vez a Chile, pero no pasó nada. Fiesta monstruo había sido el bajón después del primer disco. Artísticamente estábamos un poco devalorizados hasta que llegó Mi vida loca«. (Nico)
Mi vida loca, igual que los discos ¡Supersónico! y Fiesta monstruo, era parte del mismo primer contrato con BMG. Pero después del éxito llegó la hora de renegociar, y ahí se lució Nico Landa: le propuso al grupo hablar con otras compañías y provocar una puja por tenerlos. Consiguió una oferta multimillonaria del famoso ejecutivo Pelo Aprile en Universal Music, y con eso fue a hablar con Afo, que había sido ascendido a director artístico de BMG.

«¡Eran ese jugador de fútbol que gana la Champion League y es goleador del año!», compara Afo, que tuvo que ofrecerles cada vez más plata para que se quedaran en la compañía. Ofreció un millón de dólares, por ejemplo, y Nico lo rechazó y pidió más. Finalmente firmaron por un millón doscientos mil, «aunque después se agregó algo y fue un millón y medio», apunta Landa.
Para ilustrar lo que significó Mi vida loca para el grupo, Nico dice: «Antes no teníamos un sope, las regalías que nos pagaban eran nada, y no teníamos apoyo. Eramos una banda bastante grande que sonaba en la radio, pero no teníamos prioridad. Y la única vez que cobramos plata grande fue después de ese disco».