Toda Triple Corona llega con novedades. Cambios de formaciones, reglas, modificaciones organizativas. El gran atractivo de este año es el que genera una pregunta: ¿alguien será capaz de detener al equipo de los sueños? La Natividad-La Dolfina ratificó en la cancha lo que hace al mostrar sus nombres en el tablero: asusta. Su 29-4 inaugural del Abierto de Hurlingham, contra La Hache Cría y Polo, reforzó el desafío. ¿Hay alguien en condiciones de detener a los cuatro fantásticos?
La carrera está abierta. Hay dos formaciones de 37 goles de handicap y una de 36. Esta última, Ellerstina-Indios Chapaleufú, quedó a medias en el estreno, anteayer. Ayer les tocaba a las dos más altas. Nuevas, con integrantes de distintas vertientes en los dos casos, y mucho por amalgamar todavía.
Quedó claro que una está más adelantada que la otra. Bastante. UAE y La Irenita-La Hache compiten por ese papel de retador, aunque el objetivo de cada una no es ganar ese mano a mano, sino tumbar al gran favorito. El conjunto de Juan Martín Nero y Pablo Pieres, por un lado, y el de Pablo Mac Donough e Hilario Ulloa, por el otro, quieren levantar copas. Y eso implica superar, en algún momento, al monstruo de Cañuelas, que sorprendería muchísimo si no accediera a las tres finales. Y un poco menos, si no ganara los tres torneos, el de Hurlingham, el de Tortugas y el de Palermo.
En la segunda jornada del primer certamen, que cerró la etapa de los cuartos de final en el predio de Pilar de la Asociación Argentina de Polo, los dos aspirantes a campeón empezaron bien, pasaron por un bajón y terminaron ganando, pero dejaron diferentes impresiones. Y se enfrentarán el próximo domingo en la segunda semifinal, un día después de que los Cambiaso y los Castagnola, por un lado, y los Pieres y uno de los Heguy (Antonio será operado de un menisco y se perderá, como mínimo, el cruce de este sábado), por el otro, se enfrenten para determinar al primer finalista de la serie más alta del polo mundial.
Comenzado el cuarto chukker, La Irenita-La Hache estuvo 9-3 delante de Sol de Agosto, al que le lleva 5 goles de valorización de diferencia. No había indicios de que en el último parcial iría ganando por un gol y pediría la campana. El 14-11 definitivo es engañoso: su rival estuvo mucho más cerca de dar un golpe en el tablero de Hurlingham que lo que sugieren esos números.
La fusión de cuatro organizaciones (o tres, porque Hilario Ulloa provee de casi todo a Ignatius Du Plessis) fue dominante en el comienzo, pero después se olvidó de jugar. La segunda mitad fue propiedad de Sol de Agosto, que disfrutó la frescura de su pareja de medios, Benjamín Panelo-Paco de Narváez (figura, con 17 años y 7 goles que durarán poco), y tuvo a maltraer a su adversario. Evitables infracciones lo habían dejado muy atrás en el marcador, pero lo que su inexperiencia le había costado pasó a ser compensado por su buen juego.
El equipo más débil pareció el más fuerte, arrinconó al adversario y lo hizo sufrir contra sus mimbres, hasta que La Irenita-La Hache, que por un rato no lograba pasar el medio de la cancha ni siquiera cuando sacaba de fondo, encontró de la nada un ataque salvador que lo puso a dos tantos de distancia a falta de 96 segundos. Después, con el partido roto, consiguió otro gol y maquilló con el tanteador una actuación que no lo confunde.
Compacto del triunfo de La Irenita-La Hache
“Sé que el equipo es mucho mejor que esto, sé que todos somos bastante mejores que lo que fuimos hoy. Es un arranque bastante bajo del equipo, Estos tropiezos son una cachetada como para despertarse, estar más finos de taqueo y mejor en la marca, más aceitados en los caballos. Lo bueno es que nos queda mucho por ganar. Somos un equipo que está como para mucho más y vamos a jugar mucho mejor”, se sinceró Hilario Ulloa, que no se halló en el puesto de primer delantero: su tendencia es a quedarse de 2. “Tengo la camiseta 1. Vengo elaborándolo mentalmente durante el año. Tengo que respetar mi posición, ser un poco más egoísta, no intentar ayudar al equipo, porque si no, cuando pegan backhander, el back rival queda solo”, razonó lúcido.
Un ánimo opuesto reinó en los palenques de UAE. Que no estableció la paliza que prometía cuando vencía por 18-4 a comienzos de la quinta etapa contra La Ensenada, pero que finalizó imponiéndose más convicentemente por 21-13 a un oponente cuatro tantos inferior en los papeles, de 33 de valorización.
También UAE es una de las formaciones nuevas de 2025. Todas lo son, en rigor, pero en la mitad inicial rindió como si no lo fuera: anticipos, agilidad mental, pases al vacío, corridas. Y superioridad equina, siempre determinante. El problema es que eso duró un rato y se esfumó, en un partido muy atípico.
En primer lugar, la acción se mudó de cancha. En el chukker inaugural, tras algunas patinadas, los protagonistas se dieron cuenta de que la 1 no estaba bien. Todo (organizaciones, autoridades, personal, público, prensa) debió trasladarse de la Juan Carlos Hariott (h.) a la Francisco Dorignac, la 2, contigua. Luego de los más de 20 minutos de demora, la supremacía de UAE (escudería de la patrona y jequesa dubaití Maitha Al-Maktoum) se mantuvo, pero se evaporó luego de otra rareza: un penal de 30 yardas (o sea, con el arco libre) fallado por el usualmente eficaz Pablo Pieres.
Como si eso fuera un despertador, La Ensenada dio el presente y sorprendió con 6 tantos consecutivos, que transformaron el demoledor 18-4 del 5º parcial en un digno 18-10 en el 7º. A esa altura, UAE parecía otro equipo, al punto de que Tomás Panelo y Pieres –terminó en el suelo– chocaron entre sí y los jueces cobraron otra anomalía: foul entre compañeros. Y hubo una más: un contraataque comodísimo de Nero y Polito, con los rivales lejísimos y en minoría, no concluyó en gol.
Compacto de la victoria de UAE
El partido de las rarezas, sin embargo, le dejó un buen sabor a UAE. Lo que hizo en el comienzo impresionó. Y con eso, alentador pero aún insuficiente, en el alba de la Triple Corona es el mejor perfilado para desafiar al todopoderoso La Natividad-La Dolfina. Deberá mejor mucho. no obstante.