La primavera trae días más templados y paisajes florecidos, pero también el inicio de una etapa difícil para quienes padecen alergias. En la Patagonia, donde los álamos son parte del paisaje urbano, la pelusa y el polen en el aire se convierten en los principales desencadenantes de los síntomas respiratorios.
Cada año, con los primeros brotes verdes, aparecen las molestias conocidas: rinitis, tos, picazón en los ojos y congestión nasal. Aunque es un fenómeno estacional, en la región patagónica los vientos y la sequedad del ambiente agravan la situación, generando mayor concentración de alérgenos en el aire.
Ventilar en los momentos adecuados
Uno de los consejos más útiles para reducir la exposición es mantener las ventanas cerradas durante la mañana, momento en el que se concentra mayor cantidad de polen. Los especialistas recomiendan ventilar los ambientes después del mediodía y evitar hacerlo en días de viento fuerte, cuando el polvo y la pelusa del álamo se dispersan con facilidad.
También se aconseja limpiar los filtros de aire acondicionado y calefacción con frecuencia, ya que suelen acumular partículas que agravan los síntomas.
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Hábitos simples que ayudan
Otro punto clave es la higiene diaria. Lavar la ropa de cama y cambiar las sábanas dos veces por semana puede disminuir la cantidad de alérgenos dentro del hogar. También se recomienda no secar la ropa al aire libre durante los días ventosos y ducharse al regresar de la calle, para eliminar restos de polen de la piel y el cabello.
“Un baño rápido al volver del trabajo o de una caminata puede marcar la diferencia”, señalan los especialistas, que insisten en la importancia de evitar acumular polvo o pelusa dentro de los espacios cerrados.
Durante los días de viento norte o cuando los álamos liberan pelusa blanca, usar anteojos de sol puede proteger los ojos de la irritación. En algunos casos, cubrirse la nariz y la boca de manera temporal ayuda a reducir la exposición directa al polen, aunque los médicos advierten que no conviene usar barbijos durante largos períodos, ya que pueden alterar los mecanismos naturales de defensa de las vías respiratorias.

Consultar siempre con un especialista
Cuando los síntomas se repiten año tras año o se intensifican, lo más recomendable es acudir a un alergista o médico clínico. Solo un profesional puede determinar el tipo de alergia y el tratamiento adecuado, que puede incluir antihistamínicos o vacunas específicas.
Automedicarse, en cambio, puede ocultar otras patologías respiratorias o empeorar el cuadro alérgico.