Por Flavia Tomaello, https://flaviatomaello.blog/, Instagram @flavia.tomaello
En Uruguay, el fuego se honra. Hay un instante sagrado, cuando la primera chispa toca la leña seca y el aire se impregna de ese aroma a campo, a madera, a espera. En torno a esa llama se reúne una de las tradiciones más profundas del país: el asado. Más que una comida, es un ritual, un idioma común que traduce amistad, pausa y pertenencia.
En Montevideo, una experiencia busca enseñar ese arte ancestral desde su raíz: “Make Your Asado”, una propuesta que invita a viajeros y locales a vivir, entender y saborear la esencia del Uruguay más genuino.
Aquí no se trata solo de aprender a cocinar carne. Se trata de descubrir una manera de vivir, una filosofía del encuentro que se transmite de generación en generación.Una ceremonia alrededor del fuego
La jornada comienza despacio, con mate y bizcochos, como dicta la costumbre. No hay apuro: el asado es tiempo que se saborea desde antes del primer bocado.
El anfitrión, un asador uruguayo experimentado, guía a los participantes por cada paso del proceso: la elección de la leña, el encendido paciente del fuego, la creación de brasas intensas que no se apagan sino que se doman.
A diferencia de otros países del Río de la Plata, el asado uruguayo no se hace con carbón, sino con leña de monte. Ese detalle, casi poético, cambia todo: el aroma, el sabor, la textura. Cada brasa lleva en sí la memoria del paisaje.
La experiencia propone un aprendizaje que es, al mismo tiempo, una celebración. Los visitantes observan cómo la parrilla se convierte en altar, donde los cortes de carne —tira, vacío, colita de cuadril— se disponen como ofrendas. El asador lee las brasas como si fueran palabras; sabe cuándo agregar más fuego, cuándo esperar, cuándo girar la carne para alcanzar el punto justo, ese equilibrio entre jugosidad y dorado que define la perfección.El sabor del tiempo
El asado no se apura. Se escucha, se mira, se siente. Mientras el fuego trabaja, la cocina paralela se llena de manos que preparan los acompañamientos típicos: chimichurri casero, con perejil, orégano y aceite de oliva; verduras asadas —morrón con huevo, cebolla, tomate— que aportan color y frescura; panes saborizados que recogen los jugos del asado y completan la escena con su aroma tentador.
Cada gesto tiene su razón de ser. La sal se agrega con respeto, las hierbas se eligen con cuidado. El chorizo al paninaugura el banquete y marca el paso del aprendizaje a la celebración.
Y, como en toda ceremonia uruguaya, el asado se comparte. No hay espectadores: todos participan, preguntan, prueban, brindan. El fuego se convierte en un punto de encuentro entre desconocidos que, al final del día, se tratan como viejos amigos.El vino como compañero de fuego
La experiencia está acompañada por una degustación guiada de vinos uruguayos, muchas veces en alianza con Bodega Fallabrino, que aporta una curaduría de etiquetas locales pensadas para realzar cada sabor.
El Tannat, uva insignia del país, es el protagonista: sus taninos robustos y notas de frutas negras acompañan a la carne con carácter. Pero también se exploran otros varietales: Merlot, Syrah, Cabernet Sauvignon o Pinot Noir, todos con la elegancia de los vinos nacidos entre brisas atlánticas y suelos de piedra.
El maridaje es parte del aprendizaje. Se enseña a reconocer cómo el vino redondea el sabor del asado, cómo las brasas y los taninos dialogan en un mismo lenguaje: el del equilibrio.De la parrilla al alma
Cada participante se lleva más que recetas o técnicas: se lleva una historia.
Porque el asado es eso: una narrativa viva. Habla del campo uruguayo, de la generosidad del tiempo, del valor de compartir. Es una práctica que, en cada hogar, se repite como un rito doméstico y colectivo, siempre con la misma emoción del primer fuego.
Al final, cuando la carne se sirve y los platos se llenan, el asador invita a brindar. El humo asciende lentamente y el aire se impregna de madera y vino. Las risas se mezclan con el crepitar del fuego. La experiencia se vuelve recuerdo, y el recuerdo, identidad.
El almuerzo concluye con un postre clásico: Martín Fierro, queso y dulce de membrillo, símbolo del equilibrio entre lo salado y lo dulce, lo simple y lo esencial.
A veces, también hay tortas fritas recién hechas, doradas y suaves, acompañadas de un nuevo mate, como si el día cerrara con el mismo gesto con que empezó: el de compartir.El arte de enseñar lo que se ama
“Make Your Asado” es más que una masterclass. Es una inmersión cultural, una invitación a entender Uruguay desde su mesa.
Organizada por Dcom Travel junto con Bodega Fallabrino, esta experiencia recupera el valor del aprendizaje artesanal, el contacto humano y el respeto por los tiempos naturales.
No hay uniformes ni discursos ensayados. Solo un asador que enseña con las manos y el corazón, y un grupo de curiosos que descubren que el fuego puede ser una forma de conversación.
El entorno acompaña: campos abiertos, cielo inmenso, aire limpio y esa sensación de que el tiempo se ha suspendido. Cada visitante se convierte, por un rato, en parte de una historia que empezó hace siglos y que sigue viva en cada parrilla del país.El ritual del fuego, la mesa y la amistad
Aprender a hacer un asado uruguayo es, en el fondo, aprender a mirar la vida con otros ojos.
Porque en esa lentitud que exige la leña, en la atención que requiere cada corte, en el brindis compartido con vino Tannat, se esconde una sabiduría simple: la de disfrutar sin apuro, la de honrar lo cotidiano, la de celebrar la compañía.
Cuando el fuego se apaga y solo quedan brasas tibias, los visitantes comprenden que no acaban de asistir a una clase, sino a una ceremonia. Una donde el maestro no es solo el asador, sino el fuego mismo.
Y así, entre humo, risas y vino, Montevideo revela su alma: hospitalaria, discreta y profundamente humana.
Una ciudad que enseña, a través de su más antigua tradición, que el verdadero lujo es tener tiempo para compartirlo.
Por Montevideo te movés fácil: Uber es un recurso simple y conocido, los Taxis 1919 Celeritas te programan cualquier tramo, Transfer Traslados y Turismo Receptivo te pueden hacer un punta a punta de tu recorrido.
Para la ruta Buenos Aires–Montevideo, Buquebús opera con 25 frecuencias semanales, manteniendo salidas diarias y múltiples horarios por jornada.
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