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domingo, octubre 19, 2025

El plan trunco para que el país explore el Universo: trabas en la Aduana, convenio caído y China en el medio

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El tema de esta nota nació hace 10 años, con la firma de un convenio bilateral para que Sudamérica tenga su primer radio-telescopio, un complejo y voluptuoso instrumento de medición que se usa en investigaciones en astronomía y astrofísica. Lo pagaría China, a cargo de la transferencia tecnológica. Estaría en San Juan. Se llamaría Chinese Argentine Radio Telescope, o CART. Ahora, una década después, está construido recién al 50% (en China hubiera llevado 11 meses instalarlo), pero hace un par de meses, el proyecto directamente se frenó.

Igual que los telescopios, los radio-telescopios se usan para estudiar el cielo. Esto es, los cuerpos celestes más allá de la atmósfera terrestre, sean planetas, estrellas, cometas, meteoritos, asteroides, satélites o galaxias, entre otros.

La explicación física de qué hace un radio-telescopio (bajada al llano) requiere entender o más bien aceptar que la luz (la luz visible) es sólo un fragmento, un pedacito dentro del espectro de ondas electromagnéticas mucho más amplio que existe en el universo. Nosotros sólo vemos y convivimos con una parte de esas ondas, sea porque la atmósfera (mientras esté…) nos protege de algunas de ellas (como los rayos UV, que impedirían que la vida en la Tierra existiera, si pasaran desnudas al lado de acá), sea porque el ojo humano no es capaz de verlas. Ejemplo: las ondas infrarrojas que emite el control remoto de la tele.

Siempre en comparación a los telescopios tradicionales, que por supuesto tienen gran utilidad pero sólo permiten ver fenómenos que emiten o reciben luz, los radio-telescopios abren la puerta a un tipo de observación distinta (y quizás, bastante ampliada) de los miles de fenómenos (astronómicos, astrofísicos) que ocurren en el cielo.

En 2015, durante el gobierno de Mauricio Macri, Argentina firmó un convenio que venía masticando con China desde antes, para instalar un moderno radio-telescopio en el país. Lo usarían científicos de los dos países. Sería el primero de la región y se supone que constituiría un insumo científico de importancia, tanto para Argentina y China como para otros equipos de investigadores que precisaran este “instrumento” de medición, un término que sabe a poco para describir la magnánima antena de 40 metros de diámetro que, cuando finalice la instalación del CART (si ocurre), se elevará 60 metros del piso. Todo esto, en el Parque Nacional “El Leoncito”, en la localidad sanjuanina de Barreal, una zona que la Asociación Argentina de Astronomía valora por sus “óptimas condiciones geológicas y de silencio electromagnético”.

El todavía inconcluso proyecto CART un radio-telescopio ubicado en San Juan.El todavía inconcluso proyecto CART un radio-telescopio ubicado en San Juan.

Tan bueno es el lugar que no sólo el (reconocido internacionalmente) Observatorio Astronómico “Félix Aguilar” está emplazado ahí (y de hecho mantiene colaboración con la Academia China de Ciencias y los Observatorios Astronómicos Nacionales de China hace más de 30 años) sino que también las universidades estadounidenses de Yale y de Columbia tuvieron proyectos instalados en el lugar, sin contar que ahora se sumó uno de la Universidad de Texas.

La noticia del proyecto frenado (por el convenio que no se renovó, pero también porque hace un mes y medio hay un cargamento con partes del radio-telescopio frenado, sin motivo aparente, en la Aduana) se conoció por un comunicado de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ). El texto, escueto, opaca la gran preocupación de los involucrados. Entre ellos, Jorge Castro, decano de Exactas de la UNSJ, que habló con Clarín.

El CART, un proyecto científico a media asta

Castro compartió que el convenio bilateral firmado duraba, en principio, 10 años. Cayó en junio y hubo reuniones con miras a revalidarlo. En un contexto que Castro define como informal, el Gobierno (vía Darío Genua, secretario de Innovación, Tecnología y Ciencia) habría observado que el tiempo de uso del radio-telescopio para China era demasiado grande, en comparación al que le tocaba a la Argentina.

Tal como estaba planteado en el convenio original, era 60% para China, 20% para Argentina y 20% para trabajos conjuntos o para recibir investigadores de otros países, también en trabajos colaborativos. “De todos modos, el tema porcentual no es nunca taxativo. Son porcentajes flexibles, que después quedan sujetos a las necesidades de los grupos de investigación que tengan que utilizar el radio-telescopio”, detalló el decano.

También le explicó a este medio cuál fue la respuesta que le dieron, ante esa objeción, al funcionario: que, 1) esa distribución porcentual es usual, cuando el dinero que sostiene la empresa (en este caso, 15 millones de dólares que pone enteramente China) viene de la contraparte; que 2) no obstante, todo podía reverse en el nuevo convenio, y que, 3) en el “mientras tanto” y mientras se consensuaban las observaciones, lo ideal era prorrogar el convenio (que caducaba) unos meses más, quizás medio año, como para que no frenar ni el trabajo hecho hasta entonces ni la instalación del radio-telescopio.

El proyecto CART es parte de acuerdo colaboración científica entre Argentina y China.El proyecto CART es parte de acuerdo colaboración científica entre Argentina y China.

Al cierre de esta nota, ni la Aduana, la Cancillería, el Conicet y la secretaría de Innovación, Tecnología y Ciencia habían contestado las consultas transmitidas por Clarín.

Por cierto, eso del “trabajo hecho hasta entonces”, no es menor. Castro describió con prolijidad académica, lo que suena a una tediosa remada en dulce de leche bien argentina, cada vez que (incluyendo las gestiones de Mauricio Macri, Alberto Fernández y Javier Milei) los cambios de Gobierno aterrizaron con sus propios caprichos administrativo-burocrátricos. “Hace una década empezamos con esto, pero los colegas de China nos comentaban que este mismo proyecto demoraría 11 meses en instalarse allá”, enfatizó.

Volviendo a junio de 2025, cuando el proyecto cayó, primó el silencio oficial, siguió Castro: “Lo natural es que sea el presidente del Conicet (Daniel Salamone) quien le termine dando luz verde desde Nación a un proyecto así, pero en el medio apareció (el secretario de Innovación, Tecnología y Ciencia, Darío) Genua actuando como una especie de vocero”.

“Genua nos dijo que ellos no tienen la última palabra. La tiene Cancillería. Cuando preguntamos con quién hablar ahí, no nos pudieron dar respuesta. Quedó un poco en la nebulosa todo. Actualmente no hay nada claro sobre la continuidad del CART o si tiene que parar. No hay luz verde ni luz roja. Ninguna comunicación”, apuntó.

El radio-telescopio CART y la Aduana

Pero pasó algo más. En el medio de tanta incertidumbre, la UNSJ decidió hacer una movida que quizás les haya jugado en contra. La premisa de lo que sigue es un dato importante, y es que las universidades nacionales tienen potestad para hacer acuerdos bilaterales. Sin embargo, para que los proyectos de envergadura internacional sean solventes y reconocidos, se busca que los Gobiernos (sea el Conicet o la propia secretaría de Ciencia) los respalde y enmarque.

«Como el respaldo no estaba y al no saber qué hacer, en septiembre firmamos un acuerdo de manera bilateral, muy diferente del que precisamos, que sólo incluye cuestiones muy básicas. Debimos hacerlo para que los chinos que tienen que venir al acople de las partes del radio-telescopio tuvieran un insumo administrativo-legal que les permitiera tramitar las visas. También, para que pueda entrar sin problemas el cargamento que había salido de China. Esto no quita que precisamos un convenio como el que teníamos”, explicó.

El radio-telescopio permite explorar zonas del universo que de otra manera sería imposible. Foto: EFEEl radio-telescopio permite explorar zonas del universo que de otra manera sería imposible. Foto: EFE

Lejos de haber logrado que algo se destrabe, el proceso se obstaculizó aún más, aseguró Castro, quien estima que el cargamento varado en la Aduana hace un mes y medio es la consecuencia (al estilo de una represalia) de que firmaran sin el consentimiento nacional. Todo, en el contexto del engrosado apoyo de la administración estadounidense (país en las antípodas de China) a la economía argentina.

“Estoy seguro de que, de no haber firmado ese convenio que está lejísimos de lo que pretendemos y necesitamos, no se hubiera frenado el ingreso desde la Aduana”, se lamentó. «Nosotros queremos trabajar con el Gobierno», enfatizó, y se despegó de cualquier supuesta preferencia geopolítica: “Cuando se trata observar científicamente el cielo, nada de eso existe”.

PS

Redacción

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Sugerimos leer la fuente y ampliar con el link de arriba para acceder al origen de la nota.

 

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