Este jueves, desde los tribunales de Entre Ríos, Pablo Laurta rompió nuevamente el silencio. El uruguayo, acusado de asesinar a su expareja, Luna Giardina, y a su exsuegra, Mariel Zamudio, además de ser señalado por el crimen del remisero Martín Sebastián Palacio, intentó justificar sus actos con una frase que causó indignación: “Solo fui a rescatar a mi hijo”.
La declaración, hecha minutos antes de que la Justicia entrerriana dictara su prisión preventiva por 120 días, se suma a una serie de expresiones desconcertantes que el acusado ha pronunciado desde su detención. En su primer traslado había dicho: “Todo fue por justicia”, y al llegar a Concordia, agregó: “Hay que venerarlo, es un mártir”.
La fiscal Daniela Montangie imputó a Laurta por homicidio criminis causa, bajo la hipótesis de que asesinó al chofer para robarle el auto y continuar con su plan, que derivó en el doble femicidio en Córdoba. Su abogado defensor, José Luis Legarreta, explicó que su cliente “se mostró colaborador” aunque se negó a declarar. “No puedo revelar lo que hablamos, tengo obligación de secreto profesional”, aclaró el letrado.

El pedido de inimputabilidad
Durante la audiencia, Legarreta sorprendió al adelantar que pedirá la inimputabilidad de su defendido. “No descarto que haya vivido una situación de psicosis”, sostuvo ante la jueza de Garantías N°4 de Concordia, Gabriela Seró, quien confirmó la prisión preventiva y ordenó la extracción de muestras biológicas del acusado para cotejos de ADN con los rastros hallados en la escena del crimen de Palacio. La medida también incluye el traslado de Laurta a Córdoba para ser investigado por los asesinatos de Giardina y Zamudio.

La hipótesis judicial
Según la reconstrucción de la Justicia cordobesa, el sábado 11 de octubre Laurta irrumpió armado en la vivienda del barrio Villa Serrana, sorprendió a las víctimas, las asesinó a balazos y luego secuestró a su hijo de seis años con la intención de fugarse a Uruguay.
El intento de huida terminó al día siguiente en un hotel de Gualeguaychú, donde fue detenido antes de cruzar la frontera. En la habitación, la policía encontró la billetera del remisero asesinado, un hallazgo que permitió cerrar el círculo de los hechos.

Mientras la investigación avanza en dos provincias, la defensa busca instalar la idea de un desequilibrio mental, mientras las familias de las víctimas reclaman justicia por una secuencia de crímenes que estremeció al país.