Netflix sorprendió este mes con una historia tan conmovedora como perturbadora. Se trata de Nadie nos vio partir, una miniserie mexicana de cinco episodios que ya se posiciona entre las más impactantes del año. Basada en la novela homónima de Tamara Trottner, la ficción parte de una historia real ocurrida en la década de 1960 y se sumerge en las profundidades del dolor, el amor y la venganza dentro de una familia marcada por la pérdida.
La trama sigue a Valeria Goldberg (interpretada por Tessa Ia), una mujer que atraviesa un divorcio con su esposo Leo Saltzman (Emiliano Zurita). Lo que comienza como una separación tormentosa se transforma en una pesadilla cuando Leo, impulsado por los celos y el resentimiento, secuestra a sus dos hijos y desaparece con ellos fuera de México. Desde ese momento, Valeria emprende una búsqueda desesperada que la llevará por distintos países y la obligará a enfrentarse no solo a su exmarido, sino también a las estructuras sociales y religiosas que sostienen la impunidad.

Ambientada en los años 60, Nadie nos vio partir destaca por su cuidada reconstrucción de época: desde los vestuarios hasta la escenografía, todo refleja una sociedad profundamente patriarcal donde las mujeres, incluso las de clase alta, debían luchar por ser escuchadas. En ese contexto, la serie plantea interrogantes que siguen vigentes: ¿qué límites puede cruzar una persona por amor? ¿Qué precio se paga por la justicia?
La historia detrás de la ficción es todavía más desgarradora. Tamara Trottner, autora del libro, fue una de las niñas secuestradas por su padre en la vida real. Tenía apenas cinco años cuando, durante la celebración de su cumpleaños, él decidió llevársela junto a su hermano como represalia hacia su exesposa. Los niños fueron trasladados por tres continentes —Francia, Israel y Sudáfrica— mientras su madre los buscaba sin descanso.
Décadas después, Trottner decidió transformar ese trauma en literatura y reconstruir los hechos desde ambos puntos de vista: el de la madre que lo perdió todo y el del padre que justificó su crimen bajo el argumento del amor. Su testimonio, lleno de matices y heridas abiertas, fue la base de esta serie dirigida por Humberto Hinojosa Ozcariz, que combina drama familiar, thriller psicológico y una reflexión sobre la memoria y el perdón.

Con actuaciones intensas, una fotografía exquisita y un guion que no teme mostrar la crudeza del dolor, Nadie nos vio partir se convirtió en una de las producciones más comentadas del catálogo de Netflix. Una historia real que atraviesa generaciones y deja al espectador con una sola certeza: a veces, los secretos familiares son los más difíciles de enterrar.