Los libertarios dieron el golpe en Córdoba y derrotaron por un amplio margen al oficialismo local en las elecciones de este domingo, defendiendo uno de los bastiones que fueron clave para la victoria de Javier Milei en 2023. En tercer lugar se ubicó la fuerza de Natalia de la Sota, quien había rotó con el gobernador Martín Llaryora para encabezar una candidatura propia.
La Libertad Avanza (LLA) se impuso con el 42,3% de los votos por sobre La Libertad Avanza, que consiguió el 28,2%. Tercero en el podio quedó Defendamos Córdoba, de De la Sota, con 8,7%, mientras que la cuarta ubicación le correspondió a Fuerza Patria, cuya performance arañó los 5%.
El distrito mediterráneo puso en juego las nueve bancas de Diputados correspondientes al período 2021-2025. Cabe recordar que en las anteriores elecciones legislativas, el hoy extinto Juntos por el Cambio (JxC) había salido primero (54%), seguido por el oficialismo local (25%) y por el Frente de Todos (10%).
Triunfo libertario en Córdoba
Tal como se esperaba, la disputa en territorio cordobés fue una de las más agitadas de la jornada. En un escenario de hiperfragmentación, la mayoría de las fuerzas sufrieron fugas y fracturas, lo que configuró una pulseada con una oferta de 18 listas en carrera. Curiosamente, LLA no padeció la ruptura como sí ocurrió en otras latitudes y se constituyó sin mayores sobresaltos.
Su candidato fue Gonzalo Roca, quien contó con la bendición de la Casa Rosada. De hecho, el propio Javier Milei viajó en dos ocasiones a la provincia para apuntalar al postulante. La última fue durante la semana final de campaña, una muestra cabal de la importancia de la pulseada local para el oficialismo libertario.
Roca también fue anfitrión de otros desembarcos nacionales. Patricia Bullrich, Luis Caputo y Luis Petri son algunas de las figuras de LLA que se mostraron con él en la última recta.
Conocida la derrota, Schiaretti habló en el bunker y felicitó a Roca por el triunfo, al tiempo que «agradeció a los cordobeses que nos permitieron sumar un diputado más en relación a los dos que poníamos en juego».
«Es importante que el bloque que representa a Provincias Unidas de Córdoba pasa a tener seis miembros, lo que es importante debido a las atomización política que hay en el país», sostuvo.
El «gringo», además, sacó pecho porque «Provincias Unidas es el tercer partido político del a Argentina. Vamos a conformar un bloque en diputados y senadores que va a ser el bloque del interior de la Patria».
Para el gobernador Martín Llaryora se trató de su primer plebiscito al frente del Ejecutivo, ya que asumió en 2023. Su apuesta fue por Juan Schiaretti al tope de la boleta, una postulación de peso con el objetivo de contener la ola violeta. En el balotaje frente a Sergio Massa, Milei cosechó más del 74% de los votos presidenciales. Con ese antecedente sobre la mesa, el tres veces gobernador decidió bajar al barro y jugar para intentar blindar el pago chico.
Para completar la propuesta, el «cordobesismo» inauguró el sello Provincias Unidas, que comparte con los mandatarios Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Ignacio Torres (Chubut), Gustavo Valdés (Corrientes), Carlos Sadir (Jujuy) y Claudio Vidal (Santa Cruz).
Schiaretti Llaryora

Juan Schiaretti y Martín Llaryora.
Sin embargo, la piedra en el zapato fue la candidatura de Natalia de la Sota. De la Sota decidió abrirse de sus antiguos compañeros y buscar la reelección con escudería propia: Defendamos Córdoba. Con fuertes críticas al Presidente, la legisladora del bloque Encuentro Federal sacó chapa por su currículum como opositora al Gobierno nacional y le enrostró a Llaryora haber colaborado con iniciativas como la ley Bases.
Mal no le fue: logró ser reelecta y mantendrá su banca. La aventura en solitario de la dirigente podría ser la piedra angular de algo más grande con otros sectores del PJ nacional, que siempre buscan aliados en tierras cordobesas ante la indiferencia del justicialismo cordobés, reactivo a todo lo que tenga tufillo a kirchnerismo.
Los antiguos componentes de JxC, en tanto, no pudieron reeditar la vieja unidad y vieron volar por los aires aquel artefacto que llevó a la presidencia a Mauricio Macri con una tsunami de votos mediterráneos. Hoy, luego de duras rencillas internas, sus principales partidos compitieron por separado. Así, la Unión Cívica Radical (UCR) jugó con la candidatura de Ramón Mestre, quien envió al destierro a Rodrigo De Loredo, con intervención judicial.
Lo propio ocurrió con el PRO, comandado allí por el diputado Oscar Agost Carreño, integrante del bloque federal y antagonista de Macri, quien los desconoce como titular de los amarillos en ese distrito. De hecho, en la antesala de los comicios, el partido había salido a despegarse de la postulación de Agost Carreño. «Desde el PRO queremos aclarar que la candidatura de Oscar Agost Carreño a diputado nacional por la provincia de Córdoba NO cuenta con el respaldo de nuestro partido», publicaron en sus redes sociales.
Aclararon, además, que «Agost Carreño fue expulsado del PRO y no representa los valores, ni los principios, y tampoco la identidad de nuestro espacio». Esa guerra intestina dejó sin alianza a la marca en la segunda provincia más importante del país.





