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sábado, septiembre 27, 2025

Sheena Patel en la Argentina: “La nostalgia deja espacio al racismo y al fascismo”

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«Me encanta no saber cómo hacer algo y descubrirlo sobre la marcha”, le dice a Clarín Sheena Patel, recién llegada a la Argentina hace horas mientras come un alfajor de maicena en un coqueto hotel del barrio de Palermo. “Le tengo pánico a los aviones y odio el jet lag”, afirma con la misma pasión desbocada que la protagonista de Soy fan (Alpha Decay), su novela que significó su debut literario consagratorio y su desembarco en una nueva edición del Filba que la tendrá presente en dos actividades este sábado en Arthaus.

La escritora británica Sheena Patel en Buenos Aires. Foto: Martín Bonetto.La escritora británica Sheena Patel en Buenos Aires. Foto: Martín Bonetto.

Mientras aún se acomoda al país y toma nota de autores locales a descubrir, desmenuza su novela, un crudo retrato de época que explora el lado oscuro de las relaciones, lo que ahora llaman tóxico, y los vínculos. También atenta a cuestiones sociales, su mirada y su literatura permiten observar cuestiones más amplias como la raza, la clase, el racismo, la discriminación y un feminismo que indaga en las zonas menos romantizadas, menos rosas del asunto.

–Empezaste a escribir en un grupo de activismo literario y cultural. ¿Cómo fue esa experiencia?

–Sí. 4 Brown Girls Who Write. Fue hace mucho tiempo. Ahora ya no trabajamos de la misma manera. Pero quería escribir y era muy de reunir a mis amigos y obligarlos a hacer lo que yo quería que hicieran. Algunos de ellos escribían. Reuní a un grupo enorme de amigos y de ahí quedaron estas tres. Simplemente surgió, y yo pensé: “Esto está pasando, vengan si queréis, lean algo en lo que estén trabajando y nos emborrachamos”. Las tres leyeron y yo pensé: Oh, hay algo entre las tres. Deberíamos permanecer juntas. Organizamos eventos, otras personas daban a conocer a otros escritores, intentábamos crear nuestro propio ambiente. No queríamos esperar a que la industria editorial, que parece muy impenetrable, nos dejara entrar. Así que pensamos: no importa, haremos lo nuestro, publicaremos nuestros propios libros. Una actitud muy punk, do it yourself (DIY), esa estética. Es como crear tu propio material y que simplemente exista, que sea el objetivo, sin que lo corone tanto el establishment.

–Es interesante esa actitud punk a la hora de crear

–Sí, pero también es porque lo interesante es el proceso de creación. Además, tu creatividad se ve frenada por cuestiones como: ¿Cómo consigo entrar en Penguin?, ¿Cómo consigo que participe en la Tate? o todas esas grandes instituciones que consideras bastiones de la cultura. Y tú piensas: nosotros somos los bastiones de la cultura, podemos hacerlo. La cultura puede existir en los márgenes y es tan válida como la que se encuentra en la corriente principal. Y a menudo la corriente principal acaba incorporando lo que está en los márgenes.

–Hablemos de tu novela. Es como una foto de una época. Sobre internet, las relaciones, las redes sociales.

–No quería escribir algo atemporal, como una novela victoriana,me parecían bien todas las referencias, fechas y lo que fuera. Luego el presente se convierte en pasado. Creo que la nostalgia es algo bastante peligroso. Estamos en una época muy nostálgica y la nostalgia no está conectada con nada real que suceda. Deja espacio para el fascismo, el racismo y todas las cosas malas. La nostalgia no deja espacio para lo que es bueno ahora, para cómo han mejorado las cosas ahora para la gente, aunque no es del todo cierto pero prefiero estar viva ahora que hace 70 años, porque yo no estaría aquí haciendo esto. Hace 70 años no podría hacer esto por mí misma, estar aquí sola, tener mi propio dinero, ese tipo de cosas. Así que me interesaba mucho hablar del presente y cómo empezaba a ponerse raro. Había una actitud muy marcada de esos de allá son unos raros, pero ahora todos nos hemos vuelto muy raros, antes era una teoría de la conspiración, los teóricos de la conspiración estaban allá, nosotros somos los normales, y ahora todo el mundo está loco, todo el mundo tiene una teoría de la conspiración, como cuando Trump desaparece un fin de semana y la gente cree que ha muerto. Es como si todos nos hubiéramos vuelto un poco extraños. Pero en ese momento, hace cinco años cuando estaba escribiendo esto, ellos estaban por allá y pensaba: ¿cómo esa persona es como yo? Tiene que haber una forma de que esa persona sea como yo. Quizá hacer algo tan específico resista el paso del tiempo y se vuelva universal. Pero cuando lo escribí, no pensaba en nada de eso. Leo mucho, pero era como jugar. ¿Cómo puedo introducir memes? ¿Cómo puedo introducir jerga? ¿Cómo puedo alcanzar la poesía, pero también ser graciosa y grosera, decir cosas prohibidas y jugar con el inglés como idioma? Quería convertirlo en algo como plastilina, estirar al máximo las capacidades de lo que se puede decir en un libro y cómo se puede mezclar la cultura alta y la baja. Me interesan mucho todas esas cosas y establecer conexiones entre ellas.

–En la Argentina el feminismo es un movimiento muy potente, convulsionado por estos días ante trágicos femicidios. ¿Cómo pensás que aparece esto en tu novela?

–En mi novela quería mostrar cómo muchas veces la mujer elige al hombre por sobre la mujer, ese lado de la amistad donde las mujeres se traicionan entre sí para ser elegidas por un hombre. Estamos en esta extraña reacción contra las esposas tradicionales asociadas a la derecha Si bien yo me considero feminista, pensaba que no sólo es esta idea de ir todas juntas contra el patriarcado, hay otra cara oculta de las relaciones, donde traicionas y quieres ser elegida, y quieres la protección de un hombre. Pensaba ¿cómo muestro eso? Porque eso es tan parte de la amistad femenina como lo son las otras cosas buenas. El libro no es muy amable con las mujeres. Estamos en un periodo en el que pensamos en la libertad de expresión y no poder decir ciertas cosas es perjudicial también. No quería meterme en ese mundo tan edulcorado, rosa y algodonoso de las chicas, pensaba, ¿cómo se puede romper eso? ¿Qué pasa si eres como la sombra de eso? Fue bastante divertido jugar con eso. No sé si esto entra en el feminismo pero quería contar la historia de alguien que fuera como la parte oscura de mí misma. Yo no soy así en absoluto así que fue interesante pensar en una persona bastante vengativa, que pudiera hacer cosas bastante peligrosas, traspasar los límites de lo aceptable y ser una amenaza para otros.

–En relación a esto, es interesante como narrás el sexo en tu novela, ¿Cómo lo trabajaste? Es bastante oscuro.

–Pensaba en el sexo y en cómo no siempre es romántico, no siempre tiene como objetivo la belleza, también es dolor y puede ser un teatro de dolor, decepción y poder. Allí pueden surgir dinámicas de poder de forma cruda. Por un lado, tienes a este hombre que está jugando con ella y sus sentimientos, prometiendo y no prometiendo, siendo ambiguo, y ella está delirando, como aferrándose a la esperanza. Así que podrías verla como una víctima en eso. ¿Por qué le está haciendo esto? ¿Por qué se lo está haciendo a sí misma, pero, ¿por qué él le está haciendo esto? Pero luego, con el sexo con todos los demás, quería mostrar que ella tenía mucho más control que en su relación con el hombre. Estaba su relación con su amante, en la que ella es un poco abusiva o podría llegar a serlo y también con su novio está decepcionada y quiere dejarlo pero no se le permite. Aparece la del feminismo, de «no quiero hacerte daño». Es muy raro, porque obviamente en el mundo no quieres que nadie te haga eso, no quieres que alguien te quite tu poder, pero luego con el sexo se convierte en algo que puede ser divertido, puede ser un lugar donde jugar. Leí libros en los que el sexo se describe así, de ficción literaria, y eso es lo que buscaba, En la ficción literaria nadie es feliz nunca así que creo que era bastante interesante interpretarlo de esa manera. Pensaba: ¿Cómo puedes en el sexo sentirte decepcionado, empoderado y agotado a la vez? ¿Cuáles son los límites? A veces algo puede ser horrible, liberador y, al mismo tiempo, inquietante.

La escritora británica Sheena Patel en Buenos Aires. Foto: Martín Bonetto.La escritora británica Sheena Patel en Buenos Aires. Foto: Martín Bonetto.

–Muchas veces el fanatismo, sobre todo el femenino, es estigmatizado. ¿Cómo lo pensaste para tu novela?

–En ese entonces estaba pensando en ello, teníamos a Boris Johnson en el poder en Gran Bretaña pero ahora tenemos al maldito Nigel Farage, que también tiene fans. Veía que se estaba importando la estructura de la cultura pop a la política y cómo ahora no puedes mirar a los políticos y simplemente decir, por ejemplo, me gusta esta política, pero no me gusta aquella, y, ya sabes, podrías ser un poco exigente, ahora es como que o eres 100 % o no eres nada, y quiero decir, así es como está el mundo en este momento, supongo que por culpa de Internet, pero esta cultura de fans de los políticos es realmente extraña. Pensaba en eso y en una relación amorosa donde se da la limerencia, la fascinación obsesiva. La persona se convierte en un símbolo. Hay una discrepancia inherente en nuestras posiciones de poder, en la que uno siempre mira hacia arriba. Estaba tratando de vincular la cultura pop con la cultura política y el romance. Dentro de todo eso no conoces a esa persona. Estas personas se convierten en una proyección. Como el personaje masculino es famoso, te preguntas ¿cómo puede tratar a las mujeres de la forma en que las trata? Es porque su poder lo protege. Pensaba ¿ella estaría tan obsesionada si él no fuera famoso? El poder es parte del atractivo, pero también, dentro de eso, simplemente no puedes acceder a la persona, porque la interacción no es real. Ahora lo veo cuando algunas personas se me acercan y no sé qué hacer. Es una experiencia un poco extraña. Hay una jerarquía que se establece, que creo que a los hombres les gusta mucho, porque el poder les da lo que ellos creen que deben ser las mujeres. También aparece la cuestión racial. Quizás la razón por la que las personas negras y morenas quieren ser famosas es porque quieren que las protejan. Muchas de nosotras podemos desaparecer y a nadie le importa un carajo, pero en cuanto alguno de ustedes (varones) desaparece, es porque ha hecho algo importante culturalmente o porque eres famoso de alguna manera. Te van a buscar porque eres alguien individualizado, mientras que cuando eres negro o moreno, todos son como una sola cosa, y si una de nosotras desaparece… lo ves con Palestina y Gaza, 50 personas allí, es como, da igual, y 50 personas, como, en Estados Unidos, sería como, qué, ya sabes, es la valoración de los cuerpos, y el color de la piel, y tu vida. Que ella también quiera a este hombre no es, y la ilusión y la esperanza no es solo una locura, hay una razón política por la que ella quiere estar con este hombre, es porque quiere que la protejan y que no la traten como la tratan, que la olviden, la ignoren y la descarten, mientras que si es la esposa de esta persona famosa, es alguien, aunque sea de segunda mano. Lo he estado diciendo ahora pero no pensé en eso cuando lo escribí.

–Muchas veces el fanatismo, sobre todo el femenino, es estigmatizado. ¿Cómo lo pensaste para tu novela?

–En ese entonces estaba pensando en ello, teníamos a Boris Johnson en el poder en Gran Bretaña pero ahora tenemos al maldito Nigel Farage, que también tiene fans. Veía que se estaba importando la estructura de la cultura pop a la política y cómo ahora no puedes mirar a los políticos y simplemente decir, por ejemplo, me gusta esta política, pero no me gusta aquella, y, ya sabes, podrías ser un poco exigente, ahora es como que o eres 100 % o no eres nada, y quiero decir, así es como está el mundo en este momento, supongo que por culpa de Internet, pero esta cultura de fans de los políticos es realmente extraña. Pensaba en eso y en una relación amorosa donde se da la limerencia, la fascinación obsesiva. La persona se convierte en un símbolo. Hay una discrepancia inherente en nuestras posiciones de poder, en la que uno siempre mira hacia arriba. Estaba tratando de vincular la cultura pop con la cultura política y el romance. Dentro de todo eso no conoces a esa persona. Estas personas se convierten en una proyección. Como el personaje masculino es famoso, te preguntas ¿cómo puede tratar a las mujeres de la forma en que las trata? Es porque su poder lo protege. Pensaba ¿ella estaría tan obsesionada si él no fuera famoso? El poder es parte del atractivo, pero también, dentro de eso, simplemente no puedes acceder a la persona, porque la interacción no es real. Ahora lo veo cuando algunas personas se me acercan y no sé qué hacer. Es una experiencia un poco extraña. Hay una jerarquía que se establece, que creo que a los hombres les gusta mucho, porque el poder les da lo que ellos creen que deben ser las mujeres. También aparece la cuestión racial. Quizás la razón por la que las personas negras y morenas quieren ser famosas es porque quieren que las protejan. Muchas de nosotras podemos desaparecer y a nadie le importa un carajo, pero en cuanto alguno de ustedes (varones) desaparece, es porque ha hecho algo importante culturalmente o porque eres famoso de alguna manera. Te van a buscar porque eres alguien individualizado, mientras que cuando eres negro o moreno, todos son como una sola cosa, y si una de nosotras desaparece… lo ves con Palestina y Gaza, 50 personas allí, es como, da igual, y 50 personas, como, en Estados Unidos, sería como, qué, ya sabes, es la valoración de los cuerpos, y el color de la piel, y tu vida. Que ella también quiera a este hombre no es, y la ilusión y la esperanza no es solo una locura, hay una razón política por la que ella quiere estar con este hombre, es porque quiere que la protejan y que no la traten como la tratan, que la olviden, la ignoren y la descarten, mientras que si es la esposa de esta persona famosa, es alguien, aunque sea de segunda mano. Lo he estado diciendo ahora pero no pensé en eso cuando lo escribí.

–¿Estás escribiendo actualmente?

–Ahora mismo no, estoy atascada, pero estoy escribiendo guiones con una amiga. Empezamos sin saberlo, en épocas de huelga. Empezamos con cuatro páginas y fuimos avanzando. Ahora estamos trabajando con una productora intentando escribir dos episodios, fue muy interesante. Me encanta no saber cómo hacer algo y descubrirlo sobre la marcha, eso es lo que me gusta. No sabía cómo escribir un libro, pero lo escribí por partes y luego lo uní todo, incluso con el guión. Cuando te enfrentas a todo lo que no sabes, es terrible pero luego empiezas a entender. Ahora somos muy rápidas, cuando recibimos notas, podemos hacerlas muy rápido, antes nos llevaba mucho tiempo. No fui a ningún curso ni nada, simplemente pensé: vamos a intentarlo, creo que es bastante divertido y tú puedes hacerlo, no esperes a que te den permiso. A menudo las reglas y esas cosas son solo formas de impedirte entrar, puedes abrirte camino a la fuerza si es necesario.

Sheena Patel básico

  • Nació en Londres, donde sigue viviendo, y ha trabajado en cine y televisión como ayudante de dirección.
  • En 2022 publicó su primera novela, Soy fan, una de las grandes revelaciones de la nueva ficción en Gran Bretaña, ganadora del British Book Award 2023 en la categoría de «nuevo descubrimiento» y nominada al Dylan Thomas Prize y el Women’s Prize for Fiction.
La escritora británica Sheena Patel en Buenos Aires. Foto: Martín Bonetto.La escritora británica Sheena Patel en Buenos Aires. Foto: Martín Bonetto.
  • También fue elegida como una de las diez mejores novelistas debutantes por The Observer.
  • Pertenece al colectivo de poesía 4 BROWN GIRLS WHO WRITE, que ha publicado una colección de panfletos y otra de poemarios con el mismo nombre.

Sheena Patel estará hoy sábado a las 16:30 en el Recorrido literario. Paisajes (Mondongo) en Arthaus y a las 17:30 en el panel Enredadas. Intemperie, redes y literatura en ArtHaus.


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