Hay causas judiciales que por las características de los hechos y la superabundancia de la prueba, tienen un resultado final cantando desde el minuto uno. Es el caso del asesino y femicida Pablo Laurta, protagonista de dos hechos tremendamente conmocionantes, y diferentes pero vinculados en un suceso que será recordado como uno de las más terroríficos de la historia criminal argentina. Por un lado está imputado de Homicidio Criminis Causa por haber matado brutalmente al remisero Martín Palacio, en una investigación que lleva adelante la fiscal Daniela Montangie, de Concordia, Entre Ríos. Y por el otro lado, la causa que instruye el fiscal dos de Violencia Familiar de Córdoba, Gerardo Reyes, por el femicidio de Luna Giardina y Mariel Zamudio con la imputación de doble Homicidio Calificado por el vínculo, violencia de género y alevosía. De hecho será indagado esta mañana a la hora 11 y asistido por la defensora oficial Alfonsina Muñiz.
Por supuesto, ni Superman podrá salvarlo de la condena penal más dura, porque además la pericia psiquiátrica/psicológica seguramente ratificará que Laurta tiene juicio de realidad y comprende sus actos, y por lo tanto es totalmente imputable. De todos modos, los defensores echarán mano a la única posibilidad que les queda y que es lograr la inimputabilidad, algo que ya fue rechazado en una pericia que le hicieron a principios del año pasado. Denunciado por Luna Giardina, quien era su pareja y madre del hijo de 5 años que intentó llevar a Uruguay, en Tribunales Dos fue sometido a este proceso dirigido por la licenciada Scarafía y el doctor Nigro. Los resultados generales indicaban que Rodríguez Laurta tenía “un pensamiento organizado con indicadores paranoides, pero sin componentes psicóticos activos ni núcleos delirantes evidenciables. Tampoco había mostrado déficit alguno en su inteligencia y estaba correctamente ubicado en el tiempo y en el espacio. Lo que sí surgía en esta pericia era su inmadurez e impulsividad, que sin embargo en ese momento, no significaban un riesgo ni para sí mismo ni para terceras personas. Los profesionales por último habían recomendado que Laurta hiciera un tratamiento psiquiátrico y psicológico bajo estricto control del tribunal correspondiente.
Sin dudas, y como puede ocurrir en tantos otros femicidios, la complejidad de los casos deben ser analizados cuidadosamente. Sabido es, que muchas potenciales conductas “pasan al acto” a partir de estímulos externos, que en este caso podrían rastrearse en la militancia del imputado en “varones unidos”, con la influencia de discursos de odio que pueden detonar o predisponer a cometer locuras fatales que justifican discursivamente como por ejemplo cuando hace algunos días dijo “todo fue por justicia”.
Más allá de estas apreciaciones, queda claro que Laurta será condenado en Entre Ríos y en Córdoba y recibirá las máximas condenas que eventualmente se podrían unificar. Dicho de otro modo, será condenado con Dos Perpetuas.
50 años después
Lamentablemente las vergüenzas del Poder Judicial argentino se pueden contar de a montones. Desde cuestiones simples como el ingreso laboral de familiares y acomodados que engordan a “la Sagrada Familia”, hasta el armado de causas judiciales para perseguir y condenar a inocentes, o por el contrario, “la tradicional vista gorda, el cajoneo y una infinidad de prescripciones” para salvar a delincuentes de “guantes blancos” y garantizarles impunidad. Por supuesto cada quien tendrá su propia opinión sobre el funcionamiento histórico y actual de este Poder que de “tercero y más chico” no tiene nada. Como si fuera poco, continúa siendo inmune a los cambios estructurales, con muchos jueces y funcionarios enquistados por años y años, y tribunales inaccesibles o muy lejanos para la gran mayoría de los ciudadanos. De hecho, la actual cabeza de este Poder, más que una Corte Suprema se parece a una corte monárquica de la época de oro de los reyes europeos. Por eso no sorprende que la mora en muchas investigaciones sensibles sea habitual, a pesar del denodado esfuerzo de algunos fiscales y jueces que son las honrosas excepciones que sostienen la “parte Buena”.
Hace un par de semanas, la Justicia Federal de Río Cuarto finalmente elevó a juicio la Causa Gutierrez por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura, pero también con anterioridad al golpe del 24 de marzo de 1976, cuando en el país y en Córdoba ya actuaban la AAA y el Comando Libertadores, con secuestros, torturas, violaciones, robos, crímenes y desapariciones de personas, en lo que fue un plan de exterminio de opositores políticos, planificado y ejecutado también con la complicidad de buena parte de La Justicia de aquel momento. Son hechos ocurridos en Río Cuarto y zonas aledañas, casi todos agrupados en esta Megacuasa del sur provincial. Hermes Vicente Gutierrez era un teniente coronel, jefe del distrito Río Cuarto y máximo responsable de la represión en toda esa zona hasta finales del año 76. Lamentablemente, ha fallecido uno de los principales acusados. Se trata del abominable abusador, golpeador y asesino Miguel Ángel “gato” Gómez del D2 de la policía, juzgado y condenado en juicios emblemáticos como el de la Perla y Campo de la Ribera. Las víctimas en Gutierrez fueron en su gran mayoría estudiantes, docentes y no docentes de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Entre los casos más conocidos están los de Gladys Comba, torturada y asesinada, Gabriel Braunstein Maiden, quien continúa desaparecido, y el de los profesores Ernesto Silver (asesinado) y Juana Chessa (sobreviviente). De acuerdo al auto de elevación, se trata de 62 hechos, con 37 acusados iniciales de los que quedan 21 y con alrededor de 70 víctimas.
Es verdad que el Indulto frenó la instrucción de las causas y que posteriormente surgieron otros contratiempos como la pandemia. La esperanza es que el juicio de la Causa Gutierrez, tan necesario para cerrar viejas heridas provocadas por el Terrorismo de Estado en Río Cuarto, se haga finalmente el próximo año… ¡Basta de demoras!, ¡Ya pasaron casi 50 años!