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sábado, octubre 18, 2025

En el Mes Rosa, Natalie Weber y su lucha contra el cáncer de mama: “Le pedí a Dios poder ver crecer a mis hijos”

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En el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, a siete años de su primer diagnóstico Natalie Weber, comparte uno de los capítulos más difíciles de su vida. Con un testimonio que refleja la importancia de escucharse, de no postergar los controles médicos y de entender que un diagnóstico a tiempo puede cambiarlo todo.

“Yo había perdido un embarazo y cuando fui a mi control con el ginecólogo, le comenté que la noche anterior me había detectado algo que parecía un granito cuando me estaba bañando. En un principio parecía propio de la situación que estaba viviendo, pero me ordenó una ecografía. La ecografía me salió bien e igualmente quise hacerme una mamografía. Ahí apareció una imagen rara, por lo que me mandaron a realizar una mamografía más unificada: había tres tumores con muchas microsdiversificaciones», comienza narrando en diálogo con Revista GENTE.

A sus 30 años, se convirtió en un ejemplo de que el cáncer de mama no solo afecta a mujeres mayores y que la información temprana salva vidas.
A sus 30 años se convirtió en un ejemplo de que el cáncer de mama no sólo afecta a mujeres mayores y que la información temprana salva vidas.

¿Cómo fue vivir ese ese proceso de estudios antes de llegar resultado?

-Desesperante, porque cuando vos vas viendo la cara de los médicos y de los ecógrafos decís, «¿Qué pasa?». Y además nadie se quiere adelantar hasta la punción. Entonces es como que vivís un momento de incertidumbre en el que ya la cara te está diciendo que está todo mal. Yo tenía un bebé de recién nacido y era muy loco haber dado vida hacía cinco meses y pensar que ahora podía estar enfrentando la muerte.

-¿Cómo fue ese famoso llamado en el que te convocaron para contarte el resultado?

-Me llamaron para que vaya el día siguiente. «No voy ahora», les dije. Me contestaron que no porque no estaba el médico. Yo lo presentía. Fui al hospital con mi mamá y con mi psicóloga: «Mirá, las imágenes son muy feas. Yo te recomiendo que te hagas una punción», me dijo el médico.

-¿Qué sentiste?

-Lloré. No salía de la cama, tenía miedo. Es como que se te viene el mundo abajo. Le rogaba a Dios poder ver darle una madre a ese bebé de cinco meses, y poder verlo crecer porque para eso también lo traje al mundo. Al momento de hacer la punción le pregunté a la doctora si era mamá, y volví a pedir que me adelante algún resultado. Me contestó que no era mamá, pero me explicó que había dos tipos de cáncer. Esa fue la primera vez que escuché la palabra «cáncer», un término que inevitablemente asocias con la muerte. A los pocos días recibí el resultado. La frase del médico fue “tengo una buena y una mala”.  La mala es que era cáncer, la buena que era de tipo in situ.  “De esto no te vas a morir”.

Natalie descubrió los primeros signos de su cáncer de mama tras un autoexamen, subrayando la importancia de los controles médicos regulares. Completó 35 sesiones de rayos mientras equilibraba su vida familiar y laboral, mostrando resiliencia y disciplina.
Natalie descubrió los primeros signos de su cáncer de mama tras un autoexamen, subrayando la importancia de los controles médicos regulares. Completó 35 sesiones de rayos mientras equilibraba su vida familiar y laboral, mostrando resiliencia y disciplina.

-Y ahí empezó la otra lucha.

-Con muchísima terapia. Pasé quince días que no me levanté de la cama. Mauro estaba fuera, y mi mamá se vino a vivir conmigo. Era estar acostada, mirar el techo y decir: «Tengo cáncer». Necesitaba como amigarme con esa palabra que genera tanto pánico.

-Me quiero detener en algo de que me contabas… ¿Por qué fuiste a la consulta con tu psicóloga?

-Siempre hice terapia. En ese proceso las sesiones eran diarias. Cuando le conté que tenía que ir, ella me preguntó quien me acompañaba. Le conté que Mauro estaba de pretemporada, y me ofreció sumarse.

-¿Cómo reaccionó Mauro?

-Cuando se enteró quería dejar el fútbol, retirarse. Yo le dije: «No hagas eso porque esto puede salir bien o salir mal. Si sale mal, ¿qué vas a hacer? ¿Vas a arruinar tu carrera?».  Yo entendía que me quisiera acompañar, pero su carrera era el futuro de nuestros hijos. Él trabaja desde que tenía nueve años. En ese momento se hacía viajes tremendos en sus días libres, se quedaba acá diez horas, y se volvía o le pedía al técnico que lo dejara permanecer un día más.

Natalie Weber.
“Mi médico fue mi ángel de la guarda. Lo llamaba a las 11 de la noche llorando y le decía: ‘Me duele la cabeza’. Y él me contestaba: ‘No es cáncer, Natalie… no es cáncer’. Yo quería hacerme una resonancia, y él me contestaba que no podía hacerme resonancias una vez por mes. Esas persecuciones las viví en los primeros meses, aunque cada tanto vuelven.»

-¿Cómo se lo contaste a él?

-El primer día. Enseguida viajó, se quedó una semana y cuando me llamó el médico para darme la noticia, él estaba en mi casa.

Una lucha por partida doble

“Yo tuve dos etapas. Hice 35 sesiones de rayos y me volví a vivir Italia. A los pocos meses, Mauro se lesionó, lo operaron y regresó a hacer la recuperación acá. Entre que terminé de hacer los rayos y el primer control deben pasar seis mses. Entonces, cuando Mauro vino a hacer la rehabilitación, me hice mi primer control y la patología había vuelto. Ahí se me presenta la opción de hacerme una mastectomía bilateral, y no lo dudé”, cuenta a Revista GENTE.

“El día anterior a hacerme un control siento taquicardia y ansiedad, pero eso es algo que con el tiempo podes controlar. Es muy importante hacer terapia”.
“El día anterior a cada control siento taquicardia y ansiedad, pero eso es algo que con el tiempo podés controlar. Es muy importante hacer terapia”.

“El día anterior a esa segunda operación sabía que se trataba de una cirugía bastante grande de seis horas. En ese momento le dije a Mauro: ‘No le quites la posibilidad a mi mamá de ser abuela. Ponete en pareja con alguien». Yo quería que mis hijos tuvieran una imagen femenina en mi casa, no quería que vean al padre solo”, añade.

Y remata: “Si yo no lo iba a poder hacer, si no iba a poder ejercer mi rol, me hubiese gustado que otra mujer pueda acompañarlo. Sabía que toda la vida iba a ser la mamá de ellos, pero la realidad que mi hijo tenía cinco meses y no iba a acordarse de mí más que por una foto”.

-¿Qué información tenías acerca de esta enfermedad?

-Ninguna. Fui el primer caso de mi familia. Para mí el cáncer era como una enfermedad de adulto relacionada a lo emocional.

Natalie Weber.
Natalie Weber.

-¿Cómo reaccionó tu cuerpo a los rayos?

-Me generaban mucho sueño, pero intenté tener la cabeza ocupada. Me puse mi marca de ropa para no pensar. Entonces estaba todo el tiempo de acá para allá porque iba a buscar a mi hija más grande al colegio, y me fijaba los talleres por la ropa… que esto, que lo otro. Mi mayor preocupación era curarme. Todo mi contexto me ayudó muchísimo. Rezaba por no tener que hacer quimio porque una cosa es saber que estás enferma y otra cosa que el espejo te devuelva esa imagen. Tampoco quería que los chicos me vieran en tal estado.  

-Fuera de lo clínico, recurriste a otras cuestiones como la biodecodificación.

-Sí. Tenía pánico de que volviera, así que hice constelaciones, aunque tampoco es que quería responsabilizar a algo por lo que me estaba pasando. Muchas veces se habla del momento en el que estás enfermo, pero no se habla de cómo se queda psicológicamente cuando se cura. Repito: uno tiene pánico de volver a pasar por lo mismo y de no contarla después.

La etapa de reconciliarse con el cuerpo

La modelo Optó por una mastectomía bilateral, tomando decisiones valientes para asegurar su recuperación y mantener su rol materno.
La modelo optó por una mastectomía bilateral, tomando decisiones valientes para asegurar su recuperación y mantener su rol materno.

“Cuando me volvió la enfermedad me quise sacar las dos mamas. Mi médico me recomendó que no, pero yo estaba decidida. Tuve y tengo un compañero que jamás me hizo sentir la falta de eso”, dice.

-¿Te costó reconciliarte con tu cuerpo?

-No, porque estaba tan contenta de que mi primer control haya salido bien y de que estaba viva que… Aunque no te voy a mentir que cuando me hice la reconstrucción y, luego, los tatuajes en la cicatriz, me veía al espejo y no lo podía creer. Ese día volvía llorando en el auto.

-¿Y cómo estás hoy?

-Feliz, viva y sana. Mis tetas no serán las mejores del mundo, no podré hacer toples, pero no importa: estoy viva, disfruto mis hijos, mi familia, mi marido, y mis papás.

El testimonio de Natalie Weber en el marco del Mes Rosa.
El testimonio de Natalie Weber en el marco del Mes Rosa.

-¿Cuál es el mensaje que le queres dar a las mujeres?

-Que un diagnóstico temprano salva vidas, que aunque sea una o dos veces al año se dediquen ese día para hacerse los chequeos anuales. Lo mío fue de casualidad. Yo me di cuenta que tenía cáncer al mes de haber perdido un embarazo. Siempre pienso: ¿qué hubiese pasado si ese embarazo no lo perdía? Tal vez mi bebé en ese momento se fue para que yo me pueda curar. Porque claro, seguramente me hubiera dado cuenta después del embarazo y quizás no lo agarraba a tiempo…  

Entrevista: @leandromazzaok
Fotos: Diego García (@fotos_diego)
Video: Candela Casares
Estilismo: Lucho Castelli Donnet @luchocastellidonnet y Ernie Barrera @ernie_ba
Look: Santiago Artemis @santiagoartemis @artemisatelier y Marcelo Zanek @marcelo.zanek Joyas: Bartolomé Joyas @bartolomejoyas

Redacción

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