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viernes, septiembre 26, 2025

La escritora Alina Diaconú recibió un homenaje en la Embajada de Rumania a sus 80 años

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Cuando la escritora rumano argentina Alina Diaconú volvió a su casa de la infancia, en Bucarest, después de casi veinte años de haber dejado su tierra natal junto a sus padres, a los catorce, con un baúl por todo equipaje, la encontró en ruinas. Poco quedaba de aquella larga galería a la que la familia gustaba en llamar “el boulevard”,

La escritora argentino-rumana Alina Diaconú fue homenajeada en la Embajada de Rumania. Foto: Martín Bonetto.La escritora argentino-rumana Alina Diaconú fue homenajeada en la Embajada de Rumania. Foto: Martín Bonetto.

“Bucarest estaba devastada”, contó Alina el miércoles en la Embajada de Rumania, donde fue homenajeada por el Embajador de ese país, Dan Petre.

«La patria es la infancia», dijo el poeta Rainer María Rilke. Ese contraste entre la devastación de la infancia perdida y el reconocimiento de la madurez atravesó la ceremonia. En la Embajada, rodeada de colegas periodistas y escritores, diplomáticos, amigos y representantes de la comunidad cultural, Diaconú recibió un cálido homenaje por su trayectoria literaria y por su aporte a los vínculos entre Rumania y la Argentina, país al que llegó en plena adolescencia y donde construyó una extensa obra que abarca novelas como La señora (1975); Buenas noches, profesor (1978); Enamorada del muro (1981); Cama de ángeles (1983); Los ojos azules (1986); El penúltimo viaje (1989); Los devorados (1992) ente muchos otras, además de ensayos, entrevistas, poesías y aforismos.

Sin idioma

En un video proyectado al inicio de la velada, la escritora evocó la dificultad de desembarcar sin idioma: “Lo único que podía decir en español era ‘No entiendo’”. También reflexionó sobre la paradoja de la creación: “El trabajo literario es muy misterioso, uno escribe para un público que no sabe quién es y muchas veces escribe para sí mismo, sabiendo que escribe para otros”.

En diálogo con el embajador Dan Petre, Diaconú definió aquel exilio como “un cisma en mi vida, un antes y un después”. Recordó el viaje en barco desde Génova, donde cumplió 14 años: “Me pasé los 21 días llorando”.

La adaptación en Buenos Aires tampoco fue sencilla: “A los diez días estaba en un colegio de monjas alemanas, rodeada de chicas que me hablaban y yo no entendía nada, fue espantoso”. Sin embargo, destacó la resiliencia que la marcó desde entonces: “O seguís adelante o te morís”.

La escritora argentino-rumana Alina Diaconú fue homenajeada en la Embajada de Rumania. Foto: Martín Bonetto.La escritora argentino-rumana Alina Diaconú fue homenajeada en la Embajada de Rumania. Foto: Martín Bonetto.

La escritura fue su refugio: “La palabra fue mi gran terapia, todo lo que no podía expresar lo escribía”. A los pocos meses ya se animaba a redactar poemas en castellano, corregidos por su tía. También recordó la resistencia inicial que encontró en el mundo laboral: “Me dijeron que nunca iba a poder trabajar como redactora de publicidad porque no conocía los códigos de esta sociedad… Yo pensé: lo voy a hacer. Y lo hice”.

Sobre sus viajes a Rumania, evocó el primero, en 1978, como una experiencia traumática: “Había micrófonos por todos lados, la gente no quería hablar conmigo en el hotel, fue de terror”. En contraste, el segundo, tras la caída de Ceaușescu, fue luminoso: “Encontré otro clima, me homenajearon, fue una sensación de libertad”.

Una vida fabulosa

Hoy, a sus 80 años, Diaconú asegura que vive sin grandes planes: “Mañana sé lo que voy a hacer, pero todo puede irse en un instante”. Y concluyó con gratitud: “Tuve una vida fabulosa, con todas sus dificultades. Argentina fue un país super generoso conmigo. Estoy agradecida a mi vida, a la Argentina y a Rumania”.

Tras la entrevista, la cantante rumana Andreea Vieru ofreció un concierto acompañada por el guitarrista Juan Otero, que abrió con el tango «Volver». La artista, también bailarina, explicó que eligió esa pieza para simbolizar el regreso de Alina Diaconú a su tierra natal después de dos décadas. “Sentir que veinte años no es nada”, dice el tango, y esa frase condensó el espíritu de la velada.

La escritora argentino-rumana Alina Diaconú fue homenajeada en la Embajada de Rumania. Foto: Martín Bonetto.La escritora argentino-rumana Alina Diaconú fue homenajeada en la Embajada de Rumania. Foto: Martín Bonetto.

El recital continuó con Claudinette, de Juan D’Arienzo y no faltaron canciones en francés y en rumano además de boleros como Algo contigo, de Chico Novarro y el tango Naranjo en flor.

Entre los presentes, se encontraban los diplomáticos Max Gregorio Cernadas y su esposa, la periodista cultural Cecilia Scalisi; Adrián Mirson y su esposa, Laura Mirson; la editora Viviana Rosenzwitl; os periodistas Cristina Mucci, Marta Oyhanarte, Fabián Soberón; el director general de la Alianza Francesa, Pascal Casanova; el actor y cantante Francisco Pesqueira, entre otros.

Redacción

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