Un año y medio antes del doble femicidio que conmocionó a Córdoba y del crimen del remisero en Entre Ríos, Pablo Rodríguez Laurta fue evaluado por especialistas que concluyeron que no tenía alteraciones mentales ni constituía un riesgo para terceros. Ese dictamen, emitido en febrero de 2024, fue decisivo para que el uruguayo recuperara la libertad tras haber sido detenido por violación de domicilio, amenazas y desobediencia a la autoridad.
La pericia psicológica y psiquiátrica, firmada por la psicóloga Marcela Scarafia y el psiquiatra Sebastián Nigro, afirmaba que Laurta se encontraba “estable anímicamente” y que no presentaba indicadores de desestabilización psicopatológica. Según los profesionales, comprendía la criminalidad de sus actos y no reunía criterios para ser internado.
“No se observan elementos psicopatológicos compatibles con alteración morbosa de jerarquía suficiente ni insuficiencia de sus facultades mentales”, detallaron en el documento, donde además indicaron que “no existe riesgo cierto e inminente para sí ni para terceros”, decía el documento.

El informe, sin embargo, incluía una advertencia que no fue supervisada: los especialistas recomendaron un tratamiento psicológico y psiquiátrico ambulatorio de inicio inmediato, con control judicial sobre su regularidad y evolución, algo que nunca se concretó.
Una advertencia ignorada
Cuando fue detenido en enero del año pasado, Laurta fue encontrado oculto en el techo de la casa de su expareja, tras amenazarla y violar la restricción judicial. En aquel momento, se presentó como “víctima de una persecución ideológica” y aseguró que era inocente.
Laurta había sido arrestado el 9 de enero de 2024 por violar una orden de restricción de acercamiento a Luna Giardina, su expareja. Tras permanecer detenido un mes, recuperó la libertad el 8 de febrero, luego de que la pericia indicara que era imputable y no representaba peligro.
Según confirmaron desde la Fiscalía de Instrucción del Distrito IV Turno 6, a cargo de Jorgelina Gutiérrez, esa evaluación fue determinante para su liberación. “El informe sostenía que comprendía la criminalidad del hecho y que no revestía peligrosidad”, señaló el secretario Iván Vocos.

Veinte meses después, el mismo hombre protagonizó una secuencia de crímenes que dejó tres víctimas fatales: Luna Giardina, su exsuegra Mariel Zamudio y el remisero Martín Sebastián Palacio.
El caso que conmocionó al país
El 11 de octubre, Pablo Laurta asesinó a balazos a su expareja Luna Giardina y a su exsuegra Mariel Zamudio en una vivienda de Villa Serrana, Córdoba. Luego secuestró a su hijo de seis años y huyó hacia Entre Ríos, donde también habría matado al remisero Martín Palacio para usar su auto. Fue detenido al día siguiente en un hotel de Gualeguaychú, cuando intentaba cruzar a Uruguay.