La figura de Pablo Laurta, acusado del doble femicidio de Luna Giardina y su madre Mariel Zamudio en Córdoba -así como de la muerte del remisero Martín Palacios-, sigue generando conmoción. En las últimas horas, el programa DDM (América TV) reveló que el uruguayo tenía antecedentes por violencia de género en el vecino país de Uruguay, donde fue denunciado por otra mujer en noviembre de 2024.

Según confirmaron medios como El País y Telemundo, Laurta fue denunciado por acoso en un Juzgado de Familia Especializada en Uruguay. La Justicia le impuso una orden de restricción de 400 metros respecto de la denunciante, medida que se mantuvo vigente hasta mayo de este año. Además, se ordenó un informe de valoración de riesgo para la víctima, en el marco de la normativa nacional e internacional sobre violencia de género.
Este antecedente se suma a una serie de hechos que configuran un perfil inquietante. En febrero de 2025, Laurta ya había sido detenido en Córdoba por denuncias de su expareja Luna Giardina, quien lo acusó de violencia familiar. La joven contaba con un botón antipánico, pero no logró activarlo el día del crimen. El sábado 11 de octubre, Laurta irrumpió en la casa donde vivía Luna con su madre y su hijo de cinco años, y las asesinó a ambas de varios disparos. Luego, secuestró al niño y huyó hacia Entre Ríos, donde fue detenido en un hotel de Gualeguaychú.
Durante la emisión de DDM, se abordó el prontuario del acusado y se destacó su vínculo con el sitio “Varones Unidos”, una plataforma con una fuerte presencia en redes que promueve discursos antifeministas. En sus redes sociales, Laurta se presentaba como empresario y académico, pero también compartía mensajes misóginos y teorías conspirativas sobre la justicia de género. En uno de sus últimos posteos, escribió: “La mera condición de ser hombre es suficiente para ser culpable ante la justicia feminista”.
Los investigadores creen que Laurta planificó los crímenes con meticulosidad. Antes de viajar a Argentina, alquiló una cabaña en Salto, Uruguay, donde practicó cruzar el río en kayak. En ese mismo kayak habría transportado el arma utilizada en los asesinatos. El ministro de Seguridad de Entre Ríos, Néstor Roncaglia, lo describió como “una mente criminal metódica, que manejó todas las variables y no actuó por impulso”.
Además del doble femicidio, Laurta es el principal sospechoso del asesinato de Martín Palacio, el remisero que lo trasladó a Córdoba. El cuerpo decapitado del conductor fue hallado en una bolsa en Concordia, y la policía asegura que “en un 99%” se trata de él.
La revelación de sus antecedentes en Uruguay refuerza la hipótesis de un patrón de violencia sistemática. Mientras avanza la investigación, el caso de Pablo Laurta se convierte en un símbolo del peligro que representan los agresores reincidentes y la necesidad de reforzar los mecanismos de protección para las víctimas.