Lo importante es empezar gradualmente y hacerlo de manera tal que se genere un hábito. De esa manera, es más probable cumplir con las metas.

Foto: Phere.
Redacción El País
Volver a moverte después de un tiempo puede mejorar muchísimo tu energía, el sueño, el estado de ánimo y hasta la concentración.
Lo ideal es empezar con suavidad y constancia, no con intensidad. Una guía paso a paso que suele funcionar muy bien:
1. Empezá con movimientos suaves

Durante las primeras 2 a 3 semanas, el objetivo no es “entrenar fuerte”, sino activar el cuerpo.
Podés comenzar con:
- Caminatas rápidas: 20 a 30 minutos, 3-4 veces por semana.
- Movilidad articular y estiramientos diarios (cuello, hombros, cadera, piernas).
- Si te gusta, probá alguna clase online de yoga o pilates para principiantes (en casa, sin presión).
Sumá algo de fuerza

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Después de un mes, agregá ejercicios que mantengan tu masa muscular:
- Peso corporal: sentadillas suaves, planchas, flexiones apoyando rodillas, elevaciones de talones.
- Bandas elásticas o mancuernas livianas, si tenés.
- 2 o 3 sesiones semanales son suficientes al principio.
3. Incorporá algo que te guste
La mejor rutina es la que te da placer o satisfacción:
- Caminatas al aire libre, baile, bicicleta, natación, senderismo, o clases grupales.
- Lo importante es mantener la regularidad: al menos 150 minutos de actividad moderada por semana (según la Organización Mundial de la Salud).
4. Cuidá la recuperación y la progresión
- Dormí bien.
- Hidratate, comé bien, y aumentá la carga muy de a poco: más minutos o más repeticiones, no más dolor.
- Escuchá tu cuerpo: dolor articular o mareos son señales de parar.
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