Polémica y controvertida. Estas son las dos palabras que, sin dudas, mejor describen a Sarah Ferguson, duquesa de York y exesposa del príncipe Andrés.
A sus 65 años -y con varias décadas destacándose en las portadas de los medios del mundo por escándalos de todo tipo-, parecía que ya era capaz de surfear cualquier tormenta. Hasta ahora.
Ocurre que la madre de las princesas Eugenia y Beatriz vuelve a estar en el foco de la atención pública tras la filtración de correos electrónicos entre ella y Jeffrey Epstein, el financista estadounidense vinculado a su exmarido y condenado por abuso sexual de menores.
De atrás para adelante: el último escándalo de Sarah Ferguson
Como reveló el Daily Mail dos días atrás, poco tiempo después de haber declarado ante la prensa que cortaría toda relación con el magnate, Ferguson le envió mensajes privados en los que le agradecía y se disculpaba por haberse distanciado públicamente de él.
Este serie de e-mails del año 2011 que fueron obtenidos por el medio citado de manera exclusiva, muestran una fuerte diferencia entre las declaraciones públicas de la duquesa y sus comunicaciones privadas.
En este punto, no hay que olvidar que en marzo de ese año, la duquesa de York había dicho en una entrevista que aceptar dinero de Jeffrey Epstein había sido “un gigantesco error” y que lamentaba profundamente cualquier vínculo con él.

“Aborrezco la pedofilia y cualquier abuso sexual de menores”, aseguró en aquel entonces, al tiempo que se comprometía a no volver a tener contacto con el empresario y a devolver lo que que él le había dado.
La aparición de este mensaje volvió a poner sobre la mesa la relación entre la ex del príncipe Andrés y el entorno del financista condenado, de acuerdo con The Mirror.
Y las consecuencias no se hicieron esperar: tras la divulgación del email, varias organizaciones benéficas decidieron distanciarse de la duquesa. para preservar su imagen y evitar controversias sobre donaciones o patrocinios.
Los antecedentes: tensiones matrimoniales y la aventura que marcó el inicio del fin
La relación entre Sarah Ferguson y el príncipe Andrés está plagada de episodios que desgastaron el matrimonio desde sus primeros años. Ellos se conocieron muy jóvenes y comenzaron a salir en 1985, después de sentarse juntos en Royal Ascot ese año.
Todo fue extremadamente veloz. El 19 de febrero de 1986 se comprometieron y se casaron en la Abadía de Westminster el 23 de julio de ese mismo año.
Juntos fueron padres de dos hijas, la princesa Beatrice, que nació en 1988, y la princesa Eugenie, que llegó al mundo dos años más tarde, en 1990.

Ya para ese momento, la relación había empezado a resquebrajarse. La carrera naval de Andrés lo mantenía alejado de la familia durante largos periodos. En palabras de la propia duquesa, la dejó sola en momentos clave de su vida.
«Mi trato era casarme con mi hombre, que resultó ser príncipe y oficial naval. Pero lo que recibí no fue al hombre, fue el palacio; no lo tuve a él. Para nuestro matrimonio, lo veía 40 días al año», contó la duquesa.
Fue esa soledad la que aparentemente llevó a Sarah a caer en los brazos de otro hombre. La duquesa estaba en su tercer año de matrimonio y embarazada de Eugenia cuando, según The Mirror, conoció al estadounidense Steve Wyatt.
Se dice que se conocieron en 1989, en el Festival de Ópera Británica de la Gran Ópera de Houston, y de inmediato se enamoraron. Fue un flechazo.
Tiempo después, se dijo que Steve, y no Andrés, era el amor de su vida y que se enamoró perdidamente de él. «Steve Wyatt fue la principal causa de la ruptura de su matrimonio», afirmó David Leigh, coautor de «La duquesa de York sin censura».
Es que lo conoció en un momento de su vida en el que se encontraba muy deprimida y sentía que su marido no la apoyaba. Así que en un viaje a Texas conoció a un tejano muy guapo y rico, muy atento y cariñoso. Se enamoraron enseguida.

«Andrés puede haber sido su mejor amigo, y probablemente todavía lo sea ahora y siempre lo será, pero Steve Wyatt fue el amor de su vida», sumó. Pero no fue así para los dos y Sarah habría quedado desconsolada cuando Wyatt se comprometió con Cate Magennis.
Ese contexto difícil, de gran soledad, se dijo -y se publicó- que la duquesa mantuvo relaciones extramaritales, lo que provocó una profunda crisis de pareja que se hizo pública a comienzos de 1992, cuando explotó una verdadera bomba.
En agosto de ese año se conoció una foto muy comprometedora de la Sarah Ferguson junto a su asesor financiero, el norteamericano John Bryan -íntimo amigo de Wyatt- en la Costa Azul.
La imagen generó tal escándalo mediático que, según las crónicas, dañó su posición dentro de la familia real y, también, motivó reacciones muy críticas en el ámbito público.
Las cartas estaban echadas. Si bien tiempo después, Sarah aseguró que en realidad no quería divorciarse de Andrés, a partir de ese momento la decisión ya no estaba en sus manos.
La pareja real se separó en enero de 1992. La reina lo confirmó en una tensa declaración.
Los otros affairs de Sarah Ferguson
La biografía -no siempre autorizada- de la duquesa de York devela que, tras la separación, Sarah Ferguson mantuvo amistad e intentos de relación con varias celebridades.
Entre los nombres que se mencionaron en un libro de Andrew Lownie figuran: Tiger Woods, John F. Kennedy Jr., Kevin Costner y George Clooney.

Respecto a Tiger Woods, por ejemplo, el libro indica que Sarah Ferguson voló cerca de 2.400 kilómetros para verlo cuando el golfista tenía 22 años.
Sobre este vínculo, en diálogo con Piers Morgan, la duquesa llegó a decir «estoy enamorada» y mantuvo con el tiempo una amistad pública con el deportista.